domingo, 31 de enero de 2010

“El cuadro de todos juntos”


Carlos IV denominaba de esta manera el lienzo que en 1800 realizó Francisco de Goya de la familia real española al completo. Alfonso E. Pérez, historiador del arte y director del Museo del Prado durante los años 80, afirma que el artista se inspiró en el retrato de familia del primer Borbón, Felipe V, obra de Lóuis Michel Van Loo, y que la reina María Luisa, al desaparecer prácticamente la familia real francesa, pretendía de esta manera dejar patente que los Borbones españoles habían recogido el testigo de la dinastía de Francia.

Goya realiza en Aranjuez este óleo de grandes dimensiones, en donde no falta el homenaje a su admirado Velázquez y a Las Meninas, colocando a la familia real en una estancia del Palacio de Aranjuez con dos cuadros al fondo de la sala. Igual que el pintor sevillano, Goya se retrata a sí mismo a la izquierda, junto al reverso del lienzo apoyado sobre su caballete; pero, en cambio, se muestra en un segundo plano y en la penumbra.

En la disposición de los protagonistas Goya sigue un criterio distinto y los viste de gala, situando a la mayoría de forma lineal, apaisada, lo que implica que de los 14 personajes, 9 de ellos se encuentran en primer plano permitiendo observar sus espléndidas indumentarias, sus bandas honoríficas, sus joyas y condecoraciones, y, sobre todo, sus rasgos físicos y su personalidad.

Sobresale el conjunto central en torno a la reina María Luisa, que es el personaje más iluminado y que pasa por ser la verdadera protagonista de la composición, en vez del monarca que, a pesar de ello, se encuentra un par de pasos por delante, según exigía el protocolo.

Se puede hablar de la luz y sombras del lienzo, la psicología de los retratados, la intención del autor, la composición de grupos, etc., pero lo que se busca es conocer el destino de los Borbones del cuadro, una dinastía que desde su instauración por la fuerza en España en 1700, hasta 1975, solo ha traído sufrimiento, guerras y revueltas, dictaduras, retraso e incompetencia.

Los personajes del cuadro.
Infante D. Carlos María Isidro (1788-1855):
Parece ser que su posición en el lienzo le hizo incomodarse con el pintor, al encontrarse detrás de su hermano mayor al que sujeta la cintura con las manos (según los maledicentes dicen que le estaba empujando).
Su papel en la Historia será nefasto para España. Don Carlos hará valer su segundo puesto en la línea de sucesión al trono negándose a reconocer a Doña Isabel, hija de Fernando VII, como Princesa de Asturias. Al producirse la muerte del rey y apoyado por grupos tradicionalistas, darán comienzo las insurrecciones carlistas por distintos puntos de la Península, que durante tres largas etapas del siglo XIX, ensangrentará hasta límites insospechados las tierras españolas.


Príncipe de Asturias, futuro Fernando VII (1784-1833):
Ya desde su juventud son incontables los actos de soberbia y bajeza que se cuentan del rey Fernando VII: admirador y seguidor rastrero de Napoleón, innumerables abusos sexuales entre sus servidores, conspiración contra su padre, engaños a los liberales, decorración de la Constitución de Cádiz, etc.
Es causante, en parte, de las terribles guerras carlistas y de la involucción política de inicios del XIX, reinstaurando un enérgico absolutismo que marcará políticamente toda la centuria en la Península. Su reinado es considerado el más nefasto de la Historia de España.


Infanta Doña María Josefa (1744-1801):
Hermana de Carlos IV. Era conocida familiarmente como “Tía Pepa”. Con un carácter desagradable, era además fea y algo contrahecha, no teniendo a lo largo de su vida ninguna relevancia ni en lo político ni en lo social.
Murió soltera debido principalmente a su aspecto físico. Sin embargo, a los 19 años estuvo a punto de casarse con Luis XV de Francia con el fin de asegurar el trono francés ante la falta de descendencia de los nietos del rey, que estaba dispuesto, ya casi anciano, a dar un nuevo heredero a Francia. Las negociaciones se frustraron por la muerte del rey.


Dama que vuelve la cabeza:
La joven oculta su rostro al volver la cabeza a su izquierda. Se supone que el artista quiso representar la futura esposa del Príncipe de Asturias, que se casará dos años después con María Antonia de Nápoles.
Otra versión señala que puede tratarse de la Infanta Carlota Joaquina (1775-1830), hija mayor de los Reyes, casada con Juan VI, rey de Portugal, y que su estancia en el país vecino supondría que Goya careciera de modelo y de un estudio fisonómico previo.


