domingo, 9 de junio de 2013

Carlismo en León: “Un cura de Satanás”


Hace unos años encontré en Galicia unas cuartillas que contienen un pequeño texto lírico, escrito a finales del s. XIX, que hace mención a un pueblo de la provincia de León: Santa Colomba de la Rivera. 

Esta denominación de la localidad no existe actualmente. La pequeña obra en cuestión, se refiere en realidad a la población de Santa Colomba de Somoza, a 15 Km. de Astorga, tradicional pueblo de la Maragatería al abrigo de los míticos Montes Teleno e Irago y muy cercano a las estribaciones de la subida a Foncebadón, paso estratégico en el Camino de Santiago, donde se encuentra la conocida Cruz de Ferro. Santa Colomba conserva la arquitectura maragata y mantiene en primera línea su conocida gastronomía, en la que es verdadero protagonista: el cocido maragato, objeto y motivo actual de “peregrinación” turística.

Santa Colomba de Somoza encarna el más puro estilo de las virtudes tradicionales de los hombres de la Maragatería, a los que la infertilidad de su tierra les llevó a dedicarse a la arriería para subsistir, haciéndoles famosos en el norte de la Península. Un escritor del XIX escribía así sobre los maragatos: «Su terreno tiene cuatro leguas de largo y otras tantas de ancho, y aunque en algunas partes no deje de ser fértil, en lo general es sumamente áspero, por eso dejando el cultivo de los campos al cuidado de las mujeres, han buscado los maragatos en la arriería el sustento que les negara la Naturaleza. 


Son de los que más conservan los usos de sus antepasados. Así, su carácter, como sus trajes, son raros y extraordinarios, pero no por eso menos apreciables. Manejan grandes caudales suyos y ajenos y pueden presentarse como tipo de laboriosidad, honradez y buena fe. Las mujeres por lo regular no se casan sino con los de su país y miran con desprecio a quienes se apartan de esta costumbre. Gustan mucho del baile pero sus ademanes son sencillos, graves y monótonos. Durante el día de la boda cubren su rostro con un velo, y se lo quitan al siguiente para poder servir en la mesa de los convidados».

El autor anónimo del texto, vecino sin duda de Santa Colomba, narra un suceso ocurrido en la localidad, en el que el cura de la parroquia, llamado Dn. Juan, se niega a aceptar como padrinos de bautizo a dos buenos vecinos de Santa Colomba, siendo “acusado” por el autor de ideología carlista. Se trata de un sacerdote de los llamados “curas de Satanás o del Demonio”, con una larga tradición en la extrema derecha española, que eran aquellos miembros del clero reaccionario español adeptos a la "Santa Causa", protagonistas de los mayores actos criminales y que se consideraban así mismos como enviados del Cielo en misión evangélica.


Los primeros
“curas de Satanás” fueron los clérigos que lideraban o acompañaban a las partidas carlistas durante las tres guerras del XIX, aunque tenían ya antecedentes en las guerrillas formadas contra la invasión napoleónica en la Guerra de la Independencia. Estos, sin ningún reparo ni escrúpulo, incitaban o participaban en el asesinato de civiles indefensos o de prisioneros, todo ello en el nombre de Dios. Estas tropelías de miembros del clero se repetirán en la Semana Trágica de Barcelona, ya a primeros del siglo pasado, incorporándose a las barricadas o subiéndose a los tejados de conventos o iglesias para tirotear desde allí a gente inocente. Pero sobre todo estarán trágicamente presentes durante la Guerra Civil, al lado del ejército de Franco.

Se tiene la idea de que el carlismo fue un conflicto propio y exclusivo de Cataluña, Navarra y Vascongadas, y no es así. El carlismo fue un movimiento sociopolítico español que originó una continua y sangrienta guerra civil durante la mayor parte del s. XIX, y que llegó prácticamente a todo el territorio peninsular.

El origen es el conflicto sucesorio desatado tras la muerte de Fernando VII, entre los partidarios de su hija Isabel, heredera según la Pragmática Sanción que derogaba la Ley Sálica, y los derechos al trono del hermano del monarca, Carlos María Isidro (ver: Cuadro de “todos juntos” http://www.fonsado.com/2010/01/el-cuadro-de-todos-juntos).

Esta disputa originó tres guerras civiles, llamadas Guerras Carlista. Al principio la legitimidad dinástica, origen de la disputa, fue apoyada por amplios sectores de la baja nobleza, del campesinado y, sobre todo, del clero, que defendían el mundo tradicional, principalmente rural, y que ahora se sienten constreñidos y amenazados por el empuje liberal que pretende cambiar las formas de la propiedad de la tierra, las relaciones con la Iglesia, el sistema político, el modelo social y económico, etc. Es la lucha de una sociedad antigua contra una nueva, de una sociedad de innovaciones e intereses materiales, económicos y políticos, contra una sociedad inmovilista, tradicional y de creencias y dogmas religiosos muy arraigados. En resumen, bajo la escusa de una disputa dinástica, se enfrentaron realmente dos concepciones sociales dispares.


