López de Sedano, colector e historiador del s. XVIII, dejó escrito sobre D. Bernardino de Rebolledo lo siguiente: «Fue el Conde de Rebolledo, según muestra su retrato, de hermosa presencia y gran gentileza personal, alto y gallardo de cuerpo, el rostro hermoso, blanco, grueso y prolongado, aspecto grave, majestuoso y halagüeño, los ojos vivos, los labios gruesos, el cabello largo y abundante.»
Sedano hablaba de esta manera de D. Bernardino de Rebolledo y Villamizar, poeta, soldado y diplomático leonés, heredero del condado que el rey Ramiro I, a comienzos del s. IX, otorgó al primer conde de Rebolledo, de nombre Rodrigo.
Bernardino nace, al parecer, en la casa que en la actualidad ocupa el nº 8 de la Plaza del Mercado, plaza que se abre tras los ábsides de la tradicional iglesia de Nuestra Señora del Mercado, nombre que desde el siglo XVI recibió el antiguo templo dedicado al principio a Santa María del Camino, donde será bautizado el 31 de mayo de 1597. Sus padres D. Jerónimo de Rebolledo y Dª. Ana de Villamizar y Lorenzana, procedían de familias ilustres leonesas, siendo su padre señor de Irian, villa cercana al río Órbigo (Soto y Amio).
Curiosamente en el pequeño atrio existente bajo la torre de la Iglesia del Mercado, a unos siete metros de altura, cuelga del techo un exvoto, muy deteriorado, en forma de navío, que está rotulado en sus laterales con dos nombres: http://cosinasdeleon.com/el-barco-de-la-iglesia-del-mercado/
Posiblemente se trata de una ofrenda a la Virgen del Camino de D. Jerónimo de Rebolledo por salir ileso de la batalla de Lepanto en 1571, 16 años antes del nacimiento de D. Bernardino. Esta costumbre, muy habitual en ciudades costeras europeas, menos en España, no es frecuente encontrarla en una localidad del interior como es este caso (existe una interesante página de consulta sobre "ofrendas de barcos".
Así todo, observando la forma del barco, la hechura de las velas, la ausencia de remos y una batería de cañones en la primera cubierta, más bien parece una nave de finales del XVII o ya del s. XVIII, y no una de las galeras propias de finales del siglo XVI que combatieron en Lepanto, haciéndonos dudar de que se trate de un exvoto realizado tras la gran victoria naval sobre los turcos.
D. Bernardino creció en un ambiente militar. No tardó en seguir la estela marcada por sus antepasados y con solo 14 años continuó los pasos navales de su padre, dirigiéndose a Italia en 1611 y comenzando su espléndida carrera militar como alférez en una compañía de Marina en las galeras de Silicia y Nápoles. Allí, desarrollará su aprendizaje y servicio de armas bajo el mando del Príncipe Filiberto de Saboya y D. Pedro Leiva que, con el paso del tiempo, le llevará a ostentar los títulos de: Conde de Rebolledo y del Sacro Romano Imperio, Señor de Irian, cabeza y pariente mayor de los Rebolledos de Castilla, Caballero de la Orden de Santiago, Caballero de la Orden sueca de Amaranta, Comendador y Alcayde de la Tenencia de Villanueva de Alcaudete y Puebla de Don Fadrique, Capitán de Infantería de Marina y de Caballos Corazas Españoles, Coronel de un Regimiento de Alemanes, Gobernador y Capitán General del Palatinado Inferior, Teniente de Maestre de Campo General de los Estados de Flandes, Maestre de Campo de un Tercio de infantería española, General de Artillería, Ministro plenipotenciario en Dinamarca y Ministro del Supremo Consejo de Guerra.
Durante dieciocho años permaneció en el Mediterráneo. Dieciocho años de combates permanentes, hostigamientos continuos con turcos y berberiscos, participando en expediciones, combates, sitios y apresamientos, llegando a conseguir la capitanía de una galera de Sicilia.
Si importante fue su participación militar en el mar, sería en los conflictos del continente donde alcanzaría sus mayores éxitos militares. En 1629 y siguiendo las banderas del Marqués Ambrosio de Spínola en la Guerra de Sucesión de Mantua, participa en la toma de Niza y los sitios de Pontestura y Casale, donde es gravemente herido en un brazo por una arcabuzazo.
