sábado, 14 de marzo de 2020

Idus de Marzo

Según la tradición romana fue Rómulo el creador del sistema de calendario que constó en su inicio de 10 meses, seis de ellos de 30 días y cuatro de 31, haciendo que el año comenzase el 1 de marzo. Fue el rey Numa Pompilio el que añadió 2 meses más, que supuso redistribuir los días entre los meses de la siguiente manera: todos los meses de 29 días, febrero de 28 y marzo, mayo, julio y octubre de 31 días (utilizando la terminología mensual actual). 

Aunque resultaba algo más complejo, la estructura y división de los meses se organizaba en tres tipos de días: las Calendas, las Nonas y los Idus, que correspondían a los periodos de la luna nueva, al cuarto creciente y a la luna llena, respectivamente. De esta manera, la distribución de los tipos variaba todos los meses (ver imagen distribución calendario anual: https://www.imperivm.org/el-calendario-romano-el-fasti/)
 
En la antigüedad los idus eran días de buenos augurios. Se celebraban los días 13 de cada mes, con excepción de marzo, mayo, julio y octubre que se celebraban el día 15. La importancia y el interés por los Idus de marzo, reside en que en el mundo romano se celebraba el mes de marzo como el inicio del año nuevo, pero, sobre todo, porque fue la fecha en la en el 44 a.C. murió asesinado aq los 56 años uno de los hombres más populares e importantes de la Historia: Cayo Julio César, el hombre que pudo reinar en Roma y cuya muerte desencadenó una serie de sucesos que trasformaron para siempre el futuro del mundo conocido.

Julio César es el único hombre de la antigüedad que sigue incrustado en nuestra manera de pensar, hablar o actuar. Y es que César es el primer publicista con sus frases universales, el primero que incorpora su imagen en las monedas, el que origina el nombre las distintas dinastías dirigentes: Emperador, Káiser, Zar … Pero también responsable en la reforma del calendario acomodándolo al año solar, formando su nombre parte del nombre de uno de sus meses, también la denominación de la forma de nacer mediante “cesárea”, la organización de bibliotecas, etc. Pudieron asesinarlo, pero no hacerle desaparecer de la historia de del mundo.


El suceso se produjo en el fondo de la parte central de la llamada Curia de Pompeyo (Curia Pompeia), edificio que formaba parte del gran recinto conocido como Teatro de Pompeyo, complejo construido por el que fue gran rival de César, Cneo Pompeyo Magno en el año 55 aC., para celebrar sus éxitos militares (http://www.todossc.es/visitas/TeatrodePompeyo). 

El enorme edificio situado en el Campo de Marte, contaba con el primer teatro permanente de Roma, pero también con tiendas, lujosos pórticos, jardines, un templo dedicado a Venus y edificios para servicios, como la Curia, que serviría provisionalmente para las reuniones del Senado, hasta la finalización de las obras de la futura Curia Julia del Foro.


Hoy solo quedan restos de la parte trasera oeste del enorme complejo, que se conoce como Área Sacra di largo di Torre Argentina, en pleno centro de Roma. Allí se pueden apreciar claramente los restos de los cuatro templos que se encontraban tras el edificio de la Curia, todos construidos en periodo republicano del I al IV siglo a.C.: Templo de Juturna (A – s.III), Templo de Aedes Fortunae (B – s. I) (redondo), Templo de Feronia(C – s. IV) y Templo de Lares Permanini (D – s. II).

 
El inmenso edificio del Teatro de Pompeyo queda bajo la ciudad actual, pero detrás de las estructuras de los templos señalados, se observan los escasos restos del edificio de la Curia, lugar que fue descubierto y señalado recientemente por investigadores españoles del CSIC, y que marca el lugar exacto donde fue asesinado Julio César (https://www.csic.es/es/actualidad-del-csic/investigadores-del-csic-hallan-el-lugar-exacto-donde-fue-apunalado-julio-cesar).


Cuando César entró en la Curia hacia el mediodía de aquel 15 de marzo fue rodeado por los conjurados. Tulio Cimber, uno de ellos, se acercó a él pidiéndole clemencia para un hermano suyo condenado a destierro. César niega el perdón, pero Tulio le retiene sujetándole por la toga siendo ésta, al parecer, la señal para alzar puñales y espadas. De inmediato Casio le apuñaló por la espalda y, a pesar de la sorpresa, César tuvo arrestos para sujetar su mano mientras le increpaba. Seguidamente otra daga le atravesó el costado y Décimo Bruto le hirió en la ingle. En unos segundos, le asestaron 23 puñaladas.
 
 
Cuenta la tradición que cuando Julio César vio a Bruto con el arma en la mano, quedó tan sorprendido que dejó de defenderse y le dijo: Et tu, Brute (Tú también, Bruto?) Dejó de defenderse, se cubrió la cabeza con la toga y con la otra mano se envolvió las piernas y, ya agonizante, se derrumbó bajo los pies de la estatua de Pompeyo.

