miércoles, 30 de noviembre de 2011

El Mont Saint-Michel

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Para cualquiera que viaje a Normandía resulta imprescindible la visita al Mont Saint-Michel que, después de la Torre Eiffel, es el lugar más visitado de Francia. Y no es de extrañar. Si el conjunto arquitectónico con su abadía, pueblo y ciudadela resulta sorprendente, su emplazamiento y el entorno que lo rodea, lo hacen sencillamente inigualable, uno de los lugares más extraordinarios del patrimonio mundial.




"Mont Saint-Michel"~ Mike Oldfield


El Mont Saint-Michel se encuentra en el extremo oeste de la costa de Normandía, muy cerca de la región de Bretaña. Se llega desde el este, por la carretera A84 desde Avranches, para continuar por la D275 hasta la localidad de La Caseme. Desde varios kilómetros antes, se distingue su imponente silueta recortándose en el horizonte sobre las extensas llanuras que predominan en esta zona de la costa normanda. La abadía se yergue altiva sobre el peñón rocoso con su torre y afilada aguja neogótica, diseñada por Viollet-le-Duc, apuntando al cielo.

A pesar de encontrarnos en el mes de julio, las nubes y el viento frío del Canal, conforman una mañana desapacible a primera hora. Y es que el tiempo en el Canal de la Mancha suele resultar complicado en cualquier época del año. A pesar de ello, no se desaprovecha la ocasión de buscar un buen lugar desde el que poder observar la impresionante visión que ofrece el Monte desde la distancia. 
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Desde el improvisado mirador, al mismo borde de la enorme bahía y en plena bajamar, podemos distinguir en la lejanía la silueta del peñón granítico emergiendo del arenal. Una imagen inigualable e insólita, mientras nos sorprende la presencia de un distante rebaño de ovejas que pacen tranquilamente en las tierras que rodean la abadía, en lo que debería ser el espacio que ocupa el mar durante la pleamar.

Más tarde conoceremos que, parte de los terrenos que rodean el Mont Saint-Michel, poseen pastos perfectamente adaptados a los ciclos de inundación marino, que implican tasas muy variables y altas de yodo y sal. Allí se alimenta "la oveja de los prados salados", la raza denominada Roussin. La carne de estos corderos (cordero pré-salé), de producción muy escasa, es mucho más roja y con un sabor diferente al cordero tradicional. Según cuentan, una carne más agradable, más perfumada, muy jugosa y de textura delicada, aunque también hemos sabido, que resulta inferior a la de nuestros lechales.
Ferrocarril

Desde el pueblo de La Caseme, se gira a la derecha para acceder a la carretera que enlaza el continente con la roca y conseguir una aceptable plaza de aparcamiento, ya que son miles los vehículos que acuden a diario al Mont Saint-Michel. Esta carretera y el gigantesco parking existente cerca de la abadía, ofrecen dos grandes problemas. La carretera, construida desde 1879 aprovechando un exiguo brazo de arena y que llegó a coincidir con una línea de ferrocarril, se comporta como un dique que impide la libre circulación del agua durante la pleamar, peligrando la insularidad del islote. El otro inconveniente es la existencia del gigantesco parking que deteriora visualmente el entorno.
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Está previsto un gran proyecto para eliminar estas dos dificultades. Se construirá un puente peatonal sustituyendo la carretera, que permitirá restablecer el movimiento de las mareas evitando así la enorme sedimentación actual, y se trasladarán los aparcamientos a tierra firme, dejando completamente exento el entorno del islote.

