sábado, 30 de septiembre de 2017

ANTES DEL 1 DE OCTUBRE



¿Quién serás tú?
(Suspiros de España - Dyango)

Existe una web turística catalana que ofrece a sus clientes distintos circuitos, con el único objetivo de mostrar la “verdadera” historia y cultura del territorio catalán. Se vende así: “Barcelona es la capital de Cataluña, y Cataluña es una nación milenaria. Nuestra nación os espera para ofreceros cultura, identidad, naturaleza y simbolismo. Si queréis conocer una auténtica visión de nuestra realidad, de nuestras raíces y de nuestra historia, venid con nosotros y os acompañaremos a través de un turismo que os mostrará todo aquello que no se explica”.

“¿Queréis ver dónde nuestros abuelos se refugiaron para salvarse de los bombardeos de las aviaciones alemana e italiana, enviada por la España fascista contra Barcelona?”, “¿Queréis saber por qué se esconde al mundo que los catalanes hicimos el descubrimiento de América?”, “¿Queréis visitar dónde España colgó durante doce años la cabeza del General Moragues (nuestro Breaveheart)?, ¿Queréis visitar donde sitúa Richard Wagner el lugar en que estaba protegido el Santo Grial por los Caballeros Templarios catalanes?”.

Por un precio entre 80 y 800 €, según integrantes y opciones, se puede conocer, como dicen, la “verdadera historia de Cataluña”. Por ejemplo, si se opta por el circuito del “descubrimiento de América”, se podrá saber de primera mano que: “Cristóbal Colón era catalán, barcelonColónés, miembro de la familia real que llevó a la nación catalana en su expansión por el Mediterráneo. Es en aquella época esplendorosa que nace la concepción de la nación catalana como una unidad territorial y lingüística, entre países hermanos y de igual a igual, que reúne el Principado de Andorra, el Principado de Cataluña (con la Catalunya Norte actualmente bajo el Estado francés), el País Valenciano y las Islas Baleares. Sólo la constante voluntad de aniquilar la memoria histórica catalana por parte de los españoles explica la tergiversación de la nacionalidad de Cristóbal Colón haciendo creer que era Genovés”.

La página turística también dedica especial atención a los sucesos de 1714, que se conmemoran en la Diada. En aquellos fatídicos momentos y después de “un asedio sangriento de más de un año”,  “Barcelona cayó en manos españolas y la nación catalana perdió su Estado de más de 700 años”.

La "historia catalana" y esta página hablan sobre los “300 años de ocupación española” de esta manera (vamos a subrayarlo)Desde la pérdida del Estado catalán en el 1714, hasta su próxima recuperación en el 2014, tres han sido los momentos más críticos para la supervivencia de la nación catalana, aún hoy día no asegurada: la Guerra de Sucesión en Europa (1707-1714), la napoleónica Campaña de España -o Guerra del Francés- (1808-1814) y la Guerra Civil española -o Guerra del Español- (1936-1939)”.

La visión (de visionario) catalana de la derrota de 1714 se fundamenta en hechos tergiversados, bases históricas imaginarias y “patriotas” inexistentes, como el nombrado General Moragues, declarado “defensor de la libertad de la nación catalana”, cuando simplemente es considerado un traidor y mediocre militar, defensor de la causa austracista frente a la borbónica, que nada sabía ni conocía de “causas catalanas” (fuentes de los propios historiadores catalanes: http://www.racocatala.cat/forums/fil/148583/ja-fora-hora-desmitificar-puto-traidor-general-moragues). 

La verdad realmente es otra. Fue la oligarquía soberbia, ambiciosa e ignorante de Barcelona la que decidió entrar en la guerra únicamente para conseguir beneficios territoriales y económicos (¿os suena?). Gracias a la decisión de sus “dirigentes”, Cataluña fue arrasada y convertida en un campo de batalla durante 10 años, simplemente con la esperanza de poder conseguir para su único beneficio alguna merced en el caso de que triunfara el pretendiente austriaco. En la actualidad, los herederos de aquella fatal decisión, “niegan” lo ocurrido y lo trasforman en su “fiesta nacional”, invalidando y trasformando la verdad del suceso.

Aquella fue una guerra de Sucesión (no secesión, como aseguran), donde los vencedores borbónicos tenían catalanes en sus filas y los defensores de Barcelona luchaban por “nosotros y por toda la nación española” y, según el manifiesto leído al pueblo barcelonés en aquellos trágicos días, con el fin “salvar la libertad del Principado y de toda España; evitar la esclavitud que espera a los catalanes y al resto de españoles bajo el dominio francés; derramar la sangre gloriosamente por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España”. 

Imagen de Foro España

Resulta penoso como una sociedad, dirigida por un grupo de iluminados que solo buscan protagonismo, dinero y poder, se lanza a un expansionismo cultural, histórico y territorial sin ningún pudor, manipulando, inventando, adecuando o apropiándose de historia y cultura ajena, con el propósito de contar con una plataforma que de respaldo histórico a sus delirantes y egoístas pretensiones. 

