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sábado, 18 de octubre de 2014

NÁPOLES Y SU BAHÍA


El pasado 19 de septiembre la ciudad de Nápoles fue nuevamente testigo del “Milagro de San Gennaro”, obispo de Benevento, martirizado durante la persecución de Diocleciano y patrono de la ciudad napolitana. Cada año la sangre de mártir, recogida en una ampolleta y custodiada en la Capilla Real del Tesoro de la Catedral de Nápoles, se licua en su festividad ante los fieles que acuden al templo.

Este acontecimiento está estrechamente ligadSan Gennaroo con la historia de la ciudad y descrito desde el siglo XIV, donde ya se hace referencia al fenómeno de la licuefacción, relacionándolo con la protección que ejerce el santo sobre la metrópoli de Nápoles, librándola de calamidades, pestes, guerras y, cómo no, de los permanentes y temidos efectos de las periódicas erupciones del Vesubio.

Nápoles y el Vesubio son los protagonistas de una de las ensenadas más conocidas y bellas del mundo: la Bahía de Nápoles. Una bahía que el desequilibrado emperador Calígula llegó a cruzar a caballo. Cuentan que un augurio había anunciado a Cayo Julio César Germánico, Calígula, que le sería tan difícil llegar a emperador, como atravesar a caballo la Bahía de Nápoles.

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Para refutar el negativo oráculo, Calígula, siendo ya monarca, reunió cuatro mil embarcaciones unidas con cuerdas, a las que preparó serrando proas, popas, e instalando tablones y arena para realizar un extravagante desfile desde el puerto de Puteoli, al norte de Nápoles, a la finca que poseía en la localidad de Bauli: 2 kilómetros de puente que cruzó al frente de toda la caballería y de veinte mil infantes, como si hubiera regresado de una gran batalla convertido en dios.

Anécdotas aparte, la historia de la ciudad de Nápoles es una de las más antiguas y ricas de toda la Península Itálica y única en el mundo por los pueblos que la ocuparon. Su origen es300px-Herbert_James_Draper,_Ulysses_and_the_Sirens griego, pero fue dominada por romanos, ostrogodos, bizantinos, normandos, angevinos, aragoneses, españoles, franceses y austriacos, hasta su incorporación al Reino de Italia tras la unificación a mediados del s. XIX.

El establecimiento griego en la bahía se produce en el siglo VIII aC. Emigrantes griegos procedentes de la isla de Eubea, fundaron en la isla de Ischia la que, probablemente, fuera la primera colonia griega de Occidente: Pithecusa. Un siglo después, se instalarán en el continente, sobre el Monte Echia, cercano a la costa, frente al islote volcánico de Megaris, donde actualmente se erige la fortaleza llamada Castell dell’Ovo. Este último establecimiento griego recibirá el nombre de Parténope o La signora dall'acqua di Edvard Munch, 1896Palépolis (ciudad vieja).

No podía faltar la explicación mitológica en la fundación de este primer asentamiento en el continente. En la mitología griega, Parténope, Leucosia y Ligia eran las tres sirenas que, desde las rocas de la isla de Capri, en plena bahía napolitana, intentaron con su bello canto atraer y seducir al héroe de Troya, Ulises.

Siguiendo los consejos de la hechicera Circe, Ulises, al acercarse con su barco a Capri, taponó los oídos de sus hombres, mientras él se ataba al palo mayor para conseguir escuchar y disfrutar de los admirables cantos, sin sucumbir a ellos. La menor de las tres sirenas, Parténope, enamorada del héroe griego y frustrada por no conseguirlo, triste e impotente, se suicidó ahogándose en las aguas de la bahía. Su cuerpo llegó hasta la costa y allí mismo surgió el asentamiento griego que llevó su nombre: Parténope. Pasados los años, cerca de ésta primera ciudad se fundó otra nueva, que se bautizó como “ciudad nueva”, Neápolis.

Pero Nápoles no sería Nápoles sin su sorprendente bahía, ni los lugares, pueblos y ciudades que se asoman a ella: los Campos Flegreos, los pueblos vesubianos, Pompella y Herculano, la turística Castellammare di Stabia, la península Sorrentina, con la encantadora y atractiva ciudad de Sorrrento asomada a los acantilados y bajo la protección de los Montes Lattari, las islas de Capri, Procida e Ischia y, cómo no, el Vesubio.

Martin Siepmann

El Vesubio (1.281 m.) se encuentra situado a nueve kilómetros al este de Nápoles y a muy poca distancia de la costa. Su imagen destaca de manera majestuosa en el fantástico paisaje de la bahía, especialmente cuando se ve desde el mar, como hemos podido confirmar. Su apariencia es de una montaña “jorobada”, al encontrarse a 5 km los restos de un gran cono denom20140927_162950inado Monte Somma (1.149 m.), que se originó en la conocida y brutal erupción del año 79 dC, que dejó sepultadas varias ciudades, entre ellas, las célebres Pompeya y Herculano, verdaderas joyas arqueológicas.

