viernes, 17 de febrero de 2023

Carnaval de León 2023

 



Tal y como hoy lo conocemos el Carvanal, guste o no, tiene su origen en las fiestas de la Edad Media y es un producto del cristianismo, por lo que resultaría muy simple identificar el Carnaval con las fiestas Saturnalias romanas.  Ello no impide que dentro de los diversos festejos quedaran incluidas algunas celebraciones con clara raigambre pagana.

La esencia de la fiesta era disfrutar de los placeres de la vida antes de la llegada del principal periodo de penitencia, la Cuaresma, que se impone en la religión cristiana a partir del s. IV. Las celebraciones conducirán, según la zona, a diferentes comportamientos folclóricos buscando realizar todo aquello que no será posible efectuar durante el tiempo de Cuaresma: diversión continua, música, canciones y representaciones burlescas, bufonadas, sexo y abundante comida y bebida.


Los antecedentes hispanos del Carnaval se pueden seguir desde el s. VII. Durante el periodo visigodo, San Isidoro de Sevilla criticó las actuaciones de los fieles en el periodo previo a la Cuaresma: 
“… adquieren monstruosas apariencias, disfrazándose a modo de fieras; otros toman aspecto mujeril, afeminando el suyo masculino. Hacen gritería y danzan y con torpe perversidad se unen los de uno y otro sexo formando cuadrillas y esa turba de enflaquecidos espíritus se excita con el vino.”

La invasión árabe debió hacer un gran paréntesis en las celebraciones, pero el arraigo debía ser tan fuerte en la sociedad que nuevamente aparecen en el s. XIII bajo la denominación de carnestolendas, vocablo referido a que después de las celebraciones habría que cumplir con el precepto cuaresmal de no comer carne. Un siglo más tarde se conocerá como carnal, y será en el siglo XVI cuando la definición de las fiestas previas a la Cuaresma se italianizará bajo el apelativo de Carnaval.


El antropólogo Julio Caro Baroja incide en un término muy español para estas festividades: “Antruejo”. Este nombre castellano varía en el noroeste español: Portugal, Galicia, Asturias y León. La forma “Entroido”, que aparece por primera vez en un texto leonés de 1229, es muy popular actualmente en Galicia, pero también en Léon. Otras formas como “Antroido” en Asturias y “Antruydo” en Santander, según Julio Caro proceden, sin duda, de la palabra latina, “Introito”, entrada, introducción, comienzo, …

Carlos I llegó a prohibir, bajo diferentes penas, la costumbre cada vez más extendida de disfrazarse en las celebraciones ocultando el rostro mediante máscaras: “… porque de traer máscaras resultan tan grandes males y se disimulan con ellas y encubren, mandamos que no haya enmascarados en el Reyno”. 

Con el paso del tiempo se relaja la prohibición. Muestra de ello, es la crónica que durante un viaje de Felipe II a Zaragoza, a finales del XVI, se relata la utilización de las máscaras durante las Carnestolendas“Es costumbre en España las máscaras por las calles diciendo coplas y cosas para reír, echando huevos llenos de agua de colores donde ven doncellas en las ventanas, ésta es la mayor inclinación de los de esta tierra, que son muy deseosos de luxuria, echar manojos de harina, nieve si cae, o naranjas”.


Los jesuitas españoles persiguieron los excesos carnales que se producían en estas fiestas, presentando como alternativa el piadoso “ejercicio de las cuarenta horas”, que consistía en acudir a los templos para escuchar sermones y música sacra durante el tiempo que duraba el Carnaval. 
La última proscripción importante en España hacia el Carnaval, culminó con la prohibición que hizo de las celebraciones el gobierno del General Franco. No obstante, en el medio rural no llegó a ser tan efectiva, manteniéndose en vigor antiguas costumbres que a veces cambiaban de nombre para "camuflar" la celebración, pero manteniendo su esencia.

Como vemos, estas celebraciones han pasado por momentos de declive y prohibición, pero siempre han resurgido con más fuerza. En general, durante siglos se ha producido una pugna entre el pueblo liberado de las normas sociales por la fiesta y las autoridades del momento que no deseaban perder el control de la calle.


Actualmente son innumerables las celebraciones por toda la Península, en las que predominan los desfiles de disfraces, máscaras, danza y música, imitando los desfiles brasileños de baile y lentejuelas. Sin embargo, persisten innumerables ritos antiguos por toda la geografía española que sobresalen por su variedad, originalidad, su pequeña localización y enigmáticos trajes, utensilios y máscaras: zancarronescascamorraszipoteroscarantoñas, etc. 


