lunes, 20 de diciembre de 2010

Las lavanderas: realidad, leyenda y tradición




La lavandera ha resultado siempre un personaje entrañable. El aumento de la población y el cambio de las costumbres en cuestiones de higiene que lentamente dejan atrás la Edad Media, producen una masiva aparición de mujeres obligadas a lavar con mayor frecuencia la ropa de toda la familia.


De la misma manera y debido a la sempiterna falta de ingresos, muchas de ellas a cambio de unas monedas se dedicaban profesionalmente a lavar la ropa de las casas que podían pagar este servicio. Estas pueden considerarse como las auténticas lavanderas, mujeres que nada más despuntar el día, fuera verano o invierno, se dirigían al río, arroyo, pilones o, las más afortunadas, a un lavadero habilitado y un poco resguardado de las inclemencias, cargando sobre su cabeza grandes cestos de ropa sucia a veces a largas distancias.

Jóvenes o maduras, incluso ancianas y niñas, sufrían de aquella penosa actividad arrodilladas al borde del agua sobre una piedra o desde un cajoncito de madera, que las protegía de la humedad. Frotaban y frotaban la ropa sobre la taja o tajuela, la típica tabla rugosa, con el fin de tratar de eliminar la suciedad ayudándose con ceniza y una pequeña pala para golpear las prendas. Con el tiempo, utilizarían jabón realizado a base de grasas animales que ellas mismas fabricarán.

En el norte español la figura de la lavandera se mezcla con antiguas historias y cuentos, sobre todo en el noroeste: León, Asturias y Galicia. En esta última, no existía aldea que no contara con un lavadero alimentado frecuentemente por torrentes impetuosos que surgían de las alturas y que, sorteando robles y castaños, llegaban hasta los robustos estanques de granito, naturales o toscamente tallados, o hasta los remansos de los regatos, donde las mujeres acudían acarreando sus tajuelas y cestos de mimbre o su balde de cinc repleto de ropa. La visión de aquella dura tarea, formó una parte importante del característico, fantástico e imborrable paisaje gallego de la niñez.

Junto aquella estampa cotidiana, convivían las leyendas que rodeaban aquel penoso oficio para algunas, y cotidiano y duro trabajo doméstico para la mayoría. Entre todas ellas predomina una que se repite constantemente por distintos lugares y algunas variantes. Cuentan que, especialmente en las noches de verano sobre todo la noche de San Juan, en lo profundo de la fraga gallegaque tan bien concretó Wenceslao F. Flórez en El bosque animado, suele aparecer a la luz de la luna una anciana de pelo blanco y vestida de negro, que lava su ropa en la ribera del rio.
Según se dice, lava prendas que están manchadas de sangre que jamás llega a desaparecer. Unos aseguran que son mujeres que murieron de parto y lavan sus propias sábanas ensangrentadas; otros, que son los restos de un homicidio no castigado o las sábanas que cobijaron sus prohibidos devaneos amorosos.

Al pasar junto a ella, solicitará tu ayuda para retorcer la ropa. Si ocurre esto, lo que debe hacerse es pasar rápidamente de largo sin dirigirle palabra alguna, porque la Lavandera de la Noche no es de este mundo y si te compadeces y la ayudas, desaparecerás para siempre.



“Era unha noite de lúa

era unha noite clara,





eu pasaba polo río





de volta da muiñada.





Topei unha lavandeira





que lavaba ao par da auga.





Ela lavaba no río





e unha cantiga cantaba






Moza que vés do muíño,






moza que ves pola estrada,






axúdame a retorcer






miña sábana lavada.






¡Santa María te axude






e San Lourenzo te valla!






Desparece a lavandeira






como fumeira espallada






Onde as sábanas tendera






poza de sangue deixara.






Era unha noite de lúa






era unha noite clara".






La figura de la lavandera ocupa parte del paisaje cotidiano de los siglos XVIII, XIX y buena parte del XX, es protagonista de mitos, cuentos y leyendas, pero también es el entrañable personaje que no puede faltar en los tradicionales Belenes. Junto al carpintero, los pastores, el leñador o la posadera, la imagen de la lavandera arrodillada a la orilla de ese río, realizado en cristal o de papel de aluminio, lava incansablemente la ropa.