En septiembre de 1834, con la llegada del pretendiente D. Carlos a la Diputación de Vizcaya y la petición de ésta para que jure los fueros y privilegios del señorío vizcaíno, se incluye en la ideología del carlismo la defensa de los derechos históricos territoriales, propios de los fueros regionales, explicándose así la confusión existente entre los derechos dinásticos del pretendiente y los derechos de los distintos modelos socioeconómicos territoriales reacios a desaparecer: Navarra, Cataluña o Vascongadas.

Resulta claro que el autor de las cuartillas es un vecino de ideas liberales de Santa Colomba de Somoza, que aborrece y critica profundamente el carlismo, manifestándose abiertamente en el texto contra los seguidores o simpatizantes carlistas de la zona. Está redactado con posterioridad al año 1873, ya que se hace mención en él al conocido “Cura Santa Cruz” (párroco de Hernialde), que levantó una de las partidas de guerrilleros más famosa de la 3ª guerra carlista, (ver: http://noticiascarlistas.blogspot.com/.../la-partida-del-cura-santa-cruz-y-su), partida que se disolvió en diciembre de 1872, tras el exilio de Manuel Santa Cruz que acabó como misionero en las montañas novogranadinas de Pasto. El texto dice lo siguiente:

Caso sucedido en Santa Colomba, provincia de León, partido de Astorga con el Sr. Rector; que no ha querido dos feligreses para padrinos de un niño.






           









El escritor tiene algún problema en la expresión, y resulta, en algunos casos, difícil comprender y enlazar coherentemente algunas de las frases. Tras relatar la negativa del “Rector” (párroco) a autorizar como padrinos de bautismo a dos buenos vecinos de Santa Colomba, invoca y solicita la ayuda del alcalde de la localidad para acabar con la actitud reaccionaria de ciertos clérigos a los que asocia claramente con las ideas tradicionalistas. Su animadversión al carlismo se refleja y recoge en las inocentes frases o coplas finales del poema, que, seguramente, circulaban entre el pueblo por tierras leonesas en el último tercio del XIX:


Como ya hemos señalado, se trata, sin duda, de un texto realizado por un vecino liberal que conoce y ha padecido el movimiento carlista, y la actitud reaccionaria de algunos miembros del clero seguidores a ultranza de esas ideas. Aunque no es muy conocido, el conflicto carlista se instala y se padece en la decimonónica sociedad leonesa, aunque no llegó a ser nunca una ideología dominante.


Isabelinos/realistas y carlistas nunca se enfrentaron abiertamente en la provincia, salvo en la batalla de Escaro en 1836, pero fueron abundantes las partidas de guerrilleros que se “echaron al monte” con el fin de asaltar caminos, sabotear líneas de ferrocarril y, en bastante ocasiones, entrar en los pueblos para captar adeptos, quemar ejemplares de la Constitución  y hacer proclamas tradicionalistas, mientras eran perseguidos y hostigados siempre de cerca por la Guardia Civil o columnas realistas.

Así todo, fue muy sonada la adhesión al carlismo del que fue alcalde de la ciudad, D. Pedro Balanzátegui Altuna, y del obispo D. Joaquín Abarca Magués, que formaron parte significativa y muy activa en las filas carlistas.

En 1833 el obispo Abarca alentó una sublevación en la ciudad, secundada, como no podía ser menos, por el cabildo y otros religiosos, además de cien voluntarios civiles. No consiguieron tomar la capital, al fracasar el apoyo previstos de otros rebeldes de Astorga, y llegar a la capital un importante refuerzo de tropas realistas. El obispo leonés y sus partidarios tuvieron que abandonar la localidad y huir hacia Portugal, siendo condenado a muerte por alta traición, por lo que vivió exiliado hasta su fallecimiento.

En esos primeros enfrentamientos después de la muerte de Fernando VII, fueron muchas las partidas guerrilleras que se organizaron al sur de León, aunque nunca llegaron a la ciudad, salvo una columna encabezada por el conocido “cura Merino” que en su huida hacia Portugal llegó hasta las murallas de la ciudad causando destrozos en los arrabales.

Pero el más importante acontecimiento en esta primera guerra sucedió en 1836. El general carlista Gómez, jefe del ejército del Norte, se dirigió hacia Galicia con una potente fuerza militar con el fin de extender la guerra fuera de las fronteras de las provincias vascas. Sin resistencia, logró entrar en León el 2 de agosto y permaneció en la ciudad hasta el día 4. Aquellos dos días fueron los únicos en que el estandarte carlista ondeó en los muros de la ciudad, la cual suministró a Gómez, armas, víveres y 200 voluntarios, que acompañaron a la columna carlista hasta que fue prácticamente aniquilada 3 días después por Espartero cerca de la localidad leonesa de Escaro, hoy desaparecida bajo el pantano de Riaño, donde los voluntarios leoneses fueron diezmados y hechos prisioneros.