Tras dejar el parking, queda aún más de medio kilómetro para llegar hasta la roca. Aunque se mantiene el viento, las nubes van desapareciendo y la temperatura comienza a suavizarse. El  largo paseo hasta el islote, resultará un recorrido agradable que permitirá disfrutar del conjunto y su entorno, declarado en 1979 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

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El Monte, con anterioridad a la llegada de los romanos, era denominado Monte Tumba Belenus, dios galo del Sol, siendo utilizado para enterramientos y cultos druídicos. El cristianismo hizo su aparición en el s. IV, con un primer oratorio dedicado a San Esteban y otro posterior en honor a San Sinforiano, ambas capillas al cuidado únicamente de ermitaños.
Peregrinos antiguos
A comienzos del siglo VIII, se construyó la primera iglesia. Según la leyenda, fue obra del obispo Aubert de Avranches, que en sueños recibió la visita del arcángel San Miguel, ordenándole que construyera un templo en el islote. Como el obispo dudaba, San Miguel, en una tercera aparición, le presionó con su dedo la frente dejándole la marca de la cruz, lo que convenció al reticente obispo de la veracidad de sus sueños. Aubert mandó construir una capilla en lo alto del islote y envió emisarios a Italia para buscar reliquias, imprescindibles para atraer a los peregrinos. Los enviados consiguieron un fragmento de la túnica roja que San Miguel había abandonado en su aparición en el Monte Gargán, al sur de Italia, y una pieza de mármol sobre la que se había sentado.

Duque de Berry 2

El lugar se convirtió inmediatamente en uno de los lugares de peregrinación más importantes de la cristiandad. Los benedictinos reemplazarían la primitiva iglesia por una de estilo románico en el s. X. Desde aquel momento, las nuevas construcciones o las remodelaciones, en distintos estilos, fueron constantes a lo largo de los siglos. Al conjunto se le asignará en el siglo XIII el sobrenombre de “Maravilla de Occidente”, no obstante, no faltaron incendios, saqueos, derrumbes, modificaciones o transformaciones en el uso, a lo largo de los siglos.

Corte
Será también durante el s. XIII, con las permanentes luchas entre ingleses, bretones y normandos, cuando se fortifique el enclave, permaneciendo como baluarte inexpugnable durante varias contiendas, sobre todo, durante la Guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra.
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Tras décadas de ruina y declive, resulta curiosa la ocupación en 1622 del monasterio por los miembros de la congregación heterodoxa de San Mauro, que tiene como consecuencia la vuelta de las importantes peregrinaciones al Monte. Es la época en la que comienzan en la roca las reuniones de miembros esotéricos dedicados a la alquimia y a la ciencia, que originó que ciertos grupos conservadores de la Iglesia, presionaran a la realeza para que dejara de apoyar a la abadía, consiguiendo la decadencia completa del enclave religioso.

V y DLa entrada al islote rocoso se produce por una única puerta incrustada en la ciudadela, que cuenta en sus lienzos con varias torres fortificadas: Torre del Rey, del Erizo, del Arco, Torre Beatriz, la Medialuna, la Torre del Lazo, etc. La puerta de entrada, denominada Avanzada, conduce a la única calle que sube por la derecha y que se encuentra repleta de tiendas, tabernas y restaurantes. El pueblo se acurruca detrás de la muralla que forma un zócalo poderoso en la base del Monte. Su historia está estrechamente ligada a la de la abadía y a la masiva llegada de peregrinos, lo que estimuló el establecimiento de comerciantes, que en sus inicios eran fabricantes y vendedores de velas. Los edificios siguen la línea de las bellas construcciones antiguas normadas, extendiéndose por la ladera hacia lo alto,  alternando las viviendas, con pequeños jardines y bellos e interesantes miradores.
Arbotantes
Serpenteando y siempre en permanente subida, la calle principal llega a la misma puerta del monasterio, precedida por una escalera monumental. La entrada al recinto está siempre congestionada y, normalmente, hay que guardar turno para la entrada. Poder entrar en el recinto abacial tiene un coste de 9,00 €, y resulta imprescindible adquirir una audio-guía en español, otros 5,00 €, para recorrer con criterio la totalidad del enorme perímetro y las numerosas salas, criptas, capillas, refectorio, claustro, etc., construidas a lo largo de los siglos.

La colocación y distribución de los edificios de la antigua abadía, cumple fielmente con los principios sociales y espirituales de la época: el claustro se encuentra sobre el scriptorium, y éste se construye sobre los almacenes de la planta baja. Esta distribución se fija con unos criterios de gradación en cuanto a la “importancia” que se le da al alimento: abajo el alimento “material”, sobre éste el “intelectual” del scriptorium de los monjes, y arriba, en el claustro, el alimento “espiritual” que se consigue a base de la oración.