Después del conflicto italiano, con el Cardenal Infante Don Fernando se dirige a Flandes en 1630, donde participa en sucesos célebres como la expugnación de Wertal, el paso del Mosa, el socorro de Maestricht y en la conocida jornada de Güeldres. Ya en 1636, a los 39 años, el Cardenal-Infante le nombra Teniente de Maestre de Campo de los ejércitos de Flandes y le encarga la misión de solicitar personalmente el apoyo militar de Alemania.
En ese momento se descubre a D. Bernardino de Rebolledo como diplomático y negociador. Realiza significativas misiones ante el emperador de Alemania, el rey de Hungría y los Electores de Maguncia y Colonia. Sus excelentes gestiones son recompensadas por el emperador alemán Fernando II, concediéndole el título de Conde del Sacro Romano Imperio.
Cuatro años después, en 1640, fue nombrado Maestre de Campo General del Tercio de Infantería Española. Durante su mandato tomó por asalto las fortalezas Pequelem, Falestein y Crucenak, en el Palatinado Inferior. Se le confirió seguidamente el gobierno de la plaza de Frankenthal. Durante la ocupación franco-
sueca de las plazas del Rin, defendió Frankenthal durante 18 meses y no solo mantuvo el asedio, sino que obligó a franceses y suecos a levantar el sitio.
sueca de las plazas del Rin, defendió Frankenthal durante 18 meses y no solo mantuvo el asedio, sino que obligó a franceses y suecos a levantar el sitio.
En 1649 se le nombró ministro plenipotenciario en Dinamarca, encargándose de la embajada española en Copenhague. Fueron veinte años como embajador donde acreditó su sensatez y buen hacer, principalmente en la guerra entre Carlos Gustavo de Suecia y Fernando III de Dinamarca. Los suecos llegaron a sitiar Copenhague durante dos años, durante los cuales el Conde de Rebolledo auxilió y aconsejó al rey de Dinamarca, prestándole además su experiencia militar.
A la vez fue "espía" del Papa Alejandro VII a quien representaba en la corte de Polonia. La primera capilla católica de Copenhague, tras la reforma protestante, fue creada por el conde leonés en su propia casa. En ella se oficiaba misa y se administraban los sacramentos a los católicos que vivían en la ciudad. Pero una de las facetas más curiosas y desconocidas de Bernardino Rebolledo fue su relación y correspondencia con la reina Cristina de Suecia, que dio como
fruto un tratado de paz entre Suecia y Dinamarca y el convencimiento de la reina sueca para convertirse al catolicismo.
fruto un tratado de paz entre Suecia y Dinamarca y el convencimiento de la reina sueca para convertirse al catolicismo.
Importante fue la relación de Cristina con militares y diplomáticos españoles, sobre todo con el embajador español en Suecia, D. Antonio Pimentel de Prado, muy cercano a estas tierras, siendo señor de Alvires, Joarilla de las Matas y Gordoncillo. Esta relación “amorosa” pudo dar lugar a la creación de la conocida Orden caballeresca de Amaranta por la reina Cristina en 1653, de la que ella misma fue Gran Maestre. Compuesta por caballeros y damas, éstos debían mantenerse solteros y en en el caso de que estuvieran casados, no podían contraer segundas nupcias: su lema “Memoria dulcis”. El propio Conde Rebolledo fue uno de los galardonados por la reina, llegando a reconocer en su testamento que la banda de la Orden se utilizara para el culto en la catedral de León.
Cuando Cristina decidió abdicar a favor de su primo Carlos Gustavo. El Conde Rebolledo fue partícipe activo en el hecho. La esperó en Hamburgo y la refugió en casa de un amigo sefardita. Poco después la reina se dirigió a Roma donde fue bautizada directamente por el Papa Alejandro VII. Muchos de los tesoros de arte antiguo que fue coleccionando Cristina durante su reinado salieron con ella de Estocolmo y muchos de ellos llegaron con el tiempo a España. Muchas de ellas se muestran en el Museo del Prado, y otras por distintos museos españoles, entre éstas el Puteal de la Moncloa (http://www.fonsado.com/2010/02/el-puteal-de-la-moncloa.html), del que hemos hablado en otra entrada.
Otra de las excelencias de D. Bernardino Rebolledo fue su faceta como intelectual y espléndido escritor, en los momentos en el que daba tregua a su espada. En Copenhague, nostálgico de su patria, se refugió en la literatura, llegando a componer una ingente obra poética (sonetos, poemas, piezas teatrales, traducciones, obra didáctica, …). Una obra poco conocida hasta el momento pero que comienza a ser valorada, estando distribuida en cuatro volúmenes. El primero de ellos contiene sus poesías líricas con el nombre de Ocios; el segundo la Selva Militar y Política; el tercero, la Selva Sagrada, la Constancia Victoriosa, los Trenos y el Idilio Sacro, todas éstas últimas son traducciones que dedica y envía a Cristina de Suecia. El cuarto volumen corresponde a las Selvas Dánicas, un poema sobre la genealogía de los reyes daneses. Uno de los sonetos dedicados a la reina sueca:
Arde
el Báltico mar cuyos cristales
luminosos
reflejos dan al suelo,
desde
que aposentaron en su hielo
de
Cristina las luces celestiales.