Destacaremos los Carnavales de Llamas de la Rivera, localidad muy cercana a la capital, en donde el domingo anterior al martes de Carnaval se celebra El Antruejo, fiesta de interés turístico provincial. En este día, una serie de personajes salen a la calle con la misión de recorrer las casas con aire festivo y con la intención, en principio, de asustar a la gente, pero claramente con espíritu burlesco y festivo. La denominación de estos personajes son claramente ancestrales: "los guirrios", curiosos individuos, con abanicos y cencerros, que llevan grandes tenazas, vejiga y un rabo con el que sacudir a los que se crucen en su camino; los vistosos abanicos se colocan sobre la cabeza en un armazón de cartón que se denomina "mazcara".

Pero también aparecen otros personajes: "el toro", "la gomia" (que simula un caballo), "la madama", mujeres con los trajes típicos de la localidad, "el diablo", etc. Curioso resulta "la rosita", protagonista siniestro que viste túnica de saco y cara de tronco de árbol, y que, según los vecinos, quiere representar una mujer fea y muy alta. Se decora con una larga lengua.

Por último, relatar una curiosa y vieja tradición medieval en las celebraciones carnavalescas, hoy por supuesto perdida, pero que enlaza con la actual costumbre de introducir un premio, un regalo, en nuestro típico Roscón de Reyes, en el que hace años, como muchos recordamos, era habitual ocultar una haba en su interior.

¿Porqué un haba? El hombre medieval creía que el aire era portador de vida, por lo que una simple ventosidad podía tener concepciones genéticas (en algunas sátiras se afirmaba que los campesinos nacían de un pedo de asno ¡!). Por eso, los seguidores del Carnaval pretendían que durante su celebración se comiera hasta reventar, estando “obligados” a comer los alimentos más flatulentos: guisantes, judías y habas, con el fin de que las ventosidades de esos días se “apoderaran” del mundo mediante las “almas-pedo”. 

Según creencias filosóficas griegas (Pitágoras) el “alma-haba” que se come, se trasforma en un embrión a los 40 días. De ahí la tradición de esconder una haba dentro del dulce el día 6 de enero, festividad de los Reyes Magos. El que come la porción de roscón que la contiene se convertirá en rey, y a los 40 días (justo durante el periodo de Carnaval), se trasformará en el rey de los “truenos de Carnaval”.


Obras de José Gutiérrez Solana:

- Carnaval en la aldea. 
- Las máscaras 
- El entierro de la sardina.
 
- Baile de máscaras.


Antruejo de Llamas de la Rivera

Guirrios. Foto de Kyle Hearn.
La Gomia.
- La Rosita. Foto de Kyle Hearn.





jueves, 2 de febrero de 2023

Las Candelas y las fiestas de febrero

El rapto de Proserpina – Alessandro Allori


Plutón, el dios del inframundo, se enamoró de la bella Proserpina, hija de Júpiter y Ceres, raptándola y llevándola consigo al Averno. Ceres, al darse cuenta de la desaparición de su hija, la buscó día y noche alrededor del mundo, recorriendo campos, mares, montañas y bosques, alumbrándose en la oscuridad con teas y antorchas. Fue el Sol quién señaló a Ceres el rapto de Proserpina por parte de Plutón. Ésta, indignada, se retiró a uno de sus templos negándose a dejar crecer los frutos de la tierra, poniendo así en peligro el futuro de dioses y hombres. A éstos últimos por la falta de alimento y a los dioses por quedarse sin los sacrificios que cotidianamente les hacían los humanos.

Mercurio fue el enviado de Júpiter para que ordenara a Plutón que permitiera salir del Infierno a Proserpina. Plutón accedió con la condición de que ésta viviera seis meses al año con él, pudiendo permanecer el resto del año con su madre. De esta manera, los meses que madre e hija están juntas, Ceres decora la tierra con flores de bienvenida y, del mismo modo, permite que se llenen de frutos árboles, huertas y sembrados. Pero en el otoño, cuando Proserpina regresa al Hades y abandona a su madre, ésta desatiende la naturaleza que pierde así sus frutos y colores.

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En el mundo romano, las mujeres, en los primeros días del mes de febrero, rememoraban aquella búsqueda de Proserpina por parte de Ceres, utilizando teas y antorchas y dando lugar así a la fiesta conocida como “de las luces”. 

Pero también el mes de febrero era el mes de las fiestas Lupercales, muy celebradas en Roma, que se festejaban el 15 de febrero (ante diem XV Kalendas Martias). Tras los oportunos sacrificios, adolescentes desnudos marchaban en procesión azotando manos y espalda a las mujeres que encontraban en su camino, dispuestas a ser parte de la fiesta lasciva. Utilizaban correas confeccionadas con piel de cabra, a modo de miembro viril, resultando rituales de fuerte contenido sexual encaminados a la fecundidad, pero también a la purificación.

