domingo, 20 de julio de 2008

Galicia, Galicia ...

Con motivo del 800 aniversario del otorgamiento de la carta puebla a la ciudad de La Coruña (01 de junio de 1208), el Rey Don Juan Carlos ha inaugurado el pasado martes, 15 de julio, la exposición sobre "Alfonso IX y su época", muestra que abrirá sus puertas hasta el 7 de septiembre en el Palacio Municipal de Exposiciones de la citada ciudad.

Si bien en todos los discursos, entrevistas o comunicados oficiales sobre la exposición, no se hace ninguna referencia ni declaraciones en relación con la situación histórica de los siglos XII-XIII, no se debe pasar por alto lo publicado por una periodista gallega, Paola Obelleiro, que en su columna del País (Galicia) comenta en un desafortunado artículo bajo el título, "La ciudad de la torre faro", lo siguiente sobre este suceso:

"Saqueado por sucesivas invasiones vikingas, A Coruña era un simple istmo de arena de apenas dos leguas que se había quedado despoblado hasta que el 1 de junio de 1208 Alfonso IX, entonces rey de Castilla y de Galicia, decidió fundar una población "en el lugar llamado Crunia, al lado de la torre faro". Un documento denominado fuero en el que "por utilidad de mi reino" el monarca establecía no sólo la organización administrativa y política de un territorio, sino que concedía derechos y privilegios de ciudadanos libres a los habitantes de ese lugar, prohibido en el caso de A Coruña a nobles y clérigos."

http://www.elpais.com/articulo/Galicia/ciudad/torre/faro/elpepuespgal/20080716elpgal_10/Tes)

¿Ignorancia o más de lo mismo? Como ya se ha citado en anteriores entradas, el colonialismo, la tergiversación o la usurpación histórica por el este, y ahora por el oeste, es continua y cada vez más osada.

Alfonso IX es un monarca leonés, el último de sus reyes y el epílogo de la tradición reconquistadora astur-leonesa. Nacido en Zamora y criado en León, la capital del Reino, Alfonso IX pasará a la posteridad como el rey legislador por excelencia, el monarca que se adelantará a su tiempo convocando en León, en el año 1188, las primeras Cortes abiertas, el primer paso democrático, en las que, por deseo regio, acudirán por primera vez representantes de las principales ciudades del reino: León, Oviedo, Zamora, Salamanca, Astorga, etc.

Con su muerte en 1230, muere el Reino de León; pero también su cultura, su patrimonio, su historia sufren y padecen constantemente, siempre prisioneros y víctimas del olvido, la indiferencia y los intereses ajenos.

miércoles, 16 de julio de 2008

El campamento de la Legio VII Gemina: los principia

El campamento de la Legio VII se situaba sobre el suave altozano existente en el interfluvio de los ríos Torío y Bernesga, cuyo nivel más alto se encuentra en la actual Plaza de Regla, prolongándose en dirección a Puerta Castillo y cayendo suavemente hacia la Plaza Mayor. El mayor desnivel, entre 10-15 metros más bajo, se localiza en el lado oeste, donde se levanta el Palacio de los Guzmanes.

El asentamiento legionario es un recinto rectangular de 570 x 350 m. (aproximadamente 20 Ha.), con el ángulo sureste ligeramente deformado y el resto redondeados, en el que se abren cuatro puertas situadas una en cada lienzo de la muralla: la porta praetoria al sur, la porta decumana al norte, la porta principalis sinistra al este y la porta principalis dextra al oeste.

Existían calles o vías importantes que cruzaban el campamento. Desde la porta decumana, en la muralla norte, partía hacia el interior la vía del mismo nombre (A); la vía principalis (C) atravesaba el recinto de oeste a este uniendo las dos puertas situadas en esos puntos, y la vía praetoria (D), trazado que se dirigía perpendicularmente desde la vía principalis a enlazar con la porta praetoria, en el lienzo sur.