Pervertidos
los términos fatales,
del
uno al otro opuesto Paralelo
incluyó
breve Golfo tanto Cielo,
en
asombro común de los mortales.
Y
lustradas de puros esplendores
brotan
de Tetis las cavernas ondas,
de
perlas rica numerosa suma.
Y
ceñido de cándidos fulgores
vuelve
a nacer el Sol entre las ondas
En 1662 D. Bernardino Rebolledo y Villamizar, Conde de Rebolledo, regresa a España y ocupa varios cargos políticos relevantes. Entre ellos Ministro del Consejo de Guerra y Ministro de la Junta de Galeras que le traería sin duda recuerdos de juventud: mar, sol, combates y pólvora, en aquellos primeros años al inicio de su carrera militar en la marina española del Mediterráneo. No quedan antecedentes en esa época de su obra escrita. Posiblemente no volvió a escribir.
El conde Rebolledo falleció en Madrid el 27 de marzo de 1676 a los ochenta años, siendo sepultado en el convento de los Mercenarios Calzados, concretamente en la Capilla de Nuestra Señora de los Remedios. Sin embargo, antes de su fallecimiento, hizo testamento. Al haber permanecido célibe sin descendencia y no tener parientes cercanos con necesidades, distribuyó su herencia principal en dotes a parientes femeninos pobres y huérfanas de su familia, pero también a mujeres ajenas a ella. Pero sobre todo, dejó un importante legado a las iglesias de su ciudad natal: León.
Asimismo hizo construirse en el lienzo norte del claustro catedralicio, una capilla funeraria que en la actualidad y después de muchísimo tiempo, sigue cerrada y utilizada, al parecer, como trastero, según la información reflejada recientemente en elmundo.es.
Conocemos el interior de la Capilla gracias al artículo de Fernando Llamazares Rodríguez publicado en la Biblioteca Digital Leonesa (Tierras de León – www.saber.es) que facilita y describe admirablemente el lugar de descanso definitivo del Conde Rebolledo, una vez trasladados los restos desde Madrid el 10 de junio de 1677, un año después de su muerte.
La capilla, bajo la advocación de la Inmaculada Concepción, se integra perfectamente en el claustro y recinto catedralicio. Los materiales que se emplean para su construcción son puramente leoneses, de Boñar, a base de dolomías para el sepulcro del conde, arcos y columnas, que se mezclan con margas calcáreas para el resto de la obra.
Sobre la entrada de la capilla el escudo de los Rebolledo: encima de la cruz de Santiago, orla coronada con cinco estrellas en los bordes. En el centro un roble con tres cabezas a los pies, posiblemente enemigos. Sobre la orla, corona condal, de la que sobresale águila con el lema: “vivit post funera”.
La entrada presenta una puerta bellamente enrejada dividida en dos hojas (actualmente se oculta toscamente el interior). En el frente, altar y retablo de la Inmaculada con su imagen titular y ocupando el lado del Evangelio se levanta el sepulcro del conde leonés construido como arco de triunfo . Dos ménsulas sujetan el nicho cubierto por una lápida.
Una gran hornacina contiene el conjunto escultórico realizado en alabastro de D. Bernardino de Rebolledo que, arrodillado sobre dos cojines, reza ante un crucifijo tallado en el frente. Se encuentra representado con el hábito de Santiago, ha dejado su sombrero sobre un reclinatorio y se muestra sereno, no octogenario sino con rostro joven, en la plenitud de su vida. Aunque se desconoce su autor, el sepulcro del conde es una excepción a la decadencia del género sepulcral del siglo XVII, continuando con la excelencia estética del siglo anterior. Una lástima no poder ser visitado.
Nos queda su recuerdo
en la ciudad en el nombre de una tradicional
pero estrecha calle que, partiendo de La Rua, sube en dirección a la plaza San
Martín, pero solo hasta el inicio de Azabachería, donde existe una plaquita del Ayuntamiento que dice escuetamente así:
D. Bernardino de Rebolledo y Villamizar, es el prototipo del caballero leonés renacentista. Conde del Sacroimperio. Militar en Italia. Embajador en Copenhague. Consejero de Guerra y escritor.
