domingo, 17 de octubre de 2010

La tragedia de la belleza


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Uno de los cuadros que ha adquirido más fama en estos últimos años, es la obra titulada “Ofelia”, realizada en 1852 por el inglés John Everett Millais y expuesto actualmente en la Tate Gallery de Londres.

John Everett Millais Millais refleja en la obra el instante en el que el cuerpo de la enigmática Ofelia, ex amante de Hamlet, perturbada al verse abandonada por el príncipe danés, se abandona entre las aguas y muere ahogada. En realidad, la muerte no sucede en escena, sino que es narrado en la obra Shakespeare por Gertrudis, madre de Hamlet, quien explica como Ofelia, mientras recogía flores cerca de un arroyo, cae involuntariamente al agua y, en su locura, se deja arrastrar por la corriente:

…Llegada que fue, se quitó la guirnalda y queriendo subir a suspenderla de los pendientes ramos, se tronchó un vástago envidioso, y caen al torrente fatal ella y todos sus adornos rústicos. Las ropas huecas y extendidas la llevaron un rato sobre las aguas, semejante a una sirena, y en tanto iba cantando pedazos de tonadas antiguas, como ignorante de su desgracia, o como criada y nacida en aquel elemento. Pero no era posible que así durase por mucho tiempo. Las vestiduras, pesadas ya con el agua que absorbían, arrebataron a la infeliz y la muerte interrumpió su canto dulcísimo."John Everett Millais, Ofelia 2

John E. Millais, inspirado en la infortunada y misteriosa Ofelia shakespeariana, realizó una espléndida obra simbólica en un entorno frondoso y colorista, que responde a un paisaje real del río Hogsmill, afluente del Támesis, en un remanso cerca de Ewell.

El hermoso rostro de Ofelia sobresale del agua mostrando sus labios entreabiertos y ojos inanimados, rodeado por su largo cabello rojizo. Las manos emergen en aptitud de ofrenda, mientras la parte inferior del cuerpo se encuentra ya sumergido, salvo algunos de los pliegues ligeros del vestido. Una gran variedad de flores se hallan a su alrededor. Son las flores que Ofelia había recogido, y tanto Shakespeare en la obra como Millais en la pintura, las utilizan simbólicamente: flotan amapolas, símbolo de la muerte; pensamientos, que personifican el amor no correspondido; en su cuello, violetas, que son imagen de una prematura muerte y símbolo de la desesperanza. También se distinguen margaritas, narcisos, lirios, nomeolvides, … Todas con el objeto de interpretar los sentimientos, defectos y virtudes de Ofelia y su amado el príncipe Hamlet.



Elisabeth Eleanor Siddal fue la modelo de esta espléndida obra. Descubierta cuando tenía 20 años por el pintor Walter Deverell mientras trabajaba como de modista de sombreros en Londres, Elisabeth fue modelo de Deverell y, a través de él, de los principales representantes de la “Hermandad Prerrafaelista”.

A mediados del siglo XIX, se creó en Londres dicha asociación formada por pintores, poetas y críticos, que encabezaban John Everett Millais, Dante Gabriel Rossetti y Willian Holman Hunt. Rechazaban el arte académico dominante en la Inglaterra del siglo XIX, ya que, para ellos, la pintura académica reinante no hacía sino perpetuar el manierismo de la pintura italiana posterior a Rafael y Miguel Ángel, con hechuras elegantes pero vacías y faltas de sinceridad. Por esa razón, propugnaban la vuelta al minucioso detallismo y a los colores luminosos de los primitivos italianos y flamencos anteriores a Rafael (de ahí el nombre de prerrafaelistas), a los que consideraban pintores más auténticos.

Elizabeth Siddal posó para los principales prerrafaelistas, pero en especial para Dante Gabriel Rossetti, también poeta, que la hizo su esposa y trató de evitar que ella modelara para los demás. William Michael Rossetti, hermano del anterior, escritor, crítico y también miembro fundador de la Hermandad, describió así a la modelo:

“Una de las criaturas más bellas, con un aire entre dignidad y dulzura con algo que excedía la modestia y la autoestima y poseía una desdeñosa reserva; alta, finamente formada con un cuello suave y regular, con algunas características poco comunes, ojos verde-azulados y poco brillantes, grandes y perfectos párpados, una tez brillante y un espléndido, grueso y abundante cabello oro-cobrizo."

