miércoles, 29 de agosto de 2012

Reactivación económica y menos paro



Producto Español

Nos llegan noticias de que el consumo se desploma y que la recaudación no alcanza el 50% de lo recaudado en el mismo periodo del año anterior. Y eso sin tener en cuenta la subida del IVA a partir del próximo 1 de septiembre. 

Todo esto sin que los recortes afecten a la estructura del Estado, en manos de la clase política nacional o nacionalista: autonomías, consejos, empresas públicas, consejeros y asesores, coches, dietas, jubilaciones privilegiadas, prebendas, dobles, triples, o cuádruples sueldos, etc., que continúan saqueando las arcas estatales, mientras que la única solución es continuar sangrando al resto de la sociedad.

Hay que recordar a estos desvergonzados que, junto a periodistas silenciosos y banqueros sinvergüenzas, son los únicos culpables de la situación actual por su patente inutilidad e incompetencia, bien acompañada por los intereses de partido y su cleptomanía con el dinero de todos. Ahora, que tienen poco de donde robar, mantienen a toda costa sus privilegios en detrimento de los recortes en sanidad, investigación, infraestructuras, educación, de los funcionarios, los pensionistas, etc., en definitiva, de la sociedad que los sostiene a base de menos salario y más impuestos. Y no hay visos de cambio. Solo nos salvará de esta pandilla una Asamblea Constituyente, una nueva Constitución que, prácticamente, los elimine.


¿Qué podemos hacer nosotros al margen de esta caterva? Viene circulando desde hace semanas un correo sobre cómo podemos ayudar a nuestra maltratada economía. No es un tema nuevo. Se trata de tomar conciencia sobre la economía global evitando que, mediante el consumo selectivo, el capital no salga del país, eliminando de esta manera la carga que supone la importación, además de fortalecer nuestras empresas, los ingresos del Estado (a pesar de los políticos) y, sobre todo, favoreciendo el empleo nacional.

El sistema es muy sencillo. Dentro de lo posible y como simples ejemplos indicativos, deberíamos comprar el carburante en empresas españolas, los vehículos que se fabrican en España, favorecer el turismo interno y suprimir en un par de años los viajes al extranjero, primar la telefonía y las grandes superficies españolas de alimentación, bricolaje, ropa, electrónica, construcción, etc., en detrimento de esas multinacionales francesas y alemanas, que todos conocemos, y que nos invaden y bombardean con su potente propaganda. Esta sería la mejor forma de mantener la pequeña y mediana empresa española, que es la que soporta más del 80% del empleo.

Tendríamos que optar por restaurantes y negocios españoles, alejándose de las grandes franquicias internacionales, huir de los bazares extranjeros llenos de luces, farolillos y colores, que arruinan nuestro pequeño comercio y que, en realidad, ofrecen auténtica basura, a veces incontrolada; es indispensable favorecer con nuestras (exiguas) compras, nuestro sector alimenticio, textil, del calzado, juguetes, etc., que, por otra parte, son excelentes.

Todo esto sería importantísimo, pero si además utilizáramos unos segundos para revisar todos los productos que pretendemos adquirir observando su código de barras, el resultado para la economía española sería impactante. 

Todos los productos tienen su código de barras que permite distinguir perfectamente los que están fabricados en España por empresas y fábricas españolas, realizados por trabajadores españoles, donde hoy trabajan tus amigos, vecinos, familiares, etc., y dónde mañana podemos conseguir nosotros mismos un puesto de trabajo o mejorar el que tenemos. Este código siempre comienza con los dígitos 84 .

Por eso resulta esencial valorar nuestras compras, y siempre que nos sea posible, aunque exista otro producto unos céntimos más barato o en oferta, adquiramos el producto fabricado en España. Los miles de millones que puede ocasionar esta decisión contribuirá al desarrollo nacional, a la regeneración de la producción. Estos ingresos se mantendrán en nuestro tejido productivo, reducirán las importaciones y generarán impuestos y sueldos que permanecerán en España, creando recursos y nuevos puestos de trabajo ante el aumento de la demanda. Recuerda que somos casi 50 millones de consumidores. 

Compra, siempre que puedas, en empresas españolas y productos con el código 84.



viernes, 3 de agosto de 2012

El mes de las dos lunas

luna azul2
En 1883 el famoso volcán indonesio Krakatoa en una de sus erupciones, lanzó a la atmósfera gran cantidad de ceniza. Según los científicos, durante dos años la luz de la Luna al atravesar las nubes de ceniza adquirió un tono azulado, dando lugar a que los que miraran el astro percibieran una Luna Azul.

Este apelativo se utiliza actualmente para nombrar la segunda Luna llena que se produce en el mismo mes. El acontecimiento, que era poco conocido hasta entonces, adquirió enorme popularidad en 1999 y se le denominó de la misma manera que al fenómeno descrito del siglo XIX: “Luna Azul”.

Hay que aclarar a quienes esperen ver a la luna teñida de este color que, a pesar de llamarse “azul”, la Luna no cambia de color durante este segundo plenilunio a pesar de que, en algunas ocasiones, pueda verse así debido a distintas contaminaciones de la atmósfera.

Según los astrólogos, la magia que genera esta segunda Luna es determinante para la realización de grandes cambios. Su reflejo, según ellos, produce armonía y bondad, siendo un momento propicio para iniciar nuevos proyectos o cerrar cuestiones pendientes.

Esperemos que el día 31 el señor Rajoy, Draghi, Barroso … Merkel y Wolfgang Schäuble, el siniestro ministro de finanzas alemán, miren esa noche hacia el cielo para recoger alguna de las influencias positivas de esta Luna Azul, y que por lo menos, a estos dos últimos, les recuerde que los alemanes, de una u otra manera, llevan jodiéndonos un siglo.

De paso, que alguien saque nuestra Constitución a la calle para que la influencia de la Luna Azul la trasforme completamente y acabe con toda esta casta política que desgobierna al margen de la sociedad, y que ha crecido, medrado y enriquecido a la sombra de sus artículos. ¡Por una Asamblea Constituyente!

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