Pero retornemos a Nápoles. El trayecto desde el aeropuerto de Capodichino a la ciudad resulta una experiencia totalmente inesperada. La basura y la mugre se acumulan en cualquier lugar y esquina, mientras te envuelve el caos circulatorio que produce la sorprendente anarquía en la conducción, aunque, hay que reconocer, que los napolitanos son verdaderos expertos en la gestión.

3Desde el año 1995 el centro histórico de Nápoles ha sido declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Es el más grande de Europa y posee la particularidad de conservar su original diseño, además de incluir restos arqueológicos del mundo griego y romano. Una treintena de museos, cientos de estructuras civiles y religiosas tanto medievales como modernas, más de 300 iglesias, incluyendo su maravillosa catedral, cuatro fortalezas, etc., ocupan la mayor parte de este centro histórico.

Una fracción importante de ese espacio urbano lo domina el Quartieri Spagnoli (Barrio Español). La calle principal que cruza el barrio es la conocida Vía Toledo, en memoria del español D. Pedro Álvarez de Toledo, quien fuera virrey a mediados del s. XVI. Esta larga arteria, que parte muy cerca de Castell Nuovo y el puerto y llega hasta Piazza Dante, es el eje de un gran entramado de estrechas calles perpendiculares, con ambiente y casas muy populares, donde se percibe, más que en ningún otro sitio, el sucio, caótico, pero sorprendente Nápoles.

Gambrinus

Después de visitar la hermosa Piazza del Plesbicito, con su columnata semicircular, cercana a las impresionantes Galerías Umberto I, el Teatro San Carlos y el Palacio Real, pasamos por el popular Storico Gran Caffè Gambrinus, uno de los locales napolitanos más conocido, y por el que han pasado personajes célebres, artistas, políticos e intelectuales desde mediaDuque de Aostados del s. XIX, incondicionales de las tertulias de la época, mientras degustan un exquisito caffé lungo acompañado con alguna que otra sfogliatella. A pocos metros la turística Vía Toledo que nos introduce en el Barrio Español. Disfrutamos de sus típicas calles adyacentes, donde fácilmente te sorprenden rincones y pequeñas plazas, como en la Piazzetta Duca D’Aosta, en la que pudimos disfrutar de unas birras alla spina (cañas).

En el Barrio Español sorprenden los colores, la atmósfera ruidosa, las calles angostas, las tiendas que sacan sus productos a la calle, las heladerías, los edificios calamitosos de paredes y balcones desconchados que se sujetan con metros y metros de redes para evitar accidentes, los rincones convertidos en vertederos de chatarra, las banderolas, los cubos rebosantes de basura, las fachadas viejas y sucias saturadas de pintadas, la ropa tendida, ...



Pudimos comprobar en Vía Toledo la existencia todavía de los míticos cantantes ambulantes, conocidos como posteggiatori, mantenedores de la típica canción napolitana, y comprobar, en varias de sus calles, una de las más conocidas imágenes napolitanas: la ropa tendida entre las casas y en las fachadas (panni stesi). Según cuentan, se puede descubrir ropa tendida todo el año, llueva o haga sol, existiendo la siguiente expresión en la jerga ponapoles-ropa-tendidapular napolitana:: “¿Ma sti pann nun s’asciuttano maje?” (¿Pero, esta ropa no se seca jamás?).

Sobre la tan manida peligrosidad de la ciudad de Nápoles, creemos que la ciudad ofrece para el visitante los mismos riesgos que otra gran ciudad turística: timadores, carteristas, amigos del tirón, etc., si bien, no hay que olvidarse de que Nápoles es la capital de la Camorra, con lo que manifiestamente existe diferencia con el resto de ciudades, al ser un centro del crimen organizado. No se debe obviar. 

Es muy conocida la panorámica de la bahía desde el Castillo de San Telmo, pero posiblemente la imagen más conocida de Nápoles y de su bahía, es la que se disfruta desde Posillipo, colina y barrio residencial al oeste de la ciudad, desde el que se distingue claramente la isla de Capri, los Montes Lattari de la Peninsula Sorrentina, el Monte Somma y el Vesubio, y el cercano perfil de la costa de la ciudad, dominado por el islote de Megaris donde se instala el Castell dell’Ovo, frente al conocido Borgo de Santa Lucía. Es el conocido Borgo Marinari o barrio marinero, construido en el s. XIX, para asentar a las familias de los pescadores. Actualmente esta zona está ocupada por el puerto y el club náutico, y repleto de restaurantes y locales de moda.

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Teodoro Cottrau, compositor italiano del s. XIX, realizó una de las obras musicales más famosas que se conocen, que tiene como protagonista la bahía, Nápoles y su Borgo de Santa Lucia. La letra de la canción alude a un pescador napolitano que navega con su barca por el golfo, mientras divisa a lo lejos, con nostalgia y admiración, su barrio costero. Es la música por excelencia de la bahía napolitana.





Cuentan de Nápoles, criterio que compartimos, que despierta en los visitantes reflexiones rotundas y emociones fuertes. No te deja indiferente: o la odias o la amas. Plinio el Joven, testigo y cronista de la erupción del Vesubio, y enamorado de la ciudad, comentó ya en el s. I dC.: “Ve a Nápoles y después muere”.