Sin embargo, el cuadro más célebre que protagoniza Elizabeth es “Ofelia”, pintado, como hemos señalado, por otro prerrafaelista: John Everett Millais. No es solo la obra suya más conocida y famosa, sino que, posiblemente, durante su confección ocurriera el suceso que influyó poderosamente en la salud de la modelo y que, finalmente, la llevó a la muerte. De esta manera, se cruzó la tragedia de Ofelia, con la belleza de Elizabeth.

La pintura se realizó en interminables sesiones, en las que Elisabeth posó sumergida con un vestido antiguo en una bañera durante el invierno de 1852. Para entibiar el agua, el pintor colocaba gran cantidad de velas bajo la bañera, hasta que en una de aquellas sesiones, la concentración de Millais en su trabajo le impidió darse cuenta de que algunas de las velas se consumieron enfriando lentamente el agua, sin que la modelo se quejara por ello. Desde aquel día, Elizabeth Siddal estuvo durante varios días gravemente enferma, padeciendo posteriormente frecuentes problemas de salud.

ROSSETTI

A partir de aquél suceso, no volvió a pintar para Millais. Su débil salud, la tormentosa relación con Rossetti y el “trastorno del ánimo” (depresión), que padecía según relatan algunos biógrafos, la habrían inducido a ser consumidora habitual y en exceso de laúdano, un compuesto alcohólico de opio, que reducía los dolores y se utilizaba también como relajante, ansiolítico, además de resultar un tratamiento eficaz para los síntomas de la tuberculosis.

Su fallecimiento a los 32 años, calificado como “muerte accidental, suele atribuirse a una sobredosis de laúdano. Esta hipótesis del suicidio de la bella Elisabeth, no cabe duda que la une e identifica eterna y poéticamente con la tragedia de Ofelia, a la que sirvió de modelo en el instante de su muerte y que, posiblemente, enfermó mortalmente representando la escena.

El sueño de Dante a la muerte de su amada

A pesar de la turbulenta relación que unía a Elizabeth y Rossetti, éste no dejó pintarla tras su muerte. Es más, Rossetti enterró sus poemas de amor en el ataúd, bajo la cabeza de su amada. Después de siete años y a instancia de sus amigos, aceptó desenterrar a su esposa para rescatar y posteriormente publicar aquellos primeros poemas inspirados en ella.

La leyenda cuenta que el cadáver de Elizabeth Siddall, a pesar de los años, mantenía su belleza y que el largo, rojo y ondulado cabello, que tanto había fascinado a Rossetti y a los demás prerrafaelistas, seguía brillante y había crecido hasta inundar el ataúd.



Escena de la serie de TV “Románticos Desesperados” (Desperate Romantics), producida por la BBC en 2009, correspondiente al trascendente momento en el que Elizabeth Siddall posa en la bañera como Ofelia, para John Everett Millais.


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Ofelia. John Everett Millais, 1851-52.
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John Everett Millais, por Georges F. Watts.
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Ofelia (fragmento).
- VIDEO:
You tube - marisayutub. Música: Lesiem - Justitia.
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Venus Verticordia (trasformadora de corazones). Dante Rossetti.
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Dante Rossetti: Autorretrato (1847); Williams H. Hunt (1853); George F. Watts (1875).
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El sueño de Dante por la muerte de su amada. Dante Rossetti.
- VIDEO:
You Tube - kynnusk. Serie TV BBC.


lunes, 4 de octubre de 2010

La tradicional fiesta leonesa: San Froilán


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El 5 de octubre del año 905 muere en la ciudad de León el obispo Froilán. Después de 1105 años del suceso, se sigue recordando y celebrando su paso e impronta en esta ciudad y en el reino leonés, fiesta que, cada año que trascurre, se vuelve más popular.

Nace Froilán, según las crónicas, en los arrabales de la localidad Lugo en el año 833, en el lugar denominado Regueiro dos Hortos, espacio a extramuros de la ciudad ubicado entre la Puerta Miñá y la Puerta del Postigo de la muralla romana, muy cerca de la vieja Catedral en la que, de acuerdo con la tradición, fue bautizado por “padres nobles y piadosos”, que le imponen por nombre Froilán, nombre de origen germano cuya raíz original significa “señor”.