 
Conjurados y senadores abandonaron precipitadamente la Curia. Posteriormente todo resulto muy confuso. Los conjurados se dirigieron al Foro para proclamar públicamente la muerte del tirano y, posteriormente, con algunos partidarios más, dirigieron sus pasos al Capitolio, el sagrado monte donde se depositaban los símbolos del pueblo de Roma. Allí decidieron defender a los asesinos y legalizar su magnicidio, planeando arrojar el cadáver de Julio César al Tiber, como solía hacerse desde antiguo con los traidores y los peores criminales. Sin embargo, durante ese espacio de tiempo, el cadáver de César, abandonado en el suelo de la Curia, fue recogido por cuatro de sus esclavos y en una litera trasladado apresuradamente a la Domus Publica, al lado del Foro, que era habitualmente donde residia con su esposa Calpurnia al ser como Pontifex Máximus.


Ante los sucesos, Lépido, fiel partidario de César, que aturdido había presenciado el asesinato, se ocultó durante algunas horas temiendo una planificada represión por los conjurados. Más tarde y viendo que no existía un plan concebido contra los allegados a César, se reunió con las tropas que preparaba para ir a Galia e Hispania y ocupó esa misma noche el Campo de Marte, que en aquella época era todavía un espacio donde los jóvenes se ejercitaban y campamento provisional de las tropas de los generales que iban a celebrar un triunfo y que no podían atravesar las murallas servianas.

El resto de los seguidores de César también se recompusieron poco a poco de la sorpresa. Marco Antonio, que un primer momento se había escondido temeroso de los acontecimientos, decidió distribuir armas entre sus partidarios y se acercó a casa de César a visitar a su viuda Calpurnia. Con esta audaz operación se presentaba como su heredero político. Otra acción importante de Marco Antonio fue ocupar el Templo de Ops, diosa de la abundancia, donde se depositaba y custodiaba el tesoro de Roma y que se encontraba frente al templo de Júpiter Capitolino.


Las tropas de Lépido cercaron el Capitolio, que los asesinos habían hecho su cuartel general y que no supieron que acciones ni que decisiones tomar. Marco Antonio y Lépido dueños de la fuerza militar, convocaron al Senado en el Campo de Marte y allí se llegó a un acuerdo para no derramar más sangre y evitar una guerra civil: los conjurados quedarían impunes, pero se honraría la memoria y la obra de César.
 
Pero el testamento del general desbarató el acuerdo conseguido. César legaba una pequeña fortuna a cada vecino de Roma, trescientos sestercios, y cedía a la ciudad los jardines que poseía a la ribera del Tiber, en el Trastevere: César se descubría como un padre para los romanos y ellos no habían vengado su muerte.
 
El cuerpo de César, por instrucciones de Calpurnia, fue lavado, perfumado y amortajado y, una vez realizada la máscara mortuoria y cubierta su cabeza con un sudario blanco, fue revestido con la toga praetexta y colocado frente a las imágenes de sus antepasados, en el llamado lectus funebris, especie de diván que se situaba con los pies hacia la calle y donde amigos y clientes pasaron a rendirle honores durante 5 días. 

El lecho mortuorio se rodeó de flores, antorchas, velas y quemadores de perfumes, para amortiguar el olor de la muerte. Durante ese tiempo y siguiendo los rituales romanos para la clase poderosa, sería velado por parientes, mientras profesionales plañideras lloraban y cantaban los méritos del fallecido, mesándose los cabellos golpeándose el pecho mientras realizaban gritos lastimeros.
 
 
Cinco días después de su asesinato, concretamente el 20 de marzo, la comitiva fúnebre formada por magistrados, patricios, ciudadanos y veteranos militares llegó hasta el Foro, donde se agolpaba el pueblo, en su camino hacia el Campo de Marte lugar donde estaba prevista la incineración. El cadáver depositado sobre una angarilla de marfil, iba cubierto con la mortaja púrpura. En el Foro, el pueblo allí reunido escuchó el discurso fúnebre de Marco Antonio, que señaló a los asesinos como los hombres y traidores que habían jurado protegerlo, a la vez que mostraba entre sus manos a la muchedumbre el manto ensangrentado del difunto.


Comenzaron a oírse gritos de venganza y se desataron los ánimos. La decisión fue unánime, Julio César merecía el honor de ser incinerado en aquel lugar, en el Foro, en el propio corazón de Roma y no en el Campo de Marte, lugar a extramuros.

 Surgieron espontáneos que acumularon madera y muebles para improvisar una pira. Sobre ella colocaron la angarilla con el cadáver y le prendieron fuego con toda la madera que encontraron, desmontando bancos, tribunas, etc. Se formó una gran hoguera a la que la gente, según cuentan, arrojaba sus mantos, sus joyas y los veteranos de las legiones arrojaban sus armas. Tres días estuvo ardiendo la pira funeraria en el Foro y tres días duro la excitación de los ánimos entre los romanos. Las cenizas de César fueron colocadas finalmente en una urna, depositadas en un altar y adoradas como divinas día y noche. Según la leyenda fueron depositadas en un globo de oro que formaría parte del obelisco de la Colina Vaticana. Fue un duelo dilatado que dio tiempo a los asesinos a abandonar apresuradamente la ciudad.