Las emociones que origina visitar Nápoles no han cambiado mucho. El periodista y diplomático asturiano del siglo pasado, Luís Amado Blanco, escribía: «Te quiero como eres, Nápoles. Te quiero como eres. Sucia, limpia, maravillosamente absurda, empuñetada y pendenciera».

-Bahía de Nápoles desde el Castillo de San Telmo. Oliver-Bonjoch.
-Licuefacción sangre de San Gennaro. 19 de septiembre de 2014, Catedral de Nápoles.
-Tabola Strozzi, Nápoles, Museo Nazionali. S. XV, flota aragonesa entrando en Nápoles.
- Herbert James Draper. Ulises y la sirenas.
- Ulises y las sirenas. VíctorLouis Mottez.
- El Vesubio en la bahía.
- Quartieri Spagnoli (Barrio Español).
Storico Gran Caffè Gambrinus / Piazza Plebiscito.
Castell Nuovo.
Piazzetta Duca D’Aosta (Barrio Español).
- 27-09-2014. Vía Toledo (posteggiatori).
Quartieri Spagnoli.
- 27-09-2014. Bahía desde Posillipo.
- Video: Santa Lucia / Hisham Qaddomi.



miércoles, 30 de noviembre de 2011

El Mont Saint-Michel

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1 y 2
Para cualquiera que viaje a Normandía resulta imprescindible la visita al Mont Saint-Michel que, después de la Torre Eiffel, es el lugar más visitado de Francia. Y no es de extrañar. Si el conjunto arquitectónico con su abadía, pueblo y ciudadela resulta sorprendente, su emplazamiento y el entorno que lo rodea, lo hacen sencillamente inigualable, uno de los lugares más extraordinarios del patrimonio mundial.




"Mont Saint-Michel"~ Mike Oldfield


El Mont Saint-Michel se encuentra en el extremo oeste de la costa de Normandía, muy cerca de la región de Bretaña. Se llega desde el este, por la carretera A84 desde Avranches, para continuar por la D275 hasta la localidad de La Caseme. Desde varios kilómetros antes, se distingue su imponente silueta recortándose en el horizonte sobre las extensas llanuras que predominan en esta zona de la costa normanda. La abadía se yergue altiva sobre el peñón rocoso con su torre y afilada aguja neogótica, diseñada por Viollet-le-Duc, apuntando al cielo.

A pesar de encontrarnos en el mes de julio, las nubes y el viento frío del Canal, conforman una mañana desapacible a primera hora. Y es que el tiempo en el Canal de la Mancha suele resultar complicado en cualquier época del año. A pesar de ello, no se desaprovecha la ocasión de buscar un buen lugar desde el que poder observar la impresionante visión que ofrece el Monte desde la distancia. 
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Desde el improvisado mirador, al mismo borde de la enorme bahía y en plena bajamar, podemos distinguir en la lejanía la silueta del peñón granítico emergiendo del arenal. Una imagen inigualable e insólita, mientras nos sorprende la presencia de un distante rebaño de ovejas que pacen tranquilamente en las tierras que rodean la abadía, en lo que debería ser el espacio que ocupa el mar durante la pleamar.

Más tarde conoceremos que, parte de los terrenos que rodean el Mont Saint-Michel, poseen pastos perfectamente adaptados a los ciclos de inundación marino, que implican tasas muy variables y altas de yodo y sal. Allí se alimenta "la oveja de los prados salados", la raza denominada Roussin. La carne de estos corderos (cordero pré-salé), de producción muy escasa, es mucho más roja y con un sabor diferente al cordero tradicional. Según cuentan, una carne más agradable, más perfumada, muy jugosa y de textura delicada, aunque también hemos sabido, que resulta inferior a la de nuestros lechales.
Ferrocarril

Desde el pueblo de La Caseme, se gira a la derecha para acceder a la carretera que enlaza el continente con la roca y conseguir una aceptable plaza de aparcamiento, ya que son miles los vehículos que acuden a diario al Mont Saint-Michel. Esta carretera y el gigantesco parking existente cerca de la abadía, ofrecen dos grandes problemas. La carretera, construida desde 1879 aprovechando un exiguo brazo de arena y que llegó a coincidir con una línea de ferrocarril, se comporta como un dique que impide la libre circulación del agua durante la pleamar, peligrando la insularidad del islote. El otro inconveniente es la existencia del gigantesco parking que deteriora visualmente el entorno.
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Está previsto un gran proyecto para eliminar estas dos dificultades. Se construirá un puente peatonal sustituyendo la carretera, que permitirá restablecer el movimiento de las mareas evitando así la enorme sedimentación actual, y se trasladarán los aparcamientos a tierra firme, dejando completamente exento el entorno del islote.

