viernes, 15 de abril de 2022

Gustavo Adolfo Bécquer en León


Ha mediados del siglo XIX, en una fecha sin determinar, Gustavo Adolfo Bécquer presenció en la mañana de un Viernes Santo en León la ceremonia de “El Encuentro”. Dentro de la humildad de aquellos cortejos procesionales del siglo XIX, el poeta sevillano debió sorprenderse por el fervor, la belleza y la tradición del acontecimiento, seguramente por considerarlo tan distinto a lo que él estaba acostumbrado a contemplar  en la Semana Santa de su Sevilla natal.

La extraordinaria sensibilidad de Bécquer, le llevo a relatar y dejar escrito lo que observó y descubrió en aquella visita a León, en un año que no se ha podido determinar y en la que palpó el ambiente festivo-religioso de una pequeña capital de provincia, que por aquél entonces y en plena decadencia urbanística y económica, no llegaría a 12.000 habitantes.

Sobre lo que presenció aquel Viernes Santo de mediados del siglo XIX en la ciudad de León, Gustavo Adolfo Bécquer dejó escrito lo siguiente:


“Sobre lo que se ha escrito acerca de las fiestas religiosas de estas y otras poblaciones frecuentemente visitadas por artistas y literatos, nos induce a buscar la novedad ocupándonos de otras procesiones que, como la del Viernes Santo, en León, son menos conocidas, a pesar de que por sus detalles y las originales escenas a que dan lugar merece que se haga de ellos, aunque no sea más que un ligero estudio”.

“Esta procesión, llamada vulgarmente “El Encuentro”, sale a las diez de la mañana del Viernes Santo y recorre casi todas las calles de la ciudad, acompañada de cofrades con hachas encendidas, cruces, estandartes y pendones. En esta forma sigue hasta llegar a la Plaza Mayor, donde la espera una multitud de gentes, entre las que se ven pintorescos grupos de montañeses y aldeanos, que en días semejantes acuden a la capital engalanados con sus vistosos y característicos trajes”.

“En uno de los balcones del piso principal de la casa del Consistorio, y bajo dosel, se coloca un sacerdote, el cual, forzando la voz de modo que pueda hacerse oír de los fieles que ocupan el extenso ámbito de la plaza, comienza a trazar a grandes rasgos y en estilo tan dramático como original todas las escenas de la Pasión y la Muerte del Redentor del mundo”.


“Durante el sermón, el paso de Jesús Nazareno con la cruz a cuestas está al extremo de la plaz
a, a la derecha del predicador, y en un momento determinado los de San Juan y la Virgen de las Angustias comienzan a bajar por una de las calles próximas y en dirección contraria”.

“Cuando unos y otros se encuentran comienza lo más importante de la ceremonia. El predicador interroga a los sagrados personajes o habla con ellos; otras veces se dirige a la multitud, explica la escena que se representa ante sus ojos, y con sentidos apóstrofes y vehementes exclamaciones trata de conmoverla, despertando por medios de sus palabras, que ayudan a la comprensión y al efecto de las ceremonias, un recuerdo vivo del encuentro de Jesús con su Santa Madre en la calle de la Amargura”.



Bécquer narra espléndidamente lo que todos los Viernes Santos se produce a primeras horas de la mañana en la Plana Mayor leonesa. 

La procesión denominada de “Los Pasos”, organizada por la Cofradía del Dulce Nombre de Jesús Nazareno, fundada en 1611, hace un alto para realizar el antiguo y conmovedor “Encuentro” de San Juan con la Madre Dolorosa, a la que realiza una reverencia, en presencia de Jesús Nazareno, en un acto emotivo contemplado todos los años por miles de personas y recientemente considerado de Interés Turístico Internacional.





sábado, 9 de abril de 2022

La Morenica en la calle


Era la Madre del pueblo llano, artesano, humilde; amparo de los enfermos y refugio de pobres y desheredados; en resumen, era el consuelo de la población que residía a extramuros del León milenario, quedando al margen de mitras y purpurados. 
Su desaparición por causas desconocidas, hace que se sustituya entre los siglos XV-XVI por una talla anónima al gusto de la época: una Piedad.

En las tallas conocidas como Pietá (Piedad), la Virgen tiene sobre sus rodillas el cuerpo de Cristo tras su descendimiento de la cruz. La imagen leonesa en madera policromada y de autor anónimo pero de inspiración hispano-flamenca, se representa a María como una mujer muy joven cuyo gesto contraído, triste, desconsolado, que está a punto de comenzar a llorar.

En su regazo el cadáver rígido del Hijo con la cabeza caída hacia atrás y el brazo derecho completamente perpendicular al suelo y que con una acentuada curvatura a partir del tórax que acrecienta el aspecto trágico de la estampa. La pierna izquierda reposa sobre la pierna de María rompiendo así la rigidez del cadáver.

En algunos documentos a partir del XV se la nombra como “Santa María la Nueva” o “del Camino del Mercado” o “Nuestra Señora la Antigua del Camino”. Ahora, para los leoneses es “la Dolorosa”, o como cariñosamente la denominó el que fue compañero y amigo Máximo Cayón Waldaliso: "La Morenica del Mercado”.


No hay duda que La Morenica del Mercado es la imagen que más devoción despierta entre los leoneses. Todo un ritual acompaña su salida a las calles de la ciudad el Viernes de Dolores. El día anterior se la retira del camarín del retablo de la Iglesia del Mercado donde permanece durante todo el año. Para esta especial salida se le cambia el manto isabelino de mediados del siglo XIX por uno de terciopelo de color carmesí que, según cuentan, está confeccionado en la India y que fue donado por una devota de la imagen, siendo las hermanas concepcionistas las encomendadas de conservar este manto durante todo el año en un estado óptimo.

Tras la colocación cuidadosa de este manto de cinco metros de vuelo, se le pone la toca, la corona y las joyas, entre las que destacan unos vistosos pendientes de diamantes regalo de Isabel II y su esposo Francisco de Asís.

La salida de La Morenica el Viernes de Dolores marca el inicio de la Semana Santa de León, que arrastra miles de fieles que la acompañan con velas encendidas y que lentamente se mece al son de las bandas de las tradicionales cofradías leonesas, mientras repican incansables las campanas del Mercado y del cercano Monasterio de las Monjas Benedictinas de Santa María de Carvajal, al pie del tradicional Camino de Santiago.

Nuevamente ayer y despues de estos dos años interminables de pandemia, La Morenica volvió a las callles de León.