Andrea Camasseiː Fiestas Lupercales, óleo sobre lienzo

Como vemos las tradiciones ancestrales se asemejan y entrelazan. En la ley judía, la madre que había dado a luz un varón era considerada impura durante siete días, a los que había que añadir treinta y tres días de “purificación de la sangre”. En total eran cuarenta días que, en el caso de que el nacido fuera niña, se duplicaban. Al cumplir los plazos, cuarenta u ochenta días según el sexo del recién nacido, la madre debía de llevar al Templo un cordero, un pichón o una tórtola para redimir su “pecado”. Si no fuera posible ofrecer un cordero, podría presentar dos pichones o dos tórtolas, caso de la Virgen María.

Sébastien Bourdon, La Presentación en el Templo

La purificación de las madres en el Templo tenía lugar por las mañanas en el atrio de las mujeres. Allí eran rociadas por el sacerdote con el agua lustral, agua que había apagado las brasas de la hoguera de algún sacrificio, a la vez que se recitaban oraciones al respecto.

Además de la purificación de la madre, la ley mosaica obligaba a la presentación del primer nacido si era varón. Según se cita en el Éxodo: “Le separaréis para el Señor y se le consagraréis”. De esta manera, todos los primogénitos de los hijos de Israel debían ser dedicados a la vida religiosa. Pero al escoger Dios para este cargo a los hijos de la tribu de Leví, estableció que los primogénitos de las restantes tribus no debían servir en el Templo, pero habrían de ser presentados al Señor como ofrenda que se le debía, siendo "rescatados" de la dedicación religiosa con ofrendas.

Giovanni Bellini, Presentación en el Templo

A finales del s. V el papa Gelasio I, con el fin de reemplazar las fiestas lupercales de febrero, que seguían teniendo mucho seguimiento entre el pueblo como fiesta de exaltación sexual y de purificación, además de terminar con la costumbre heredada de la mitología sobre la constante búsqueda de Proserpina, instaura el 2 de febrero la conmemoración de la visita al Templo que celebró la Virgen María a los cuarenta días de dar a luz, dando lugar a las fiestas cristianas de Purificación y Presentación: Las Candelas.

Candela. 2

Pero Gelasio también instituyó el 14 de febrero la evocación del martirio de Valentín ocurrida en el año 270. Según la leyenda, Valentín fue un sacerdote cristiano, anteriormente médico, que se opuso a ley que prohibía a los soldados casarse. El sacerdote desafió al emperador Claudio II celebrando en secreto matrimonios para jóvenes enamorados. En consecuencia, el emperador ordenó encarcelar y asesinar a Valentín.

Gelasio I

Valentín fue martirizado y ejecutado el 14 de febrero del 270. Sobre su tumba Julia, la hija de un oficial romano al que Valentía había devuelto la vista, plantó un almendro de flores rosadas. Desde entonces el almendro es símbolo de amor y amistad duraderos. La festividad religiosa de San Valentín se celebró hasta el año 1969, año en el que Pablo VI decidió eliminarla siguiendo los acuerdos del Concilio Vaticano II, que ordenaba la búsqueda de existencia y detalles reales en la vida de los santos a los que la Iglesia dedicaba un día del santoral.


No se sabe a ciencia cierta cuando empezaron a celebrarse las procesiones cristianas en estos días. Se conoce que en el s. X se celebraba en Roma, con gran solemnidad, la fiesta de la Purificación de la Virgen María, en la que eran protagonistas las candelas y los cirios que se prendían para procesionar, para después llevárselos a casa y encenderlos en situaciones de necesidad.

En la actualidad, quedan varias muestras de esta celebración ritual. En León son varias las localidades que mantienen viva esta tradición: Cea, Grajal de Campos, Villafrea, Campazas, … En la capital, aparte de la tradicional misa y bendición de las candelas el día 2 de febrero en la catedral de Santa María, se celebra la entrañable fiesta de “Los Usías”, tradición que se sitúa en la iglesia de Santa Marina La Real y que tiene sus raíces en la Edad Media, siendo sus primeros protagonistas los nobles leoneses. En este día se realiza la tradicional presentación de los niños nacidos durante el año, con oferta de pichones, que ahora es recogida y participada por el pueblo como pequeña evocación de aquellas primeras fiestas atávicas.


- Rapto de Proserpina. Alessandro Allori.
- Retorno de Proserpina. Lord Leighton.
- Fiestas Lupercales. Andrea Camassei.
- La Presentación en el Templo. Sebastian Bourdon.
- Presentación en el Templo. Giovanni Bellini.
- Las Candelas. San Miguel de Escalada.
- Papa Gelasio I.
- Martirio de San Valentín. Maestro de Cambrai.