Tras dejar el parking, queda aún más de medio kilómetro para llegar hasta la roca. Aunque se mantiene el viento, las nubes van desapareciendo y la temperatura comienza a suavizarse. El  largo paseo hasta el islote, resultará un recorrido agradable que permitirá disfrutar del conjunto y su entorno, declarado en 1979 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

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El Monte, con anterioridad a la llegada de los romanos, era denominado Monte Tumba Belenus, dios galo del Sol, siendo utilizado para enterramientos y cultos druídicos. El cristianismo hizo su aparición en el s. IV, con un primer oratorio dedicado a San Esteban y otro posterior en honor a San Sinforiano, ambas capillas al cuidado únicamente de ermitaños.
Peregrinos antiguos
A comienzos del siglo VIII, se construyó la primera iglesia. Según la leyenda, fue obra del obispo Aubert de Avranches, que en sueños recibió la visita del arcángel San Miguel, ordenándole que construyera un templo en el islote. Como el obispo dudaba, San Miguel, en una tercera aparición, le presionó con su dedo la frente dejándole la marca de la cruz, lo que convenció al reticente obispo de la veracidad de sus sueños. Aubert mandó construir una capilla en lo alto del islote y envió emisarios a Italia para buscar reliquias, imprescindibles para atraer a los peregrinos. Los enviados consiguieron un fragmento de la túnica roja que San Miguel había abandonado en su aparición en el Monte Gargán, al sur de Italia, y una pieza de mármol sobre la que se había sentado.

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El lugar se convirtió inmediatamente en uno de los lugares de peregrinación más importantes de la cristiandad. Los benedictinos reemplazarían la primitiva iglesia por una de estilo románico en el s. X. Desde aquel momento, las nuevas construcciones o las remodelaciones, en distintos estilos, fueron constantes a lo largo de los siglos. Al conjunto se le asignará en el siglo XIII el sobrenombre de “Maravilla de Occidente”, no obstante, no faltaron incendios, saqueos, derrumbes, modificaciones o transformaciones en el uso, a lo largo de los siglos.

Corte
Será también durante el s. XIII, con las permanentes luchas entre ingleses, bretones y normandos, cuando se fortifique el enclave, permaneciendo como baluarte inexpugnable durante varias contiendas, sobre todo, durante la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra.
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Tras décadas de ruina y declive, resulta curiosa la ocupación en 1622 del monasterio por los miembros de la congregación heterodoxa de San Mauro, que tiene como consecuencia la vuelta de las importantes peregrinaciones al Monte. Es la época en la que comienzan en la roca las reuniones de miembros esotéricos dedicados a la alquimia y a la ciencia, que originó que ciertos grupos conservadores de la Iglesia, presionaran a la realeza para que dejara de apoyar a la abadía, consiguiendo la decadencia completa del enclave religioso.

V y DLa entrada al islote rocoso se produce por una única puerta incrustada en la ciudadela, que cuenta en sus lienzos con varias torres fortificadas: Torre del Rey, del Erizo, del Arco, Torre Beatriz, la Medialuna, la Torre del Lazo, etc. La puerta de entrada, denominada Avanzada, conduce a la única calle que sube por la derecha y que se encuentra repleta de tiendas, tabernas y restaurantes. El pueblo se acurruca detrás de la muralla que forma un zócalo poderoso en la base del Monte. Su historia está estrechamente ligada a la de la abadía y a la masiva llegada de peregrinos, lo que estimuló el establecimiento de comerciantes, que en sus inicios eran fabricantes y vendedores de velas. Los edificios siguen la línea de las bellas construcciones antiguas normadas, extendiéndose por la ladera hacia lo alto,  alternando las viviendas, con pequeños jardines y bellos e interesantes miradores.
Arbotantes
Serpenteando y siempre en permanente subida, la calle principal llega a la misma puerta del monasterio, precedida por una escalera monumental. La entrada al recinto está siempre congestionada y, normalmente, hay que guardar turno para la entrada. Poder entrar en el recinto abacial tiene un coste de 9,00 €, y resulta imprescindible adquirir una audio-guía en español, otros 5,00 €, para recorrer con criterio la totalidad del enorme perímetro y las numerosas salas, criptas, capillas, refectorio, claustro, etc., construidas a lo largo de los siglos.

La colocación y distribución de los edificios de la antigua abadía, cumple fielmente con los principios sociales y espirituales de la época: el claustro se encuentra sobre el scriptorium, y éste se construye sobre los almacenes de la planta baja. Esta distribución se fija con unos criterios de gradación en cuanto a la “importancia” que se le da al alimento: abajo el alimento “material”, sobre éste el “intelectual” del scriptorium de los monjes, y arriba, en el claustro, el alimento “espiritual” que se consigue a base de la oración.

Junto a esas construcciones románicas, comienza a construirse en el s. XIII, la denominada Maravilla, una gran ampliación formada también por otra jerarquía arquitectónica establecida entre los que trabajan, los que luchan y los que rezan: en la planta baja encontramos la sala donde se recibía a los peregrinos, arriba el Salón de los Caballeros y encima de este último, el refectorio de los monjes. Sobre todo el conjunto, la Iglesia y la enorme terraza desde la que se contempla un impresionante espectáculo.

