jueves, 2 de julio de 2009

Isabel de Portugal, la Emperatriz del clavel


Alonso de Santa Cruz en su Crónica del Emperador Carlos V, describe de esta manera a Isabel de Portugal, primera y única esposa del Emperador:

Era la Emperatriz blanca de rostro y de mirar honesto y de poca habla y baja, tenía los ojos grandes, la boca pequeña, la nariz aguileña, los pechos secos, de buenas manos, la garganta alta y hermosa, era de su condición mansa y retraída más de lo que era menester. Honesta, callada, grave, devota, discreta y no entrometida; y esto era en tanta manera que para sí aun no quería pedir nada al Emperador ni menos rogarle cosa por otros; de manera que podemos decir haber el Emperador hallado mujer á su condición.

Físicamente se la describe como alta, de cuerpo esbelto y caminar elegante. El cabello largo y castaño claro; ojos grandes y negros, dulces y lánguidos, labios delgados, la piel blanca como el alabastro, y manos finas con largos dedos. Por sus cualidades morales fue considerada como la mejor candidata para ser la esposa del Emperador Carlos, y por su belleza, como una de las mujeres más hermosas de la época.

Isabel de Avis y Trastámara, hija de Manuel I de Portugal y María de Castilla, abandona Lisboa el 30 de enero de 1526 con veintidós años de edad, para casarse con Carlos I de España, tras firmar en octubre de 1525 las oportunas capitulaciones matrimoniales en Torres Novas y Toledo.


En la frontera, a orillas del río Caya, cerca de la ciudad de Badajoz, esperaba la comitiva española que cubre todo el horizonte. Los nobles españoles designados acudieron con su propio séquito de lacayos y pajes, que destacaban por sus galas de llamativos colores distintivos de cada casa. Detrás, un imponente ejército formado para la ocasión, una impresionante demostración de poder preparada por el novio para impresionar a su bella y futura esposa, que en opinión de algunos, sería suficiente para emprender la conquista del reino vecino. Entre la fuerza armada, cien alabarderos a caballo que en lo sucesivo formarán la Guardia Imperial de la Emperatriz.


El cortejo imperial llegó a Sevilla el 3 de marzo de aquel 1526, lugar donde se iba a celebrar la boda. Carlos no llegaría hasta el día 10, siendo recibido por la impaciente novia en la escalinata principal de los Alcázares sevillanos.

Al verse por primera vez, debieron quedar tan impresionados uno de otro que decidieron casarse ese mismo día, sin aguardar más tiempo que el necesario para cambiarse de ropa. A las 12 de la noche, en una ceremonia discreta, casi privada, en presencia sólo de algunos Grandes y personalidades relevantes, Carlos e Isabel se casaron en la sala de la Media Naranja, hoy Salón de Embajadores del Alcázar sevillano.

La pareja disfrutó de la hermosa primavera sevillana, pero en el mes de mayo, cuando el calor comenzó a resultar molesto, se trasladaron a Granada, en donde continuaron su luna de miel entre los muros de la Alhambra.

El apasionado romance vivido entre el mágico entorno de las fuentes y jardines del palacio nazarí, fue motivo de inspiración para muchos de los poetas de la corte, que gozaban y obtenían de Isabel el beneficio y la protección de una reina enamorada, y profundamente aficionada a la poesía.

A pesar de las ausencias obligadas de Carlos, el matrimonio mostró en todo momento una excelente armonía a lo largo de los años. Isabel tuvo seis hijos (solo tres sobrevivieron), falleciendo en el parto del séptimo, en 1539, a los 36 años de edad en el Palacio de los condes de Fuensalida, en Toledo. Antes de su muerte y con la misma entereza que demostró a lo largo de su corta existencia, consiguió despedirse de su esposo e hijos y solicitó expresamente que no la embalsamaran.

Carlos no se volverá a casar. Desesperado, se encierra durante dos meses en el monasterio toledano de Santa María de la Silsa, mientras encarga el traslado del cuerpo de la Emperatriz a la Capilla Real de Granada (1) a uno de sus hombres de confianza y caballerizo mayor de la Emperatriz, Francisco de Borja, marqués de Lombay y duque de Gandía, del que se cuenta que estaba platónicamente enamorado de Isabel.

El 16 de mayo de 1539 en la Catedral de Granada, con objeto de cubrir las formalidades de la identificación, al abrir el féretro y retirar el velo que cubría la cara de la Emperatriz, se comprobó que el cuerpo se había descompuesto muy rápidamente y que los restos, ya putrefactos, eran casi irreconocibles. Se dice que Francisco de Borja quedó tan impresionado del aspecto de Isabel, que le hizo decir: “No puedo jurar que esta sea la Emperatriz, pero si juro que fue su cadáver el que aquí se puso", para añadir, "No volveré a servir a quien se pueda morir”. Con el tiempo y una vez viudo, ingresó en la Compañía de Jesús y acabó convertido en Santo.

Isabel de Portugal ha pasado a la Historia por su belleza, su matrimonio y su admiración por la poesía, pero también y a pesar de su juventud, por su sentido de Estado en las largas y continuas ausencias del Emperador, y por su entereza personal. Sin embargo, no resulta muy conocido el entrañable episodio ocurrido poco tiempo después de su boda.