Apenas 100 metros, una
pequeña calle y una lacónica y ridícula placa para un gran hombre, nacido y bautizado muy cerca de allí, que
combatió largos años en el Mediterráneo, Italia, Flandes, Alemania … al frente
de la Armada y de los Tercios de España. Autor de una respetable obra literaria, valedor del catolicismo en medio de territorios defensores a ultranza del luteranismo, y excelente diplomático y negociador que llegó a enfrentarse al poder militar sueco de
Carlos Gustavo en Copenhague, y relacionarse personalmente con una de las mujeres más
influyente, enigmática y poderosa del siglo XVII: Cristina de Suecia.
Todo un personaje leonés cuyo recuerdo es prácticamente irrelevante en la ciudad, y cuyos restos y legado artístico, se encuentran “ocultos” en el claustro de la catedral, al parecer, a la eterna espera de financiación. No se puede descartar la falta de voluntad, propósito e intenciones, tan habituales en esta ciudad.
- D. Bernardino Rebolledo y Villamizar. Grabado.
- Plaza del Mercado. León.
- Pila bautismal de la iglesia de Nuestra Señora del Mercado.
- Apoteosis Batalla de Lepanto, 1571.
- Galera española en el Mediterráneo, s. XVII.
- Ambrosio de Spinola. Rubens.
- Cardenal Infante Fernando de Austria. Antonio Van Dyck.
- Emperador Fernando II de Alemania.
- Alejandro VII. Gian Bauttista Galli.
- Tercios españoles en Flandes.
- Ocios. Obra del Conde Rebolledo.
- Cristina de Suecia. Sebastian Bourdon.
- Entrada capilla de la Inmaculada. Sepulcro Conde Rebolledo. Claustro catedral de León.
- Sepulcro Conde Rebolledo (detalle).
- Vista general del sepulcro de D. Bernardino Rebolledo.
- León, C/ Conde Rebolledo.
- D. Bernardino Rebolledo y Villamizar, Conde de Rebolledo. Anónimo.
Excelente artículo. Enhorabuena
ResponderEliminarMuy amable por el comentario.
ResponderEliminarSaludos
Fascinante personaje. Desconocía por completo su historia. Gracias por seguir descubriendonos cosas así.
ResponderEliminarMónica: 80 años del XVII, casi nada: Mediterráneo, Alemania, Mantua, Flandes ... Dinamarca, Suecia: guerras, diplomacia, religión, ... una Europa que ardía permanentemente en combates tratando de conseguir una hegemonía totalmente cambiante, sin tener el peligro turco permanente.
ResponderEliminarY en medio, en todos los frentes, el leonés del Barrio del Mercado: Bernardino Rebolledo.
A ver si algún día se puede visitar su sepulcro.
Saludos.
Dices: "cuyo recuerdo es prácticamente irrelevante en la ciudad" y no sólo en la ciudad, me temo que para el resto del país también y no es justo pues personajes como él, con una vida tan intensa y completa, no hay demasiados.
ResponderEliminarCurioso su testamento, no es normal ni ahora ni antes, que distribuyera su herencia en dotes a parientes femeninos pobres y huérfanas de su familia, pero también a mujeres ajenas a ella.
Pena que su capilla funeraria no sólo no se pueda ver, si no que por lo que dices esté utilizada, al parecer, como trastero.
Te felicito por este fantástico artículo.
Leodegundia: Un personaje fuera de lo común, prácticamente desconocido en la ciudad.
ResponderEliminarGracias por el comentario.
Abrazos
Tienes un blog increible
ResponderEliminarlo felicito escritor
Hay que reconocer que somos perfectos ignorantes. No podría imaginar un leonés como protagonista de un momento de la Historia en el norte de Europa.
ResponderEliminarInteresante artículo.
ResponderEliminarSolo conocía el nombre de la calle, sin saber de este ilustre leonés y su protagonismo en una vida tan dilatada y para colmo su capilla es un "almacén"...
Un abrazo. IoI
Recomenzar: Muy amable. Saludos
ResponderEliminarAnónimo: Posiblemente el problema es que no ha habido quien lo cuente y lo divulgue. Gracias.
ResponderEliminarMaría: No te extrañe como casi todos. El problema, como he dicho, es divulgar ¿Si lográramos abrir la capilla? Difícil, pero ...
Como decía la canción así es león tenemos lo que merecemos toda una pena animo por el blog y a seguir informándonos sobre nuestra querida tierra saludos desde Valdavida en los confines del reino
ResponderEliminarmotri: Gracias por el comentario y el apoyo.