La iglesia románica se derrumbó a comienzos del s. XV. Con la intención de levantar una nueva, se edificó una cripta, llamada de los Gruesos Pilares, con el fin de sostener el nuevo templo gótico que se finalizará en 1521 y que será realizado en un exquisito gótico flamígero. Exteriormente, el conjunto de la iglesia está apuntalado con dos baterías superpuestas de arbotantes coronados por bellos pináculos con motivos vegetales. Entre toda esta increíble arquitectura exterior de contención, existe un verdadero tesoro cerrado actualmente al público por motivos de seguridad. Se trata de la “escalera de encaje”, una escalera que asciende por el centro de uno de los arbotantes con parapeto o barandilla flamígera, por la que se accede a uno de los tejados que se encuentra en medio de un bosque de pináculos a más de cien metros del altura, ofreciendo una magnífica vista del conjunto arquitectónico de la abadía, la fortificación, el pueblo y toda la bahía.

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A finales del s. XIX se añadió al conjunto una torre neorrománica, coronada con una aguja neogótica diseñada por Viollet-le-Duc, en cuyo extremo se sitúa a 170 metros del suelo una escultura del arcángel San Miguel. La talla, obra de Frémiet, mide 4,20 metros, pesa 500 kilos y es una de las imágenes más populares de Francia.

Terrado

En el terrado el viento se siente aún con más fuerza. Las nubes han dejado paso al sol y desde lo alto del peñón, el paisaje se muestra en su total majestuosidad. La circunferencia del Monte es de apenas 1 kilómetro, elevándose 90 metros sobre la arena. Desde allí, se aprecia toda la bahía abierta al Canal de la Mancha, con una superficie de 40.000 hectáreas, prácticamente la extensión del Principado de Andorra. Hacia el noroeste, a 3 kilómetros, el islote de Tombelaine, y hacia el sur la desembocadura de tres pequeños ríos, que dibujan, con la marea baja, hermosos meandros.
Peregrinos
En esta bahía inmensa, que disfrutamos desde lo alto con sus contornos inalcanzables, las mareas son las más impresionantes de toda Europa. Llegan a alcanzar los 15 metros de altura, mientras el mar se retira veinte kilómetros, dejando al descubierto una inmensa extensión de arena muy fina. Según cuenta la leyenda, cuando el mar regresa resulta peligroso encontrarse en el arenal, ya que, según se dice, el agua avanza a la velocidad de un caballo al galope. Pero resulta ser solo una leyenda. La subida del agua, aunque espectacular, no ofrece ningún peligro para los que se aventuren por la arena.

IMGP0180Es tradicional cruzar en peregrinación la bahía, el arenal, hasta llegar al monasterio. Desde la atalaya contemplamos diminutos grupos de personas que se dirigen hacia el islote, pero también otros que se internan algunos kilómetros en pequeñas travesías.

Desde la misma terraza se entra a la iglesia, que posee una fachada neoclásica del siglo XVIII, producto de la ruina de la construcción gótica. La cabecera destaca por su luminosidad, aunque ha perdido sus vidrieras originales. En el momento de la visita, pudimos asistir al final de la celebración de una Eucaristía, realizada con una curiosa puesta en escena por los hermanos de la Fraternidad Monástica de Jerusalén.


Establecidos en el Mont Saint-Michel desde el año 2001, esta congregación contemplativa está compuesta por monjes y monjas que no renuncian a constituirse junto a grandes núcleos de población, pero sin abandonar el carisma fundamental de la vida en comunidad. Se distinguen por la especial belleza en sus celebraciones, que realizan con gran solemnidad y teatralidad, haciendo completamente diferente y llamativo el culto tradicional.

Tras el recorrido por las numerosas estancias de la abadía, por todo el conjunto de La Maravilla, es el tiempo de descubrir los rincones del islote, pasear detenidamente por el pueblo, asomarse a los numerosos y sorprendentes miradores, de transitar por el adarve y las torres de la  fortaleza y, como no, a caminar y adentrarse en el arenal. La visita al Mont Saint-Michel es un estallido de sensaciones, un sobresalto continuo de los sentidos, una visión única, en un lugar único.

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- Vista del Mont Saint-Michel, desde el norte.
- VIDEO: You-Tube, por "adhardehadres": "Mont Saint-Michel" de Mike Oldfield.
- Desde un mirador en la carretera.
- Pastos alrededor de la abadía.
- Tarjeta antigua con la línea ferroviaria.
- Vista aérea.
- Grabado antiguo. Peregrinos.
- "Las muy ricas horas del Duque de Berry".
- Vista desde el sur.
- Calle principal.
- Acceso a la abadía.
- Arbotantes del coro. Dibujo de Viollet-le-Duc.
- Escalera de encaje.
- Aguja torre y escultura de San Miguel.
- Desde el terrado.
- Peregrinos en el arenal.
- Coro de la iglesia.
- Monjas de la Fraternidad Monástica de Jerusalén.
- Bajamar, atarceder (Éditions du patrimoine)

jueves, 8 de septiembre de 2011

Bayeux-Normandía: centro de dos invasiones

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En una entrada reciente sobre la importante presencia vikinga en el Reino de León y la “cajita” existente en el Museo de San Isidoro, única muestra en España del arte vikingo, se hizo mención indirecta al Tapiz de Bayeux, que narra la conquista de Inglaterra en el año 1066 por los normandos, pueblo vikingo establecido en el norte de Francia desde el s. IX, al mando de Guillermo, duque de Normandía.