En el interior del campamento leonés, la disposición interna de las construcciones se aglutinan en tres grandes zonas convencionales para este tipo de asentamientos militares. En el norte, la retentura, parte del campamento situada detrás del área central, concretamente entre la vía quintana (B) que trascurría de este a oeste (dividía el lugar ocupado por el 5º y 6º manípulo), y la muralla norte. La retentura era atravesada de norte a sur por la vía decumana, que partía de la puerta de su mismo nombre y la dividía en dos. Esta área estaría ocupada por barracones militares, almacenes, graneros, establos, fábrica, etc.

El lado meridional del campamento, entre la vía principalis y el lienzo de la muralla sur, corresponde a la praetentura, denominada así por situarse delante de la zona principal del recinto. Esta área campamental, se encuentra dividida de norte a sur por la vía praetoria y donde, entre las construcciones existentes, predominarían los barracones militares dispuestos perpendicularmente a la vía principalis.

Los latera praetorii, es el área central del campamento formado por las construcciones erigidas entre la vía quintana al norte y la vía principalis al sur. En su extremo oriental, delimitadas por la muralla y esta última vía, se ubicarían las termas del campamento; en el lado oeste, y teniendo como frente también la vía principalis, se encontraría el praetorium, la residencia del comandante de la legión. En los latera praetorii se ubicarían asimismo, las residencias de los tribunos, el valetudinarium, y en el centro, el edificio principal, el cuartel general de la legión: los principia.

Aunque son muy numerosas las excavaciones realizadas dentro del recinto, y poco a poco se va ejecutando el trazado y la disposición interior del campamento, los hallazgos hasta el momento carecen de un especial realce, si exceptuamos la porta principalis sinistra, la salida por el este del campamento, construcción monumental con dos puertas y dos torres realizada con grandes sillares (parecida a la de la imagen). Sin embargo, excavaciones arqueológicas recientes en un solar de la calle San Pelayo han sacado a la luz los principia del campamento de la Legio VII Gemina, restos arqueológicos únicos que, aún hoy, no conocen su futuro.

Si bien existen algunos indicios de arquitectura militar romana en pequeños destacamentos de Zamora, Galicia o Astorga, hasta el momento no existe en toda la Península ningún yacimiento de la categoría e importancia del hallado en León, resultando difícil que surja otro semejante al ser la Legio VII, a partir del año 74 dC., la única legión que durante más de tres siglos tuvo asentamiento permanente en Hispania. Por ello, su valor arqueológico resulta excepcional, no solo para la ciudad de León o para España, sino para el resto del mundo donde son escasos los descubrimientos del mismo tipo.

Según los trabajos e hipótesis realizadas por los arqueólogos sobre el yacimiento, el área excavada, aproximadamente 700 m2, correspondería a un 10% de la superficie total del recinto que ocuparía alrededor de unos 7.000 m2, siempre teniendo en cuenta similares superficies en otros campamentos con capacidad de albergar una legión al completo: Neuss en Alemania o Mirabeau en Francia.

Curiosamente, esos metros de la zona estudiada es parte del área posterior del edificio, el aedes signorum, el lugar sagrado o santuario, donde se encontraría el centro de culto con las representaciones de dioses y emperadores, el tesoro o la caja, con la que hacer frente a los gastos y al pago de la tropa y, por su puesto, el águila y el resto de símbolos y enseñas de la legión.

En opinión de los expertos, son tres las pruebas o argumentos principales que avalan que nos hallamos ante los principia de la Legio VII: el tipo de sillería empleada de aparejo regular, la epigrafía encontrada, entre la que destaca una inscripción dedicada al emperador Antonino Pío y que, como ya se ha comentado, era la zona en que se elevaban altares y estatuas a los emperadores. Por último y muy importante, su situación, que coincide con el patrón de construcción de los campamentos legionarios, ubicándose, como es el caso, en el cruce de las dos calles más importantes del recinto: la vía principalis y la vía praetoria.

Esta ubicación, aunque se desconocen con certeza sus límites por el este y oeste, si bien por el oeste se han documentado en la calle Dámaso Merino restos de un muro de sillería y de un pórtico con columnas, quedaría limitada por el sur con la actual Calle Ancha (vía principalis), y por el norte, con la propia excavación. Este espacio descrito, sobrepasaría con creces los 7.000 m2 señalados, lo que hace pensar que, entre la portada de los principia y la vía principalis, pudiera existir una pequeña explanada con el fin de realizar paradas militares o recibir arengas del comandante.