¿Porqué una lavandera en el Belén? Según los Evangelios Apócrifos, en el nacimiento de Jesús estuvieron presente dos parteras llamada Zalomí y Salomé, aunque en otros textos se las denomina Zaquel y Zebel (Protoevangelio de Santiago, 17-20, Evangelio de Pseudo Mateo 62-7, Libro de la Infancia del Salvador 62-76, La Leyenda Dorada, etc.), Estas mujeres, preparadas para atender en todos los aspectos a las parturientas, ayudarían a traer al mundo a Jesús y lavarían las ropas de la Virgen tras el parto. Ese trabajo, entre sacrificado y sagrado, quedaríá reflejado e inmortalizado para siempre en la celebración de la Navidad mediante la tradicional representación del Belén.



- Las lavanderas. Jean Francois Millet.
- Lavanderas del Manzanares. Manuel Rodríguez de Guzmán.
- Las lavanderas. Francisco de Goya.
- La lavandera. Daniel Ridgway Knight.
- Figuras lavanderas en los Belenes.
- Natividad (parteras adorando al Niño). Jacques Daret.
- VIDEO: You-Tube. Carlos Nuñez&Noa: "A lavandeira da noite".


10 comentarios:

Silvia dijo...

Siempre se aprende algo en tu blog :). Me encanta la música de Carlos Nuñez. Un abrazo

Leodegundia dijo...

Siempre salgo de tu blog encantada con lo que aquí puedo aprender pues tus artículos son geniales, pero el de hoy no sólo lo es, si no que ademas trata un tema no muy habitual y que no deja de ser un homenaje a todas esas mujeres que acababan con sus manos de tanto tenerlas metidas en el agua.
Además nos explicas el porqué de la presencia de las lavanderas que siempre figuran en los belenes.
Las ilustraciones le hacen honor al texto, son buenísimas.
Felices fiestas para ti y tu familia.

Mara dijo...

Un placer leerte y aprender. La música genial. Nunca he leído los Apócrifos has despertado mi curiosidad los buscaré en la red. En mi nacimiento nunca falta la lavandera, el próximo año pondré dos y las llamaré por su nombre. Mi infancia de hermana mayor, está llena de recuerdos del lavadero.

Feliz Navidad para ti y los tuyos.

América dijo...

Mi queridísimo amigo.
Estupendo artículo, así es ,la lavandera es una figura entrañable,mujeres trabaja doras cuyo oficio aun permanece en la memoria ,creo que al igual que las famosas cigarreras inspiraron a escritores,poetas y artistas plásticos,leyendas y cuentos preservan creencias de tiempos que no regresaran pero también permanecen en la tradición ,la referencia de las mismas en estas fechas me ha resultado preciosa,exquisita,una entrada distinta para hacer referencia a la tradicional representación del Belén.
Recibe un fuerte abrazo ya en vísperas de Nochebuena,espero disfrutes junto a tus seres queridos de una noche tan especial.(La música del video es realmente hermosa un homenaje A lavandeira da Noite.)

fonsado dijo...

Silvia: Gracias Silvia. Opino lo mismo sobre Nuñez.
Saludos.

Leodegundia: La vida de la mujer siempre ha sido muy dura. Pero el trabajo de lavar la ropa de la familia en verano e invierno, arrodilladas y en contacto permanente con el frío y la humedad debió de resultar una obligación terrible.
Un abrazo.

fonsado dijo...

Mara: La existencia y lectura de Los Apócrifos, hacen dudar de la verosimilitud de la lectura considerada "adecuada".
Veo que el año que viene Zalomí y Salomé (la que se atrevió a tocar íntimamente a la Virgen), tendrán una representación en tu casa.
Saludos.

América: Tienes razón. Existen muchísimos cuadros de lavanderas, principalmente desde el XIX, donde la "profesión" adquirió una gran relevancia por el cambio de costumbres.
El Belén es un muestrario de las actividades corrientes en una pequeña aldea de hace 2000 años: el poder, la pobreza, la artesanía, el pastoreo y las mujeres que se dedicaban a atender a las parturientas y que después se acercaban al río para lavar las ropas utilizadas.
Otra abrazo para ti y mis mejores deseos.

Ricardo Miñana dijo...

En estas fechas tan entrañables que la armonía, paz y felicidad entren en tu casa.
¡¡FELIZ NAVIDAD!!

Un abrazo.

fonsado dijo...

Ricardo Miñana: Lo mismo te deseo, gracias.
Saludos

María dijo...

Real y curiosa la descripción de las lavanderas, de esa dura y repetitiva tarea, por unas monedas.
Aún quedan en algunos pueblos restos de esos pilones y fuentes donde las mujeres lavaban por “turnos”,pues no eran suficientemente amplios. También aprovechaban para reunirse y charlar.
Un beso navideño.IoI

fonsado dijo...

Maria: Gracias María.
Un beso. Lol.