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Hace unas semanas tuve ocasión de visitar Normandía y el sur de Bretaña. Un paisaje inesperado: bosques, cultivos, ríos navegables, playas y acantilados sorprendentes. Ciudades repletas de arte, de edificaciones típicas, inconfundibles y bellísimas; monasterios y abadías, castillos y palacios, murallas, torres y fortificaciones que conservan y mantienen, a pesar de la destrucción que causó la II Guerra Mundial, su trIMGP0490adicional estructura y sabor.

Un paisaje cuidado con esmero, unas regiones volcadas hacia el visitante, hacia un turismo tranquilo y ávido de arte e historia: Ruan, Caen, Cherburgo, Saint-Malo, Dinan, etc. Lugares emblemáticos como el Mont Saint-Michel, del que nos ocuparemos en otra entrada, las playas y objetivos que fueron protagonistas del Desembarco aliado: Omaha, Utah, Juno, Gold, Sword,  Arromanches, Pointe du Hoc, Sainte Mere Eglise, etc. La existencia de diversos museos en distintas localidades dedicados al suceso, los espectaculares cementerios de los caídos durante el ataque: La Cambe, Bayeux y el impresionante camposanto de Colleville-sur-Mer, junto a la playa de Omaha, que reúne las tumbas de 9.387 soldados americanos fallecidos durante la campaña de Normandía.

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Y entre todos estos lugares, uno que merece una referencia especial: Bayeux, una pequeña población de apenas 16.000 habitantes cercana a la costa y que, curiosamente, se ha hecho famosa como “centro” de dos invasiones que, con 900 años de diferencia y realizadas hacia uno y otro lado del Canal de la Mancha, han modificado la historia de la humanidad.

La primera el 29 de septiembre de 1066 y tiene como resultado la conquista de Inglaterra por Guillermo, duque de Normandía. La segunda viene del otro lado del Canal y se produce el 6 de junio de 1944, iniciándose con el sangriento desembarco de las fuerzas aliadas en las playas cercanas y que convierten a Bayeux en la primera ciudad liberada de Francia. Gracias a esta rápida conquista, la localidad quedó prácticamente indemne de los bombardeos y destrucciones que acabaron con la práctica totalidad de los edificios en otras ciudades de Normandía y Bretaña.

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Bayeux resulta una excelente plataforma para recorrer la costa del Desembarco, visitando las playas y las pequeñas villas que cuentan con museos sobre el tema (importante controlar los horarios de apertura y cierre). Imprescindible resultan las visitas al cementerio norteamericano de Colleville-sur-Mer, junto a la terriblemente famosa playa de Omaha, a los restos del gigantesco muelle artificial en la localidad costera de Arromanches y acercarse a Pointe du Hoc, destacado saliente en los acantilados donde los alemanes disponían de un importante emplazamiento de artillería costera. La zona se encuentra musealizada, conservándose el lugar como quedó después del asalto de los rangers americanos, con los impresionantes bunkers alemanes destruidos y derribados dentro de los múltiples cráteres formados por los bombardeos y la acción de los comandos.

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El acceso a la pequeña localidad de Bayeux con calles muy estrechas, está perfectamente delimitado gracias a las circunvalaciones que subsisten y que fueron realizadas por las tropas inglesas con el fin de que pudiera circular con facilidad el ingente material pesado desembarcado. El estacionamiento resulta sencillo por la existencia de cantidad de plazas de aparcamiento gratuitas, que permiten dejar el vehículo a las afueras de la ciudad y adentrarse caminando por sus bellas calles para disfrutar de sus tradicionales edificios que se organizan en torno a su catedral y siguen el curso del río Aure.

 Panorama

Sin duda, una de las dos obras de arte más valoradas en Bayeux es su catedral, Nôtre Dame de Bayeux. La nueva catedral se edifica sobre otra románica anterior, siguiendo los patrones de la arquitectura normanda que evoluciona hacia el gótico, ya que, iniciada en el s. XI, las obras no concluyen hasta el XIII. Fue obra del obispo Odón de Conteville, posteriormente primer Conde de Kent, hermanastro del duque Guillermo, con el que colaborará militarmente en la conquista.

La otra obra excepcional es el Tapiz de la Reina Matilde (esposa de Guillermo), conocido popularmente como Tapiz de Bamaking_bayeux_tapestryyeux. El Tapiz es una obra de arte única y un documento histórico de primer orden que narra en imágenes la aventura normanda. Contiene infinidad de detalles interesantes que ilustran casi todos los aspectos de la vida en el s. XI: equitación, armamento, vestido, construcción y navegación de naves, cocina, caza, etc. Una profusión increíble de imágenes: 37 edificaciones, 41 barcos, 202 caballos, 626 personajes, etc.