Por ese lugar, que ve nacer y crecer a Froilán, la capital lucense se abre al oeste por la antigua calzada romana XIX del Itinerario de Antonino que, tras vadear el poderoso Miño, lleva a los viajeros hasta la tumba de Santiago, descubierta en el 813. Pero también era conocido que algunos peregrinos viajaban hasta la costa, hasta el mar, hasta Iria Flavia, mucho antes de la aparición del sepulcro del Apóstol. Caminaban al "encuentro" del Sol poniente, a los confines del mundo, a los acantilados atlánticos, donde, aún hoy, persiste una atmósfera atemporal.

Posiblemente Froilán los vio pasar y habló con ellos, descubriendo que su peregrinaje pretendía la búsqueda del aprendizaje de las bases y fundamentos del conocimiento humano, y que seguían aquella ruta atávica marcada desde la noche de los tiempos. Aquella ruta se mantuvo imperturbable a pesar de las invasiones, al poder y la fuerza de nuevas culturas y a la intolerancia de las distintas religiones imperantes a lo largo de los siglos.

Puente

Sobre aquel lugar del camino, Froilán vivirá sus primeros años; pero no serán aquellos peregrinos quienes influirán en el ánimo del joven, será la influencia de la cercana Catedral, la que intervendrá en su educación y formación gracias a la escuela que los canónigos mantenían en el templo. Sin embargo, no hay que olvidar la existencia de cronistas que aseguran que fue educado por su madre, elevada posteriormente a los altares (Santa Froila), dedicándose desde muy temprana edad al estudio de los asuntos sagrados. Según atestiguan, ya desde niño, “gustaba de amor al retiro, soledad y oración”. Hay también quién afirma que, “su cultura, litúrgica y patrística, que era mucha, la adquirió por su cuenta”.

Eran tiempos de reformas. Alfonso II, desde su sede regia instalada en Oviedo, restauraba en su corte la tradición visigótica. Asimismo, el propio monarca, junto con nobles y obispos, promovían vivamente la renovación monástica del nuevo reino que había quedado asolada por la invasión islámica. Froilán que, según se cuenta en aquellos años, “temía a Dios y elevaba su corazón a las regiones altas para contemplar al Señor; miraba siempre para las cosas humildes y, lleno de fe y de buenas obras, andaba por los caminos de la virtud, como buen negociante de los caminos de Dios”, se imbuye en esa nueva corriente y con 18 años abandona padres, casa y ciudad, para dirigirse al corazón del Reino, a las montañas leonesas, con el fin de vivir en soledad, pero también de predicar a las gentes: “de su boca emanaban las maravillas del Señor”.

ermitas

Su primer retiro será en la conocida Gruta de Ruitelán, al oeste de la provincia, en la zona de Valcárcel. De allí se traslada a las montañas del Curueño, donde coincide con Atilano, presbítero aragonés, decidiendo ambos proseguir su vida ermitaña en la Gruta de Valdorria. La fama de hombres santos, llega hasta el obispo de León que les pide que funden un monasterio bajo la Regla de San Benito; el lugar escogido será Valdecésar.

Tras la Batalla de la Polvorosa en el 878, que condena a los musulmanes al sur del Duero y devuelve la tranquilidad y seguridad a las riberas del Esla y Órbigo, Alfonso III hace llamar a Froilán para que contribuya en la repoblación y cristianización de la zona. Froilán fundará el Monasterio de Tábara, que será uno de los más importantes monasterios benedictinos de la Edad Media, especialmente famoso por su scriptorium y sus admirados beatos: Morgan, Tábara y Gerona.

En el año 900 fallece el Obispo Vicente de León y monarca y pueblo leonés coinciden en solicitar a Froilán que ocupe la Diócesis de la capital de Reino. Froilán será ordenado sacerdote y consagrado obispo de León el día de Pentecostés del año 900.

Durante su larga vida como eremita, evangelizador, fundador y obispo en tierras del Reino de León, no hay constancia de su regreso a Lugo. Sin embargo, el nacimiento de Froilán en la ciudad gallega, hará que, con el tiempo y el prestigio del Santo, las autoridades lucenses promocionen y divulguen entre el pueblo su devoción. El fervor popular, conducirá a la Diócesis de Lugo 900 años después de su muerte, en 1.605, a declararle Patrón de la ciudad. En 1.614, tras la petición del Ayuntamiento de Lugo, se enviarán desde León a la ciudad gallega algunas reliquias del Santo Patrón, para su exposición y adoración por los lucenses.