ResponderEliminarMuy buen artículo Sr. Fonsado sobre aquel que vendría a ser mi tatatatatatatara tío abuelo, ya que desciendo de Benito, su hermano menor. Me tomaré la libertad de usar de sus textos señor, aunque no están completos, ya que en mis investigaciones de mi ilustre antepasado en Copenhague, Dinamarca he podido encontrar mucha más información, sobre todo gracias al historiador danés Emil Gigas, quien hizo su tésis doctoral precisamente sobre Bernardino de Rebolledo. Pero también la biblioteca de mi Alma mater Universidad de Lund tiene los incunables de las obras de Bernardino, que he tenido en mis manos leyendo las correcciones que él mismo hizo. Falta agregar entre otras cosas que Bernardino viajó a Estocolmo de incógnito varias veces para entrevistarse con la Reina Cristina y hablar de nuestra Iglesia católica con ella en latín y francés. Fue Bernardino quien pidió al Rey de España que nombrara a su sobrino Antonio Pimentel del Prado como embajador ante Suecia, ya que Bernardino estaba acreditado ante Dinamarca y Polonia. Otro detalle poco conocido es que Bernardino realizó varios viajes a Dover portando arcones con monedas de oro para el bando católico en le Guerra civil anglo-escocesa. Aún así pasó muchas necesidades porque la burocracia del rey olvidaba enviarle su asignación de embajador, de lo cual él se quejaba diciendo "me envían el dinero desde Chile", adonde había emigrado su hermano Benito. El amigo de Bernardino que acojió a la reina Cristina cuando huyendo de los luteranos eran Manuel Texeira, un español sefardita residente en Bremen, he estado en su casa. Debido a sus penurias económica la casa real danesa le autorizó a vivir en su castillo de Egeskov, si mal no recuerdo en donde cuelga el retrato último que usted ha publicado. Hay cinco retratos de Bernardino en Dinamarca mandados a hacer por los reyes daneses como muestra de afecto por nuestro español ejemplar. Claro, tampoco fue como regalo ya que Bernardino se fajó a cañonazos con los suecos durante el ataque a Copenhague en 1663-4. Ya lo había hecho durante la Guerra de los 30 años cuando resistió como coronel el ataque sueco a la fortaleza de Frankstein. En fin, ya me montaré un blog sobre nuestros De Rebolledos, gente aguerrida, MUY valiente y osada y buenos escritores, excepto yo mismo claro. Un cordial saludo
ResponderEliminarProf. Carlos Medina de Rebolledo
cmedinarebolledo@eircom.net
Agradecido por sus puntualizaciones. Muy interesantes.
ResponderEliminarSaludos
Muy interesante.
ResponderEliminarQuizás yo también sea descendiente, ¡quién sabe!
Un saludo,
Isabel Rebolledo
Súper interesante la historia. Nosotros también descendemos del Marqués de Inicio. De hecho fue mi bisabuela, junto con mi abuela y tía abuela, quienes vendieron la casa del Marqués, en Villaviciosa de la Ribera.(Una locura, según mi propio pensamiento). Nunca buscamos, porque según mi abuela y tía abuela, El título se lleva en el corazón, no se exhibe 😉. Me encantaría recopilar datos, y por supuesto, en mi queda acercarme a la catedral y procurar acceder a su capilla. Me encantaría seguir en contacto con ustedes, que me han hecho meditar y despertar inquietud de saber más. Mi nombre es Susana de Lorenzo Amado.
ResponderEliminarLa animo a seguir indagando. Gracias comentario.
ResponderEliminarDoña Susana de Lorenzo Amado, señora. Pensaba yo lo mismo que usted, que no se podría visitar la cripta de don Bernardino en la catedral de León, pero en uno de mis viajes a la Ciudad Magna por su historia, pedí verla y los curas accedieron. Yo buscaba entonces las ruinas del llamado Palacios de los Rebolledo, que me encantaría reconstruir. No los encontré, pero un gentil leonés me escribió y mencionó que esas ruinas estarían en Irian, un poco al norte de nuestro León, que el cual tengo tanto aprecio, mire que de allí viene mi estirpe, desde Don Rodrigo de Rebolledo, héroe de la batalla de Clavijo que contribuyó a la liberación de Iberia del yugo musulmán. Las tres cabezas al pie del "rebollo" de nuestro escudo familiar corresponden a la representación mortuoria de tres de esos abatidos por Don Rodrigo.
ResponderEliminar