“Depusieron los restos de César en el Foro, allí donde estaba la antigua Regia de los romanos y acomodaron encima mesas, asientos y cuantas cosas de madera había allí. Encendieron el fuego y todo el pueblo estuvo ante la pira funeraria durante la noche. En aquel lugar se erigió primero una columna y una ara; ahora allí está el templo del mismo César, en el cual es venerado como un Dios” (Apiano, s. II dC.).

En el lugar de la incineración se elevó por iniciativa del Senado una columna y un ara, hasta que en el año 29 aC., tras la batalla de Actium en la que fue derrotado Marco Antonio, el emperador Augusto erigió un templo a su “padre”, el “Templo del Divino Julio”, justo en el mismo lugar de la cremación, en el lado sudeste del Foro, donde se rendirá por tiempo culto a Julio César divinizado.
 

El templo se distinguía porque, en vez de una escalera frontal de acceso como era habitual, poseía dos escalinatas laterales bordeadas por un muro que cercaba el altar que señalaba el lugar de la espontánea incineración. Poseía una tribuna para los oradores, denominada Rostra del Divino Julio, que Augusto decoró con los mascarones de proa de las naves egipcias derrotadas en Actium.






Actualmente todavía se puede contemplar los restos del templo en el Foro. Solo existen algunos muros, su planta y parte del podio, ya que la mayoría de su estructura fue utilizada, curiosamente, para la construcción de la Basílica de San Pedro. Pero todavía se puede observar, el lugar, el altar que señala el punto exacto de la cremación. Aún hoy, como pudimos comprobar con emoción, se continúan realizando visitas y ofrendas sobre lo que queda del altar, y nunca faltan flores frescas en el mismo lugar de incineración.

Circulaba la leyenda de que la esfera de bronce que remataba el obelisco que se encuentra en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, contenía las cenizas de Julio César. El conocido obelisco fue erigido en el Foro Julio de la ciudad de Alejandría (Egipto) por indicación de Augusto. Trasladado por Calígula a Roma, se colocó en la espina del Circo Gaio y fue en ese momento cuando surgió la tradición de que las cenizas de Cesar se encontraban en la esfera.

La esfera de bronce con que fue rematado el obelisco se convirtió en la imaginación popular en el contenedor de las cenizas de Julio César. Quienes pasaban por la base del obelisco lo reverenciaban como cosa santa y se inclinaban ante aquello muy grande que custodiaba las alturas. En 1586 el papa Sixto V trasladó el obelisco frente a la Basílica de San Pedro y la esfera que lo coronaba fue sustituida por una cruz.








Se cuenta, que la esfera de bronce custodiada actualmente en los Museos Capitolinos desde su retirada y que hace unos años fue expuesta en Roma con ocasión de una muestra dedicada a Julio César, fue abierta a finales del s. XVI por Doménico Fontana, un arquitecto renacentista, comprobándose que estaba vacía.


                    Verde: Circo Vaticano o Gaio (Calígula)
                    Azul: Antigua Basilica de S. Pedro
                    Roja: Actual Basílica de San Pedro






Situación obelisco en Circo y durante primera Basílica.
                     
                                                                      
                                                                  

- Asesinato de César bajo la estatua de Pompeyo. E.H. Figer.    
- Calendario republicano romano.
- Busto de César de Arlés. Único realizado en vida.
- Teatro de Pompeyo. Recreación de Jean Claude Golvín.
- Teatro de Pompeyo
- Actualmente trasera Teatro de Pompeyo y Zona Sacra.
- Restos de la Curia de Pompeyo.
- César se dirige a la Curia en los Idus de marzo.
- Muerte de César. Karl Theodor.
- Asesinato de César. Jean León Gerome.
- Portalápices de César ...
- Vista aérea del lugar donde se encontraba la Curia de Pompeyo.
- Lépido.
- Marco Antonio.
- Cornelia.
- Turín. Máscara mortuoria de César?
- Discurso de Antonio en el funeral de César. Willians Holmes.
-Recreación de la cremación de César en el Foro. Jean Claude Golvin.
- Muerte de César. Guillaume Guillón.
- Reconstrucción Templo Divino Julio en el lugar de cremación.
- Templo Divino Julio actualidad (2 fotos)
- Ara del Templo del lugar cremación.
- Remate globo del obelisco del Vaticano. Museos Vaticanos.
- Grabado obelisco y primera Basílica.
- Idem.
- Circo, obelisco y Basílicas.
- Plaza del Vaticano. Centro el obelisco.