sábado, 24 de marzo de 2018

La Morenica ... a pesar de la lluvia

Nuestra Señora del Mercado (León)

La primitiva talla, anterior al siglo XIV debió de ser una de las denominadas Virgen Madre: María sentada en un trono, cubierta con una amplia túnica sobre manto y velo, que se muestra bendiciendo o con una flor o manzana en su mano derecha. En sus rodillas el Niño con túnica y también bendiciendo. La mayoría de las veces ambos coronados.

Era la Madre del pueblo llano, artesano, humilde; amparo de los enfermos y refugio de pobres y desheredados; en resumen, era el consuelo de la población que residía a extramuros del León milenario, quedando al margen de mitras y purpurados. Su desaparición por causas desconocidas, hace que se sustituya entre los siglos XV-XVI por una talla anónima al gusto de la época: una Piedad.

En las tallas conocidas como Pietá (Piedad), la Virgen tiene sobre sus rodillas el cuerpo de Cristo tras su descendimiento de la cruz. La imagen leonesa en madera policromada y de autor anónimo pero de inspiración hispano-flamenca, se representa a María como una mujer muy joven cuyo gesto contraído, triste, desconsolado, que está a punto de comenzar a llorar.

En su regazo el cadáver rígido del Hijo con la cabeza caída hacia atrás y el brazo derecho completamente perpendicular al suelo y que con una acentuada curvatura a partir del tórax que acrecienta el aspecto trágico de la estampa. La pierna izquierda reposa sobre la pierna de María rompiendo así la rigidez del cadáver. Esta disposición aparece en muchas representaciones de La Piedad.

En algunos documentos a partir del XV se la nombra como “Santa María la Nueva” o “del Camino del Mercado” o “Nuestra Señora la Antigua del Camino”. Ahora, para los leoneses es “la Dolorosa”, o como cariñosamente la denominó el que fue compañero y amigo Máximo Cayón Waldaliso: "La Morenica del Mercado”.

No hay duda que La Morenica del Mercado es la imagen que más devoción despierta entre los leoneses. Todo un ritual acompaña su salida a las calles de la ciudad el Viernes de Dolores. El día anterior se la retira del camarín del retablo de la Iglesia del Mercado donde permanece durante todo el año. Para esta especial salida se le cambia el manto isabelino de mediados del siglo XIX por uno de terciopelo de color carmesí que, según cuentan, está confeccionado en la India y que fue donado por una devota de la imagen, siendo las hermanas concepcionistas las encomendadas de conservar este manto durante todo el año en un estado óptimo.

Tras la colocación cuidadosa de este manto de cinco metros de vuelo, se le pone la toca, la corona y las joyas, entre las que destacan unos pendientes de diamantes regalo de Isabel II y su esposo Francisco de Asís.

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La salida de La Morenica el Viernes de Dolores marca el inicio de la Semana Santa de León, que arrastra miles de fieles que la acompañan con velas encendidas y que lentamente se mece al son de las bandas de las tradicionales cofradías leonesas, mientras repican incansables las campanas del cercano Monasterio de las Monjas Benedictinas de Santa María de Carvajal, al pie del tradicional Camino de Santiago.

Allí, cada año, entra a visitar a las religiosas y, como ellas mismas señalan esta vez, acudió como cada año a su cita a pesar de la lluvia, tan deseada, pero inoportuna, para que "le confiáramos nuestros deseos, nuestras preocupaciones, nuestras alegrías, en definitiva, nuestras vidas. ¡Que ella nos lleve a Jesús!"

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