Está comprobado que es obra de un taller inglés, posiblemente del Condado de Kent y encargado y pagado por el obispo Odón de Conteville. Fue realizado relativamente poco tiempo después de la conquista, tal vez entre los años 1070-1080, con destino a la consagración solemne de la nueva catedral en 1077. El Tapiz se encuentra documentado en un inventario de la catedral del s. XV y parece que, durante toda la Edad Media y hasta la Revolución Francesa, se exhibía con regularidad en la nave central el 1 de julio, durante la celebración de la Fiesta de las Reliquias.

El Tapiz ha pasado por difíciles situaciones y se ha salvado milagrosamente. Durante la Revolución Francesa estuvo a punto de ser troceado para decorar las fiestas populares. En el año 1803 Napoleón lo transporta a París, pero debido a la impopularidad del traIMGP0365slado, es devuelto por el dictador a la ciudad de Bayeux que lo custodia y, desde aquel momento, solamente se muestra a importantes visitas. Es ocultado en a diversos lugares, siempre cerca de Bayeux, en circunstancias especiales como las Guerras Napoleónicas, la Guerra Franco-Prusiana y la I y II Guerra Mundial. Después de esta última es enviado momentáneamente al Louvre, para ser expuesto tras la rendición nazi. Hoy se encuentra expuesto en su lugar: Bayeux.

El Tapiz (La Tapisserie de Bayeux) se expone en el antiguo Gran Seminario de la ciudad del s. XVII, en la rue Nesmond, que alberga el “Centro Guillermo el Conquistador” (Centre Guillaume-le-Conquérant). En la entrada del Museo, en su patio exterior, se puede observar el Thorvald, la única replica existente del modelo de nave noruega denominado kirkebat (barco-iglesia), semejante a la que utilizaron los normandos para cruzar el Canal de la Mancha en el s. XI.

Sala Tapiz de Bayeux (1) Con la entrada al Museo (8,00 €) se facilita una audio-guía en castellano, que resulta imprescindible para comprender y seguir la historia que narra la obra. En la planta baja se encuentra la denominada Sala Harold, una estancia de unos 50 metros de larga y prácticamente a oscuras en donde se musealiza el bordado dentro de una vitrina convenientemente iluminada. A mitad del recorrido, en la escena numerada como 37, la vitrina gira 360º, encontrándose el resto de la obra expuesta detrás de la primera parte. Podemos ver su disposición  en la fotografía.

En realidad la obra no es una tapiz, se trata de un bordado de hilos de lana de cuatro colores principales (rojo, amarillo, verde y azul) y otras ocho tonalidades diferentes menores, sobre una tela de lino de 70 metros de larga y 50 cm. de ancho. La faja de tela está dividida en tres; en el medio se narra la escena principal, mientrasFRA14000C2_10 2 las dos franjas muy pequeñas de los extremos muestran una decoración a base de animales más o menos fantásticos: follajes, guerreros, labores de campo, etc. El dibujo, curiosamente, resulta muy actual al imitar el “comic” y el “dibujo animado”.

La historia a grandes rasgos es la siguiente: Eduardo “el Confesor”, rey de Inglaterra, anciano y sin herederos, designa como sucesor a su cuñado Harold. Como teme que no se le reconozca a su muerte, ya que el duque de Normandía, Guillermo, primo suyo, pretende el trono inglés, envía a Normandía al propio Harold con una misión que, en realidad, históricamente no se conoce exactamente. En el viaje Harold y su gente caen en manos del Conde Guy, que después de varios emisarios entrega el prisionero a Guillermo.

Harold, ahora huésped de Guillermo, le acompaña y apoya en distintas campañas militares en Bretaña, es armado caballero por el duque, le hace jurar fidelidad sobre las reliquias en la antigua catedral románica de Bayeux y se compromete en matrimonio con la hija de Guillermo, Ágatha de Normandía. Harold regresa a Inglaterra, pero a la muerte de Eduardo se erige como rey sajón olvidando y despreciando el juramento y compromiso que había adquirido en Normandía. Ante la ingratitud y traición de Harold, Guillermo se ve legitimado para exigir el trono preparando un poderoso ejército que invade Inglaterra en 1066 y vence a Harold en la Batalla de Hastings, coronándose posteriormente como rey de Inglaterra.

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La “narración” del Tapiz se interrumpe con la muerte de Harold (falta la última parte), que es considerada como un justo castigo para un perjuro. De esta manera, la historia de la conquista se justifica como un castigo divino al cometerse sacrilegio sobre las sagradas reliquias, acarreando forzosamente para el culpable y todos los suyos las consecuencias más terribles. Así se explica que un tema completamente profano como una intervención militar, se convierta en un asunto exclusivamente religioso y tenga permanentemente su sitio en la catedral.