Infanta Doña María Isabel (1789-1848):
Se la describe físicamente como poco afortunada, por lo que resulta extraño su belleza en el cuadro de Goya. Dos años después de la creación del cuadro, en 1802, se casa con el príncipe Francisco de las Dos Sicilias, rey de Nápoles, con el que tuvo 12 hijos.
Unos de estos hijos, María Cristina, fue la cuarta y última esposa de su hermano Fernando VII, con el que tendrá a la única heredera al trono, la futura Isabel II. Esta sucesión originará las sangrientas guerras carlitas contra el otro pretendiente: su tío Don Carlos María Isidro.
Cuentan que era una mujer apasionada e inteligente. Las Cortes de Cádiz la excluyeron de la sucesión al trono español por suponer que era hija de Godoy y la reina María Luisa, debido al gran parecido con el favorito.


La reina María Luisa de Parma (1751-1819):
Fue una joven agraciada: bien proporcionada, de ojos negros y cabellos rubios, pero muy voluble y despótica, que desde que se casó a los 14 años, se aprovechó del carácter superfluo y bonachón del Rey. Se le atribuyen innumerables amoríos entre los que sobresale Manuel Godoy.
Tuvo 14 hijos y 10 abortos, lo que extraña el poco tiempo que le quedaría para los lances y escarceos amorosos. Estos 24 embarazos causaron estragos en su cuerpo, llegando a perder prácticamente todos sus dientes, por lo que nunca aparece sonriendo en los retratos. No obstante, se conoce que estaba orgullosa de de la perfección y redondez de sus brazos que procuraba lucir siempre.


Infante D. Francisco de Paula (1794-1865):
Se hizo popular al hacerse protagonista de la rebelión contra los franceses el 2 de mayo de 1808, ya que al grito “¡se los llevan a Francia”!, el pueblo de Madrid se abalanzó contra el carruaje donde le trasladaban y cortó las correas del tiro, dando así comienzo a los episodios del 2 de mayo en Madrid y la consiguiente sublevación popular contra la invasión francesa.

Como su hermana María Isabel, estuvo excluido de la sucesión al trono por Decreto de las Cortes de Cádiz, debido a su,“indecente” parecido con el favorito Godoy. Se casó con Luisa Carlota de Borbón, hermana de la reina María Cristina, con la que tuvo cuatro hijos; uno de ellos fue el “lamentable” D. Francisco de Asís, obligado a casarse con su prima la reina Isabel II, padres ambos ¿? del futuro Alfonso XII.
Es un personaje sorprendente. Artista, pintor, académico y masón activo, llegó a ser propuesto como rey del proyecto: Reino Unido del Río de la Plata, Perú y Chile.


El rey Carlos IV (1748-1819):
Existe una anécdota muy conocida de la “inocencia” de la personalidad del rey y que dice mucho sobre su carácter. Cuando conciertan su boda, el futuro rey comenta a su padre Carlos III, lo contento que se encuentra porque al ser príncipe y casarse con una princesa, no será engañado como ocurre con la gente vulgar. Es conocida la respuesta del bueno de Carlos III: “Hijo mío, ¡pero que imbécil eres! También entre las princesas hay putas”.

Y esa más o menos fue su historia. Indolente, tranquilo, bondadoso, honrado, cazador, aficionado a los relojes, que “tragó” con todo: los devaneos de su esposa, la imposición y presencia constante de Godoy, la rebelión
de su hijo, la vergüenza de Bayona. En resumen, un reinado nefasto como será el de su hijo.


Infante D. Antonio Pascual (1755-1817):
Es considerado el más laborioso de los hijos de Carlos III, aunque existen
cronistas que opinan todo lo contrario. Tras la marcha de Fernando a Bayona, es nombrado Presidente de la Junta Suprema de Gobierno, pero ante los sucesos de Madrid del 2 de mayo, huye al refugio francés despidiéndose con una frase que dice mucho de su personalidad y de los dirigentes con los que contaba España en aquella época: “¡Ahí os queda eso!”.
Amante del “bordado”, se casó con una hija de los Reyes, su sobrina, la infanta María Amalia, cuando ésta tenía 16 años. La Infanta falleció tres años después.


Identificación insegura:
Existen dos posibilidades sobre este personaje. La que parece tener más credibilidad es la que asegura que se trata de Doña Carlota Joaquina, la hija mayor de los Reyes, y Reina de Portugal por su matrimonio con Juan VI. Intrigante, fomentó la guerra civil en el país vecino apoyando a su hijo Miguel contra su propio esposo. Huída a Brasil por la presión napoleónica y conociendo la abdicación de Bayona, hizo intentos para aspirar al trono de España.

Otra de las opciones que se barajan, presentan a este personaje como la Infanta Doña María Amalia, la joven esposa fallecida del D. Antonio Pascual.