Junto a esas construcciones románicas, comienza a construirse en el s. XIII, la denominada Maravilla, una gran ampliación formada también por otra jerarquía arquitectónica establecida entre los que trabajan, los que luchan y los que rezan: en la planta baja encontramos la sala donde se recibía a los peregrinos, arriba el Salón de los Caballeros y encima de este último, el refectorio de los monjes. Sobre todo el conjunto, la Iglesia y la enorme terraza desde la que se contempla un impresionante espectáculo.

La iglesia románica se derrumbó a comienzos del s. XV. Con la intención de levantar una nueva, se edificó una cripta, llamada de los Gruesos Pilares, con el fin de sostener el nuevo templo gótico que se finalizará en 1521 y que será realizado en un exquisito gótico flamígero. Exteriormente, el conjunto de la iglesia está apuntalado con dos baterías superpuestas de arbotantes coronados por bellos pináculos con motivos vegetales. Entre toda esta increíble arquitectura exterior de contención, existe un verdadero tesoro cerrado actualmente al público por motivos de seguridad. Se trata de la “escalera de encaje”, una escalera que asciende por el centro de uno de los arbotantes con parapeto o barandilla flamígera, por la que se accede a uno de los tejados que se encuentra en medio de un bosque de pináculos a más de cien metros del altura, ofreciendo una magnífica vista del conjunto arquitectónico de la abadía, la fortificación, el pueblo y toda la bahía.

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A finales del s. XIX se añadió al conjunto una torre neorrománica, coronada con una aguja neogótica diseñada por Viollet-le-Duc, en cuyo extremo se sitúa a 170 metros del suelo una escultura del arcángel San Miguel. La talla, obra de Frémiet, mide 4,20 metros, pesa 500 kilos y es una de las imágenes más populares de Francia.

Terrado

En el terrado el viento se siente aún con más fuerza. Las nubes han dejado paso al sol y desde lo alto del peñón, el paisaje se muestra en su total majestuosidad. La circunferencia del Monte es de apenas 1 kilómetro, elevándose 90 metros sobre la arena. Desde allí, se aprecia toda la bahía abierta al Canal de la Mancha, con una superficie de 40.000 hectáreas, prácticamente la extensión del Principado de Andorra. Hacia el noroeste, a 3 kilómetros, el islote de Tombelaine, y hacia el sur la desembocadura de tres pequeños ríos, que dibujan, con la marea baja, hermosos meandros.
Peregrinos
En esta bahía inmensa, que disfrutamos desde lo alto con sus contornos inalcanzables, las mareas son las más impresionantes de toda Europa. Llegan a alcanzar los 15 metros de altura, mientras el mar se retira veinte kilómetros, dejando al descubierto una inmensa extensión de arena muy fina. Según cuenta la leyenda, cuando el mar regresa resulta peligroso encontrarse en el arenal, ya que, según se dice, el agua avanza a la velocidad de un caballo al galope. Pero resulta ser solo una leyenda. La subida del agua, aunque espectacular, no ofrece ningún peligro para los que se aventuren por la arena.

IMGP0180Es tradicional cruzar en peregrinación la bahía, el arenal, hasta llegar al monasterio. Desde la atalaya contemplamos diminutos grupos de personas que se dirigen hacia el islote, pero también otros que se internan algunos kilómetros en pequeñas travesías.

Desde la misma terraza se entra a la iglesia, que posee una fachada neoclásica del siglo XVIII, producto de la ruina de la construcción gótica. La cabecera destaca por su luminosidad, aunque ha perdido sus vidrieras originales. En el momento de la visita, pudimos asistir al final de la celebración de una Eucaristía, realizada con una curiosa puesta en escena por los hermanos de la Fraternidad Monástica de Jerusalén.