Todo indica que los hallazgos corresponden al cuartel general y centro sagrado de la Legio VII Gemina, el centro neurálgico de la capital militar de Hispania a principios de nuestra Era; por ello, resulta inexplicable la aptitud y la conducta de los responsables del patrimonio. No podemos entender su falta de claridad, de interés y de celeridad en valorar el yacimiento y ofrecer una solución positiva para su conservación; tampoco comprendemos que no se tomen urgentemente las medidas precisas para salvaguardar los restos, más aún, nunca entenderemos que gracias o por obra de ellos, en un futuro los principia puedan ser destruidos u ocupado su solar por un edificio.

En este asunto, no pueden privar intereses particulares, ni pugnas políticas, ni, como ha venido ocurriendo, disputas u opiniones encontradas entre algunos profesionales de la arqueología. El solar ocupado por los principia del campamento de la Legio VII, debe continuar siendo un espacio "sagrado" para la ciudad, visitable, abierto a todos, que pueda ser valorado y admirado como el lugar, el corazón de la ciudad de León, desde el cual se dirigió durante varios siglos el gobierno militar de la ciudad y de toda la Hispania Romana.



viernes, 11 de julio de 2008

Paulino Sahelices, in memoriam

Conocí a Paulino Sahelices a mediados de los años 90, después de su vuelta de Hispanoamérica. Por aquellos años, el Monasterio de Santa María de Sandoval se encontraba en un estado de total abandono: los muros del claustro a punto de desmoronarse, las zarzas y hiedras cubriendo paredes, patios y tejado, el coro desvencijado y pudriéndose junto con siete retablos, despiezados y amontonados en el interior de la antigua sacristía, ... Todo indicaba que, salvo la iglesia que mantenía el culto, el resto de la fábrica iba a seguir los pasos del Monasterio de Eslonza.

Con el fin de evitar su ruina, se iniciaron una serie de actividades para denunciar y concienciar a los garantes del patrimonio, y conseguir así, en una primera fase, que se comenzaran las obras para consolidar el edificio existente.

Durante aquella dura campaña de denuncia y defensa del Monasterio, agrupé una serie de artículos para la publicación de un libro, “El Monasterio de Sandoval: 150 años de abandono”. Para ese trabajo, fue clave una obra existente en aquel momento editada en 1989 que, a pesar de su sencilla confección, era un trabajo extraordinario e insuperable sobre Santa María: “Villaverde de Sandoval, Monasterio y Pueblo”. Su autor era natural del pueblo de Villaverde de Sandoval, el padre agustino Paulino Sahelices González.

Durante varias décadas, el padre Paulino ejerció su ministerio en tierras americanas sin abandonar su labor investigadora y de divulgación publicando trabajos en revistas especializadas, realizando asimismo comentarios a los textos de San Agustín y escribiendo obras sobre la historia en América de la Orden de San Agustín, a la que pertenecía: “Los Agustinos en Puerto Rico”, “Los Agustinos en las Antillas”, etc.

En las conversaciones que mantuvimos, el padre Paulino se entusiasmaba hablando del pasado de su pueblo y de la historia del Monasterio, mientras lamentaba constantemente el estado calamitoso del cenobio y la inexplicable dejadez de las administraciones competentes.

Su obra y su persona sirvieron de inestimable ayuda para conseguir divulgar la situación de ruina del Monasterio, y lograr que la Junta de Castilla y León se implicase en sucesivas campañas de consolidación y restauración en Santa María de Sandoval, que han impedido y paralizado su constante deterioro.

En el año 2006 publicó una segunda edición, aumentada y revisada, de “Villaverde de Sandoval, Monasterio y Pueblo”, que, según declaró, supuso un esfuerzo notable con el fin de ceñirse escrupulosamente a la historia de Villaverde de Sandoval. Sin duda, esta obra es y será referencia para los investigadores y, por supuesto, para todos los interesados en conocer la trayectoria del Monasterio de Santa María de Sandoval, que, como él decía, está escrita con rigor pero también con el corazón.

Desde aquí nuestro recuerdo y agradecimiento.