Durante su estancia en el palacio granadino, en plena luna de miel, Carlos entregó a Isabel como promesa de amor el primer clavel, una flor importada de Oriente conocida como flor persa, inédita en España, y que entusiasmó y deleitó a la Emperatriz. Ante el hecho, el Emperador ordenó, como homenaje a su joven y amada esposa, la plantación de miles de claveles en los jardines de la Alhambra, que extendieron su olor por todos los rincones del extraordinario recinto.

Con el tiempo, el clavel, que fue denominado por los griegos “la flor del dios” o la “flor de flores”, y la “flor de Júpiter” por los romanos, se diseminó por toda la Península, sobre todo por el sur, donde actualmente es protagonista indiscutible de jardines, patios y balcones, pero también está presente en las fiestas, como adorno obligado del cabello de la mujer andaluza. Es la flor que mejor expresa la pasión y el carácter latino, resultando, sin duda, una de las imágenes incuestionables del flamenco.


Por su reciente cumpleaños ...


(1) Su primogénito Felipe II, trasladará el cuerpo al Escorial.
Isabel de Portugal. Tiziano.
Carlos V e Isabel de Portugal. Tiziano
Salón de Embajadores. Reales Alcázares de Sevilla.
Atardecer en la Alhambra.
Francisco de Borja y Aragón ante el féretro de Doña Isabel de Portugal. José Moreno Carbonero.
Francisco de Borja ante el cadáver corrupto de Isabel de Portugal. Jean-Paul Laurens.
Torre de Comares y Peinador de la Reina. La Alhambra (La Roja).
Claveles.

9 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

Que bonito, que su recuerdo perviva en el olor y la belleza de cada clavel.

Precioso homenaje a nuestra queridísima América.

Un abrazo a los dos

Susana Peiró dijo...

Oleeeeee Fonsado!

Como imaginarás, he disfrutado y mucho esta entrada y sobre todo, tu delicadeza para con este personaje.

Coincido con Juan, es un bello homenaje a nuestra queridísima Amiga América.

Por cierto, me ha quedado una duda: ¿Este Francisco de Borja es pariente del Papa Alejandro VI, verdad? Por la data de fecha creo que sí, pero no estoy segura.

Un fuerte Abrazo Amigo y Muchas Gracias!

América dijo...

Estimado Fonsado .
Ante todo muchas gracias por la dedicatoria,muy bonito regalo de cumpleaños la entrada como de costumbre con tu sello personal,documentada y acompañada por bellas imagenes,mañana temprano café en mano la leeré con calma, por lo pronto te comento que el cuadro de Jean-Paul Laurens es muy bueno,el del malagueño José Moreno Carbonero no lo conocía,Isabel de Portugal. Tiziano de esos cuadros para la posteridad.

La referencia que haces del clavel es muy bonita,sin duda una flor asociada al flamenco ( junto al azahar el aroma propio de gran parte de Andalucía),te envío un fuerte abrazo.... Gracias .

América dijo...

Hola Fonsado,nuevamente aquí para leer mejor la entrada,no conocía detalles de este matrimonio,sin duda en un entorno muy especial ,idílico por decirlo mejor,una bonita historia donde ambos dentro de la circunstancias que les toco vivir lograron construir una relación firme e importante.

La historia que pueden acumular los lugares Fonsado!Testigo el Alcázar de Sevilla,actual Salón de Embajadores,cuantas cosas pasaron ahí!... EL entorno de las fuentes y jardines del palacio nazarí...Por supuesto precioso el entrañable episodio ocurrido poco tiempo después de su boda....

Por cierto realmente Isabel padecía de paludismo o malaria.,Y como era posible?????

Me ha encantado la entrada todo un lujo, .....Recibe como siempre un fuerte abrazo!

Un precioso regalo!!!!! oleeeeeee!!!!!!,y ole!....Por siempre en la memoria de muchos Isabel de Portugal ...

fonsado dijo...

LdG: La mayoría de los objetos o cosas cotidianas que nos rodean tienen siempre una "historia" tras de sí. Resulta interesante conocerla, ¿no te parece?. Un abrazo.

Susana: Claro que pertenecía a ese "clan". Era biznieto de Rodrigo Borja (Alejandro VI). Gracias por tu comentario. Te sigo. Besos.

América: Según se cuenta, periódicamente Isabel sufría procesos febriles comparables a los episodios de paludismo o malaria.

Esta enfermedad pudo tener que ver con las complicaciones surgidas en el embarazo de su séptimo hijo, situación que la llevaría a la muerte. También se dice que pudo ser envenenada ¿?

Lo importante es que te haya gustado y que, desde ahora, cada clavel que veas o coloques en el pelo, lo asocies con la Alhambra y su historia.

Un abrazo.

América dijo...

Por supuesto amigo,con la Alhambra y su historia,con la Emperatriz y con esta estupenda entrada!!!!!!!!!!!

Carlitosbraun dijo...

Quien lo iba a decir. El clavel y la historia de España: Carlos I, la Alhambra, Sevilla ...
Muy curioso.

Anónimo dijo...

Desconocía el suceso de la Alhambra, a pesar de estar cerca de aquí.
Para recordar y contar.

María_azahar dijo...

Uno de mis personajes favoritos, una de mis épocas favoritas y uno de mis lugares favoritos... Deliciosa entrada, amigo.

Un abrazo.