Establecidos en el Mont Saint-Michel desde el año 2001, esta congregación contemplativa está compuesta por monjes y monjas que no renuncian a constituirse junto a grandes núcleos de población, pero sin abandonar el carisma fundamental de la vida en comunidad. Se distinguen por la especial belleza en sus celebraciones, que realizan con gran solemnidad y teatralidad, haciendo completamente diferente y llamativo el culto tradicional.

Tras el recorrido por las numerosas estancias de la abadía, por todo el conjunto de La Maravilla, es el tiempo de descubrir los rincones del islote, pasear detenidamente por el pueblo, asomarse a los numerosos y sorprendentes miradores, de transitar por el adarve y las torres de la  fortaleza y, como no, a caminar y adentrarse en el arenal. La visita al Mont Saint-Michel es un estallido de sensaciones, un sobresalto continuo de los sentidos, una visión única, en un lugar único.

Azul


- Vista del Mont Saint-Michel, desde el norte.
- VIDEO: You-Tube, por "adhardehadres": "Mont Saint-Michel" de Mike Oldfield.
- Desde un mirador en la carretera.
- Pastos alrededor de la abadía.
- Tarjeta antigua con la línea ferroviaria.
- Vista aérea.
- Grabado antiguo. Peregrinos.
- "Las muy ricas horas del Duque de Berry".
- Vista desde el sur.
- Calle principal.
- Acceso a la abadía.
- Arbotantes del coro. Dibujo de Viollet-le-Duc.
- Escalera de encaje.
- Aguja torre y escultura de San Miguel.
- Desde el terrado.
- Peregrinos en el arenal.
- Coro de la iglesia.
- Monjas de la Fraternidad Monástica de Jerusalén.
- Bajamar, atarceder (Éditions du patrimoine)

11 comentarios:

Ricardo Chao Prieto dijo...

A, qué recerdos. Lo tengo como el sitio más impresionante que he visto en mi vida, junto a la Basílica de san Pedro.

Tharasia dijo...

¡Qué artículo más completo!
http://www.flickr.com/photos/tharasia/3893385989/

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho el artículo!

La verdad es que fue un viaje y una visita inolvidable!

A ver cual es el próximo.

Un beso Víctor

fonsado dijo...

Ricardo: Estoy contigo. Es un lugar distinto, y resulta muy difícil de explicar la unión de la obra del hombre con la naturaleza. Hay que estar allí.
Saludos.

Tharasia: Gracias por el comentario.
Saludos.

fonsado dijo...

Víctor: Todo una experiencia ¿verdad?
Será difícil volver a un sitio parecido, pero "lo buscaremos".
Besos.

Carlitosbrauw dijo...

Me parece un relato estupendo, pero todo lo que se diga, no lo podrá describir realmente. Es especial.
Saludos.

Leodegundia dijo...

Por lo que conozco de él y por lo que tu cuentas aquí en tu extenso e interesante relato, es uno de los lugares dignos de visitar y al que yo desgraciadamente no pude acercarme a pesar de haber estado cerca. Me despedí con la idea de regresar y visitarlo, pero ya se sabe, "el hombre propone y Dios dispone" y ahora me temo que ya es demasiado tarde para mi por eso agradezco tantísimo tu reportaje.
Buen fin de semana.

fonsado dijo...

Leo: ¿Demasiado tarde? Puede que el viaje surja en cualquier momento. Nunca se sabe.
Un abrazo.

América dijo...

Estimado Fonsado.
Bellísimo reportaje y recorrido al Mont Saint-Michel y sus alrededores,queda claro que es de los lugares más extraordinarios del patrimonio mundial.
Esperemos que ese gigantesco parking sea reemplazado por otra vías de acceso,en cuanto a la historia del lugar no podía ser menos.
Como siempre sabes que pongo atención a la puesta en escena y la música seleccionada me traslada al espíritu de esas tierras.

Un abrazo directo.

fonsado dijo...

América: Gracias por el comentario. Es verdad que es un lugar único, donde se combina la belleza de la naturaleza con la mano del hombre a través de los siglos.
Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Llama la atención lo que cuentas. Puede ser una opción para este verano.