domingo, 18 de mayo de 2008
El Monasterio de San Pedro de Eslonza
jueves, 1 de mayo de 2008
León medieval: El "Libro del Esplendor" y la Cábala
De una manera sencilla,
Su origen es confuso, y existen varias especulaciones al respecto. Para algunos seguidores, su origen se confunde con la entrega de
A pesar de lo anterior, no existe ninguna base documental en
Estos primeros pasos que se producen en Oriente, son desconocidos completamente en los reinos occidentales hasta bien entrado el siglo IX, con la presencia en Italia de Aarón Samuel, rabí judío procedente de Babilonia, que, junto a los judíos españoles Gabirol (s. XI), llamado Avicebrón, y Mosheh ben Maimón (s. XII), conocido como Maimónides, pueden considerarse como los iniciadores del pensamiento cabalístico, abandonando las raíces mágicas traídas del Oriente y mostrando un primordial interés por adecuar la manera de vivir al mundo terrenal.
Puede decirse que la práctica y el seguimiento cabalístico es pura mística; el objetivo y los fines van más allá del intelecto y sólo se alcanza este estado por las revelaciones que obtienen los que logran unirse místicamente a Dios, quien entrega al hombre, por medio de
En el seguimiento y la interpretación de
Pero también, el hombre puede, en cierta manera, alcanzar la divinidad a través de conocimientos secretos. Éstos, se encuentran en las Escrituras y sólo pueden llegar a ellos los que han sido iniciados en métodos ocultos y conocimientos mágicos, que les permitan obtener el éxtasis místico. Es la más popular de las escuelas cabalísticas, y se conoce como Cábala “práctica” o “estática”, que, en algunas ocasiones, se identifica y se confunde con la brujería.
El "Libro del Esplendor", el Séfer ha Zóhar, como hemos comentado, es la más importante herramienta de
Moisés de León era consciente de qué las ideas plasmadas en el libro podían toparse con el judaísmo ortodoxo, y atribuyó la obra a un rabí del s. II, llamado Simeón ben Yohay. Así todo, el “Libro del Esplendor”, gracias al nimbo de espiritualidad que lo envuelve, pudo convocar y aglutinar con el paso del tiempo a todos los estratos de la sociedad hebrea por su belleza lírica, por su concepción integral del universo y su crítica de la creciente inmoralidad patente en algunos sectores del judaísmo. El Zóhar fue admirado por los no instruidos, debido a la esperanza que generaba para sobrellevar sus miserias, pero, también, por la clase culta, atraída por la ética poético-religiosa de las exposiciones y el misticismo de su contenido.
Principalmente, el “Libro del Esplendor” es un comentario sobre el Pentateuco, estructurado como una disputa entre un grupo de maestros y eruditos. Presenta una cosmología en cuya cúspide está Dios inmutable e incognoscible, En Sof, infinito. Sus irradiaciones se presentan como esferas, las sefirot, que permiten que su poder se disperse para crear el universo y de esta manera poder conocerlo. Asimilar y comprender las sefirot, implica conocer la vida y el cosmos.
Por interesante y explicativo, se reproduce un pequeño fragmento de la obra, “La symbolique maçonnique”, texto de principios del s. XX del masón francés Jules Boucher, en donde se comenta, de una manera sencilla, un principio básico en las especulaciones del Zóhar:
“Dios es un ser indefinido, vago, invisible, inaccesible, sin atribución precisa, parecido a un mar sin orillas, a un abismo sin fondo, a un fluido sin consistencia, imposible de conocer por ninguna razón, por consiguiente, de ser representado, no puede ser por una imagen, ni un nombre, ni letra, ni siquiera por un punto. El menos imperfecto de los términos que puede emplearse sería el Sin Fin, el Indefinido o En Sof, que no tiene límite, o el No Ser, el Inexistente.
En cuanto Dios se manifiesta se hace accesible, cognoscible; se le puede nombrar; y el nombre que se le da se aplica a cada manifestación o exteriorización de su ser. El En Sof, se manifiesta de diez maneras por o en las sefirot. Cada una de éstas,
Este principio básico se representa habitualmente al hablar o comentar sobre
(2) Es la obra que recoge las discusiones rabínicas sobre leyes judías, tradiciones, costumbres, leyendas e historias. Se habla de dos: el Talmud de Jerusalén y el Talmud de Babilonia, ambos redactados a lo largo de varios siglos por generaciones de rabinos. Los judíos consideran el Talmud, que nunca puede contradecir a