miércoles, 17 de noviembre de 2021

El mundo margarita


Se ha celebrado recientemente en Glasgow la esperada cumbre sobre el clima. El objetivo era instar a los países a endurecer sus planes de recorte de emisiones de efecto invernadero de forma inmediata.

En la declaración final que se ha elaborado, se pretende endurecer los planes de recorte de este tipo de emisiones. Estos son los 5 puntos principales de los acuerdos tomados:

-Se solicita a los países actualizar durante el año 2022, sus metas de reducción de carbono para el año 2030.

- Se insta a los países desarrollados a duplicar los fondos para ayudar a los países en desarrollo a adaptarse al cambio climático.

- Se hace un llamamiento para que gradualmente se reduzca el uso del carbón como fuente de energía, además de disminuir los subsidios a los combustibles fósiles que sean ineficientes.

- Se requiere la necesidad de aumentar económicamente el apoyo a los países en desarrollo en más 100.000 millones de dólares al año.

-Se establecerá un diálogo para examinar el tema del dinero a cambio del daño que el cambio climático ya ha causado.


Todos los firmantes deberán presentar programas de recortes para la próxima década de sus emisiones para lograr el objetivo de que el incremento de la temperatura en el planeta se estabilice entre los 1,5 y los 2 grados respecto a los niveles preindustriales, ya que los planes de desarrollos actuales llevaría a la Tierra a un calentamiento de entre 2,4 y 2,7 grados.

Esta subida de la temperatura produciría el derretimiento progresivo y rápido de los polos y la subida catastrófica del nivel del mar, de migraciones masivas, de cambios en los ecosistemas que causarían la extinción de múltiples especies terrestres y marítimas y el avance de los desiertos, la acidificación de los océanos y la profusión de fenómenos meteorológicos extremos como constantes y destructivas sequías o inundaciones dramáticas, entre otras calamidades.

Este futuro incierto que trata de corregir la cumbre Glasgow, como antes la de París, me hace recordar la curiosa teoría o Hipótesis de Gaia, que ya tiene más de 50 años, y la posterior simulación conocida como el Mundo Margarita (Daisy World).


Desde nuestros orígenes el hombre ha venerado y rendido culto a la Madre Tierra. Para aquellos primeros pobladores del planeta la Tierra estaba viva, de ella surgía la vida como si de un vientre materno se tratara, del mismo modo que todo lo que volvía a ella adquiría nuevamente vida. La Madre Tierra será Pachamama, Gea o Gaia, nombres de la diosa primigenia que personifica al planeta Tierra en las mitologías de distintos pueblos.


De esta manera, James Lovelock y Lynn Margulis crean en los años 70 del pasado siglo la conocida como Hipótesis de Gaia, que, sucintamente, hace referencia a que se considera la Tierra como un superorganismo compuesto por los seres vivos, los mares, la atmósfera y el suelo. La teoría fue ridiculizada al creer que Lovelock y Margulis consideraban a Gaia como un "ente personificado". Sin embargo, estos dos científicos defendieron a una Gaia "viviente" pero desechando por completo la existencia de un "ser consciente".

Para desmontar las críticas recibidas sobre la imposibilidad de que todos los componentes terrestres regularan el clima sin plena consciencia o sea, sin un plan o previsión meditado, Lovelock ideó un modelo matemático al que bautizó como DaisyWorld ("El mundo margarita"), que se explica breve pero conciso en el video de la UNED.  



En consecuencia, se puede afirmar que la Tierra, Gaia es equiparable a un organismo vivo capaz de autorregularse. Sin embargo, esa autorregulación tiene unos límites que son los que actualmente supera, con su violenta intervención, el ser humano. Cuando los límites se sobrepasan la ordenación resulta imposible y el sistema regulador puede volverse altamente inestable. De esta manera, los mecanismos de tipo estabilizador existente se convierten de repente en generadores de inestabilidad trasformando los resultados en un caos permanente.

Gaia deja así de comportarse como la "buena madre" que fue y se puede convertir en una Gaia enemigaindignada y aterradora, ante la cual, como dice James Lovelock: “nada de lo que hagan los hombre servirá para nada”.