020 Catedral de Leon

Pero es León donde realmente se conmemora la festividad de San Froilán. Desde hace siglos se celebra la que es, sin duda, la más importante de las romerías de la provincia que el Santo "comparte" con la fiesta de La Virgen del Camino, y que es conocida como la "La Romería de San Froilán" : 5 de octubre de cada año.

¿Porqué esta celebración conjunta? Julio de Prado cree que el motivo fueron las epidemias, calamidades y las brutales sequías que se produjeron durante los ss. XVI y XVII, originando rogativas y procesiones conjuntas de La Virgen del Camino y el Arca de las Reliquias de San Froilán. El sacerdote leonés José Díez Monar dedica este romance a la Romería de San Froilán:

"... El día de San Froilán
tiene especial atractivo

para que todo León,

sea romero o peregrino

por lo mucho que se quiere
a la Virgen del Camino ..."


La gran afluencia de fieles a la famosa Romería procedentes de todos los pueblos leoneses, pero también de otras provincias, sobre todo desde Asturias, hizo que la fiesta religiosa sea también una fiesta de convivencia, que se acompañaba con tradicionales comidas-meriendas, principalmente de tortilla que se regada con abundante vino de la tierra, degustándose en grupos de parientes, amigos o vecinos en la explanada del Santuario de la Virgen. Templo (desde marzo de 2009, Basílica), que a lo largo de siglo y medio ha sufrido profundas trasformaciones. La música y los bailes de la región leonesa no podían faltar en la Romería: dulzaina, tamboril, gaita y cantos autóctonos de los distintos pueblos de la provincia, amenizaban aquellas horas de asueto tras los actos religiosos.

Virge Camino

Pasando el tiempo, surgen nuevas tradiciones como el "desfile de carros". Al mencionado "carro de la Virgen" que se trasladaba desde la ciudad de León al Santuario (6 km.), se le unieron los carros de los pueblos de los alrededores, que se engalanaban extraordinariamente para rivalizar entre ellos en colorido y originalidad.

En la actualidad los "carros" ya no se acercan al Santuario de la Virgen del Camino y, únicamente, desfilan por la ciudad, que cada vez va tomando más protagonismo en la Romería, programándose más actividades lúdicas: exposiciones de artesanía, mercados, festival de órgano, teatro, corros de lucha leonesa, concentración de pendones, la pugna dialéctica del Foro u Oferta y las Cantaderas (tradiciones de las que hablaremos en otra entrada), etc.

El fervor popular por aquel obispo y Santo leonés de hace más de 1000 años ha perdido fuerza. Sin embargo, San Froilán está presente estos días en las calles leonesas, si bien su fiesta ha tomado otro cariz, convirtiéndose en una festividad en la que se recuerda al Santo a través de espectáculos y "puchero": rosquillas, chorizo, avellanas, picadillo y la espectacular morcilla leonesa, pleitean con las celebraciones religiosas.

"Froilán fue flor en Lugo;
en el monte árbol santo;

de apóstol y de pastor
en León tuvo el lauro.

Hermoso farol, bello luminar,

tu luz singular afrenta es del sol.

Repita el clarín, publique la voz,

que al son de Froilán, festeja León".



- Puerta lateral del Santuario de la Virgen del Camino. Obra de José María Subirach.
- Monumento en Regueiro dos Hortos (Lugo).
- Lugo. Puente sobre el Miño en la antigua carretera a Santiago.
- Impronta sigilar del sudario de San Froilán del obispo de León J. Albertino que autentificaba los restos del Santo, s, XII. Catedral de Sta. María de León. (Fotografía de la exposición "San Froilán y su tiempo", 2005).
- Ermitas sobre las cuevas de Ruitelán y Valdorria (León).
- Imagen de San Froilán, obra del platero Rebollo, s, XVIII. Catedral de Sta. María de León.
(Fotografía de la exposición "San Froilán y su tiempo", 2005).
- Beato Morgan (Nueva York). Origen Monasterio de Tábara.
- Arca de madera y plata. Contiene los restos de San Froilán. Altar Mayor Catedral de Sta. María, León.
- Distintas etapas del Santuario de la Virgen del Camino (León).
- VIDEO: You-Tube. Teijeiro: MILLADOIRO,
"O bruxo da montaña".
- Morcilla tradicional leonesa.
- Romances: José Díaz Monar y Julio de Prado Reyero.
- Para conocer más:
"Siguiendo las Huellas de San Froilán" , Julio de Prado. Edit. S. Esteban, 1994. Salamanca.