Lo grotesco del asunto, es que no existe ni patria de 1000 años, ni héroes independentistas, ni reino, ni siquiera un himno íntegro, sin manipular, ni una bandera propia… ni tan siquiera el idioma, ya que lo que ahora se llama catalán, todavía en el siglo XIX era denominado por los propios lingüistas catalanes como limousin (de la ciudad francesa de Limoges, un dialecto del provenzal u occitano). Hasta 1913 no se fijaron las normas ortográficas que pusieron fin a decenios de disputas de como escribirlo (por cierto, suprimieron la letra ñ ¿?). Todo, como vemos, a medida de sus intereses.

Esta gran demencia por la gloria de un pasado medieval, pasa por la constante, activa y conveniente propaganda (ver los 11 principios propagandísticos de Goebbels). Como ejemplo reciente y muy conocido, citaremos al escritor barcelonés Ildefonso Falcones (¡Cuidado! … ahora con una nueva obra), que adquirió hace pocos años un gran éxito con una novela histórica muy leída: “La catedral del mar”. Ambientada en la ciudad de Barcelona del s. XIV, es una prueba más de la manipulación histórica protagonizada por todos los sectores catalanes, en este caso no por lo que cuenta, sino por lo que excluye y oculta (http://www.chunta.org/pdf/lacatedraldelasmentiras.pdf).

Encubrir u omitir la historia es falsearla. Como la tan manipulada y recurrente referencia al  invencible “ejército medieval catalán”, los conocidos almogávares. Éstos componían una formidable infantería ligera de choque que existió entre los siglos XII al XIV. Esta denominación tiene su origen en la voz aragonesa “almogaguar”, que deriva del árabe “Al-mugawar” (algarada). Eran tropas mercenarias formadas por catalanes (principalmente pirenaicos), pero por supuesto también aragoneses, valencianos, mallorquines, granadinos, navarros e, incluso, hombres de las montañas de Galicia, Asturias y León. Continuamente se hace referencia a este “ejército catalán”, que combatían al grito de “¡Desperta ferro!”, pero omiten que entraban en combate gritando principalmente: ¡Aragó!, ¡Aragó!. Y es que eran tropas bajo la bandera cuatribarrada del Reino de Aragón, no de ningún otro.

Almogavares

Prácticamente todo es usurpado, inexacto o inventado. Un enorme, un gigantesco trampantojo, como su archiconocida catedral “gótica” y su no menos célebre “Barrio Gótico”, un auténtico parque temático.

Pero esta locura no tiene límites. La página de turismo .cat, de la que hemos hablado al inicio, asegura que la catalanidad tiene sus orígenes en la tradición helena gracias a los griegos llegados a Ampurias en el s. VI aC. Estos griegos no llegaron directamente desde Grecia, sino que se trasladaron desde la cercana colonia de Marsalia (Marsella), pero según los creadores o promotores de esta web, esta tradición helénica: “… ha estado siempre presente y consciente en nuestra nación, y ha marcado el talante de nuestra historia como base democrática y tolerante, versus el origen del derecho romano de los españoles y franceses, de tradición impositiva y siempre cercana a la inquisitoria Iglesia de Roma.”

Pueblos antiguos del noreste
Los “catalanes” y griegos en el noreste

“Así pues, el espíritu griego de democracia impregnó los esplendorosos siglos X al XV en todo el Casal catalán (la corona Catalana y Occitania) con la creación de movimientos e instituciones como “Paz y Tregua” (siglo XI) o las “Cortes Catalanas” (siglo XII). Y este pensamiento animó a la Renaixenca catalana en el s. XIX como recuperación a través del arte de los orígenes helénicos de la nación.”

Nuevamente aparece en el texto la referencia al “reino que nunca existió”. Así todo, según el contenido de las anteriores afirmaciones, es de admirar como han guardado y conservado durante 2500 años la tradición tolerante y democrática griega, a pesar de franceses, españoles e Iglesia romana, partícipes, unos de la intransigencia más visceral que tiene su origen en el mundo y derecho romano, y otros del poder estricto y exigente que representa la Iglesia católica.

Gracias a esta publicación, nos enteramos que, después de transcurridos 25 siglos, los valores y el espíritu heleno que impregnaron el Mediterráneo, se encuentran únicamente refugiados y depositados en los hombres y mujeres catalanes, al haber caído todas las distintas civilizaciones mediterráneas en poder del mundo musulmán, cristiano o bajo el imperio arbitrario del derecho romano (por cierto, los musulmanes estuvieron casi 100 años en la región).

Discurso funebre de Pericles

Esa “ascendencia griega”, hace que consideren a unas asambleas denominadas de Paz y Tregua (relativas a solucionar los actos de violencia, o deliberar sobre la interrupción de conflictos), como los antecedentes de las Cortes Catalanas, “herederas de la democracia helena”. De esta manera, la asamblea de Paz y Tregua celebrada en 1192, en la que por primera vez participa el pueblo, la consideran como la primera asamblea parlamentaria moderna, y la confirmación de que hasta aquel momento se mantenía latente en la sociedad catalana la herencia griega. 

Josep Pla, escritor y periodista catalán, inexplicablemente medalla de oro de la Generalidad, reclamaba una nueva generación de historiadores catalanes que fueran fieles a la verdad: “¿Tendremos algún día en Cataluña una auténtica y objetiva Historia? ¿Cuándo tendremos una Historia que no contenga las memeces de las historias puramente románticas que van saliendo?”. Pero no hay vuelta atrás. Es el repetido guión nazionalista del noreste peninsular, todo un bonito cuento.

XLSemanal


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