La conquista es el germen que dará lugar a la “Guerra de los 100 años”, concretamente 106 años de guerra permanente y terrible entre Inglaterra y Francia. Ahora los normandos, que siempre habían sido vasallos del rey de Francia, eran reyes de otra nación y quieren ser tratados de igual a igual. Pero el punto de vista francés no es el mismo, y el hecho de que hubiesen ascendido de su ducado francés al trono inglés, no tiene por qué cambiar su sometimiento a la corona francesa. La pugna por los territorios normandos en suelo francés hará el resto.

batalladehastings1066lo por Lovell 

En la primera planta del edificio se muestran varias maquetas, escenas en cera de la vida del nuevo rey de Inglaterra, paneles, vitrinas, etc., que tratan de explicar la vida cotidiana y el reinado de Guillermo el Conquistador. Toda su vida fue un continuo guerrear, enfermar y engordar. Se decía de él que parecía estar embarazado. El propio rey de Francia, enemigo suyo, una de las veces en las Guillermo cayó enfermo se burló de su obesidad, llegando a mandar un emisario para que le preguntase si había dado a luz con felicidad. Guillermo le respondió: “Todavía no he parido, pero podéis decir a vuestro señor que, después del parto, iré a misa a Nôtre Dame de París y no con cirios, sino con diez mil lanzas”.

El final de sus días no fue muy edificante. En el verano de 1087 se encontraba guerreando en la frontera de Normandía, en la ciudad de Mantes. En un rutinario reconocimiento del terreno, su caballo paró tan bruscawilliam2mente que su enorme estómago se golpeó con fuerza contra el pomo de la silla de montar. El accidente le reventó internamente los intestinos y le produjo una peritonitis mortal. Seis semanas después moría a los 60 años en su castillo de Caen, en donde fue abandonado y despojado por sus sirvientes de todo lo que tenía a su alrededor: ropa, joyas, armas, muebles, …

Solamente uno de sus allegados consiguió que se celebrara el funeral en la Iglesia de Saint Éttiene de Caen, al que asistieron muy pocos fieles y donde actualmente se encuentran enterrados sus restos. Hasta el momento de su funeral Guillermo quiso ser único. Los obispos insistieron en enterrarle en un sarcófago de piedra, pero debido a su enorme tamaño, la descomposición que ya había comenzado y el hinchazón que le produjo su enfermedad, hubo que meter a presión el cuerpo en aquel pequeño nicho con un resultado nada edificante. El vientre de Guillermo reventó y, según cuentan, salpicó de vísceras, sangre y pus todo el lugar. El olor resultó tan insoportable, que los escasos asistentes que habían acudido al funeral abandonaron huyeron del templo y un hedor espantoso se mantuvo en el recinto durante varios meses.

Dos sucesos unen al duque de Normandía y rey de Inglaterra con el Reino de León. El primero de ellos forma parte de la leyenda y se refiere a que Guillermo se llevó a Inglaterra un caballo leonés, que montó en la célebre batalla de Hastings, donde el equino murió durante combate. En el Tapiz se le representa comoBayeux_Tapestry_WillelmDux un bello ejemplar negro, con una cruz esbelta y rasgos árabes. Había sido un regalo del señor de Longueville, Walter Giffard, que lo había adquirido durante su peregrinación a Santiago en el año 1064.

El otro hecho, éste histórico, se refiere a que el monarca leonés Alfonso VI tras la anulación de su matrimonio con Inés de Aquitania por la esterilidad de la reina, acordó su matrimonio con Ágatha de Normandía, hija de Guillermo y Matilde de Flandes, que había estado prometida con Harold antes de la invasión. La muerte prematura de Ágatha en 1080, frustró el compromiso por el que la princesa normanda podía haber sido reina de León.

Como vemos, para los amantes o curiosos de la historia, el arte o los paisajes sorprendentes, la visita a Bayeux puede resultar muy recomendable.  Evidentemente no se puede dejar de lado su gastronomía. Normandía es la tierra de la sidra, el calvados y el camembert, pero también de excepcionales productos hortícolas de temporada y exquisito pescadMOULES_FRITESo y marisco, siendo los precios bastante asequibles.

Un tema importante a tener en cuenta es la bebida. Es posible su coste 0,00 € en prácticamente todos los lugares, si en vez de pedir agua, vino o cerveza, solicitamos una “carafe d´eau” (jarra o recipiente con agua de grifo), asunto impensable en los restaurantes españoles. Una recomendación, si hay ocasión se deben probar los “moules et frites”, otra manera de degustar los mejillones que para nosotros es sorprendente y extraña, pero que resulta original y muy sabrosa.







- El Tapiz de Bayeux. Joseph Kronheim.
- 911-2011. Aniversario: 1100 años formación de Normandía.
- Cementerio americano de Colleville-sur-Mer, sobre la playa de Omaha.
- Mapa del Desembarco aliado.
- Panorámica actual playa de Omaha.
- Arromanches. Restos puerto artificial aliado.
- Vistas de Bayeux.
- Recreación: bordado del Tapiz.
- Reproducción del Thorvald. Patio Centro Guillermo el Conquistador.
- Tapiz de Bayeux. Sala Harold, Centro Guillermo el Conquistador.
- Idem.
- Fragmento Tapiz. Guillermo, sobre su caballo español, se muestra a sus hombres levantando el casco.
- Batalla de Hastings. Tom Lovell.
- Guillermo el Conquistador. Pintura del XIX.
- Fragmento del Tapiz.
- Moules et frites.
- VIDEO: YouTube, "Qui le droite" por Ana Torroja y Patrick Bruel (thefuegotiger).