D. Luís de Borbón (1773-1803):
Por su matrimonio con la Infanta María Luisa, era yerno de Carlos IV y efímero rey de Etruria desde 1801 a 1803. Este reino fuen "inventado" por Napoleón en la Toscana, y al que accede Don Luís por la cesión española de La Luisiana a Francia (Etruria por La Luisiana, no está mal el trato). Según se cuenta, la Reina María Luisa pretendía: “… colocar a los chicos, que no pidan limosna ni queden aquí a nuestra costa”.


D. Carlos Luís de Borbón (1799-1883):
El único nieto de Carlos IV que figura en el cuadro. Hereda de su padre el Reino de Etruria, pero sólo hasta 1807. Como duque efectivo de Lucca apenas se ocupó de su ducado, ya que residía en Viena y su ocupación fue únicamente dedicarse por completo a los placeres mundanos.

Las convulsiones político-militares de comienzos de siglo, hacen que regrese a sus manos el ahora el Ducado de Toscana. Se cansa pronto de los problemas que origina su nueva posesión y, abdicando en su hijo, vuelve a centroeuropa a dedicarse a lo que sabía hacer.


Infanta Doña María Luisa (1782-1824):
Casada con Don Luís de Borbón, Duque de Parma y Rey de Etruria, al fallecimiento de éste en 1803 actúa como regente de su hijo Don Carlos Luís, situación que solo se puede sostener hasta 1807.

Al caer Napoleón, Doña María Luisa hace valer sus derechos ante el Congreso de Viena, que le asigna el Ducado de Lucca, donde impondrá métodos totalmente absolutistas.

Según parece, era la hija predilecta de Carlos IV y puede que su carácter “impusiera” la escena con su bebe en brazos que no es habitual en este tipo de cuadros reales; y es que la Infanta tenía por costumbre (nada habitual) amamantarle personalmente y llevarlo con ella, incluso a recepciones y fiestas.

Se ha escrito muchas veces que con este cuadro, Francisco de Goya trató de satirizar a la familia real dejando en la pintura su opinión personal sobre los miembros retratados. Pero posiblemente, Goya, en una lección de profesionalidad y oficio, reflejo los personajes como eran, sin quitar ni añadir nada. Como escribe Alfonso E. Pérez: “No debe verse tras este retrato, como demasiado a menudo se ha afirmado, una intención caricaturesca de Goya, sino simple, y lamentablemente, el testimonio de un realidad fielmente plasmada por el artista”.

Y es así. “La familia de Carlos IV”, entre las múltiples opciones de estudio que brinda, sobresale principalmente por su categoría de documento de época. Goya, como cronista excepcional, no juzgó a los protagonistas del cuadro. Posteriormente, el tiempo y la Historia hicieron su trabajo.

La familia de Carlos IV.
Francisco de Goya. Vicente López.
Por la izquierda, todos fragmentos de la Familia de Carlos IV.
Don Carlos. Vicente López.
Fernando VII. Francisco de Goya.
Doña María Josefa. Francisco de Goya.
María Antonia de Nápoles. Vicente López.
Doña María Isabel de Borbón. Vicente López.
Maria Luisa de Parma. Francisco de Goya.
Don Francisco de Paula. Desconocido.
Carlos IV en Roma. José Madrazo.
Don Antonio Pascual. Francisco de Goya.
Doña Carlota Joaquina. Anónimo.
Don Luís de Borbón. Francisco de Goya.
Don Carlos Luís de Borbón.
Litografía de Andreas Estaub.
Doña María Luisa de Borbón. Francisco de Goya.


7 comentarios:

María dijo...

Pienso que es una obra realista y nada complaciente con los retratados.
¡Qué reunión!, con intrigas y conspiraciones detrás de cada uno de ellos, un heredero que llevó a España a la guerra...
¡Cuánto sufrimiento provocaron estos Reyes que sólo se ocupaban de ellos!
Un abrazo. IoI

fonsado dijo...

Es verdad que todo teníamos idea de que Goya caricaturizaba, en parte, a los retratados. Sin embargo, Pérez Sánchez, gran conocedor de la obra del pintor, asegura que el cuadro trata de plasmar la "realidad" de los personajes, que, sin ninguna duda, y como bien señalas, "jugaron" con los intereses y los hombres de España, dejándonos un s. XIX para olvidar.
Otro para ti. Lol.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

¿"Lamentable" el rey Francisco de Asís, un señor que, al margen de cotilleos maledicentes, se dedicó a la cultura, al arte, a restaurar monumentos que la incuria tenía arruinados, y fue tremendamente tolerante y discreto con los indisimulados devaneos de su mujer?
¿Lamentable? ¿quizá porque dicen que era homosexual? Lo realmente lamentable, con mayúsculas, es que se puedan leer absurdeces como ese adjetivo en pleno siglo XXI aplicado a quien desde luego no lo merece en absoluto. Así nos luce el pelo en este país de incultos, analfabetos y amnésicos.