Tras la caída de la monarquía isabelina en 1869 y la terrible crisis social posterior, los partidarios carlistas, excitados permanentemente desde el púlpito por los curas parroquiales, los "curas de Satanás", rechazan abiertamente las conquistas sociales y conspiran contra la Constitución y el Gobierno.


El gobernador civil envía carta a todos los ayuntamientos y a los obispados de Astorga y León, quejándose de que especialmente los párrocos, "lejos de evangelizar, predicar y practicar la tolerancia, la caridad y el amor entre hermanos, parece que se deleitan en excitar  el odio entre sus feligreses contra el partido liberal y el Gobierno". Y es que buena parte del clero leonés combate cualquier tipo de reforma apoyando abiertamente al partido carlista, con llamadas a la insubordinación y a la guerra civil.

Estas influencias producen los primeros levantamientos carlistas en la ciudad ese mismo verano ("la carlistada"), poniéndose al frente del movimiento absolutista un ex alcalde de la capital y militar retirado, D. Pedro de Balanzátegui (titular actualmente de una plaza en la ciudad, en la zona de Las Ventas), que consiguió reunir  una cuadrilla de doscientos hombres en el norte de la provincia, entre los que se encuentran varios "curas de Satanás": los párrocos de Correcillas, de Camposolillo, de Reyero, de Oceja y de Nocedo. La partida fue abatida a los pocos días en la provincia de Palencia y D. Pedro Balanzátegui fusilado. Está enterrado en el cementerio de Cembranos.

Pero en toda la provincia se suceden levantamientos. En Astorga y pueblos de los alrededores, se forman varias partidas que se encuentran al mando de los presbíteros José M. Cosgaya y Juan Fernández, que se mueven por los montes maragatos. El pedáneo de Val de San Lorenzo, D. Lorenzo Nistal, fue asesinado por los hombres de Cosgaya, que tenían entre sus filas a los curas de Valderrey y de Soguillo del Páramo, cuando trataba de evitar la entrada en el pueblo y el acceso a Astorga.

La permanente inestabilidad política nacional hace que se multipliquen las partidas en la provincia de León a partir de 1872. En el norte, disfrutan de una gran movilidad al utilizar la protección de vecinos, alcalde y curas, siendo apodada la zona de Riaño como la "Navarra leonesa". De allí, concretamente de Pedrosa del Rey, es originario D. Antonio de Valbuena, alias el "Melladín de Pedrosa", porque tenía una mella en el labio inferior, seminarista y más tarde uno de los periodistas, críticos literarios y escritores más destacados del s. XIX. Presidente de la Junta Carlista de Riaño, se enroló voluntario en 1873 siendo nombrado auditor general del ejército carlista de Navarra. Sin embargo, al finalizar la guerra reconoció al rey Alfonso XII.

El carlismo se "disolvió" muy lentamente en nuestra provincia a lo largo de los últimos años del siglo XIX. Pero continuó con fuerza en el norte peninsular y fue protagonista en todos los sucesos históricos del s. XX,  siempre con el clero en lucha y en primera linea, contrario a cualquier innovación o liberalización de las costumbres.

Hoy en día, el carlismo sigue existiendo de forma organizada, pero en dos grupos: Partido Carlista y Comunión Tradicionalista Carlista, que tienen en común el sentido de grupo, el gusto por lo propio, la entrega personal, el apego a las tradiciones y un fuerte sustrato religioso.


- Misa de campaña. Ferrer Dalmau.
- Cocido maragato.
- Arriero maragato. Gustavo Dore.
- Caricatura de la "Santa Causa".
- Caricatura de curas carlistas.
- Jura de D. Carlos a los fueros vizcainos.
- Cura Santa Cruz.
- Varias: poema liberal contra cura carlista.
- Homenaje Herederos del Carlismo. Ferrer Dalmau.
- Partida del cura Santa Cruz.
- Obispo de León, Joaquín Abarca.
- General carlista Gómez.
- El leonés Ángel San Román, uniformado de voluntario carlista.
- León, s. XIX.
- D. Pedro Balanzátegui.
- Antonio de Valbuena.
- Bandera carlista.





miércoles, 8 de mayo de 2013

El asesinato de García y el desastre de Tamarón: principio del fin



En este mes, concretamente el día 13, se cumplen 984 años de un suceso que resultó trascedente para el destino del Reino de León. Aquel año 1029 (hay quien lo adelanta a 1028), el joven conde castellano García Sánchez, biznieto de Fernán González, vino a León para casarse con la joven princesa Sancha de 15 años, hija de rey de León Alfonso V y hermana del nuevo monarca leones Vermudo III, que en aquellos momentos solo contaba  12 años. El castellano, según algunas crónicas, acudió acompañado del rey navarro Sancho Garcés III, su cuñado y por aquel entonces el monarca  peninsular más poderoso e intrigante.

Las comitivas castellana y navarra llegaron a León y acamparon fuera de la ciudad. El leonés Lucas de Tuy (Crónica Tudense) cuenta de esta manera los sucesos de aquel día 13 de mayo de 1029:

Sucedió que hallándose el rey Vermudo en Oviedo, llegaron a León los nobles burgaleses con su conde, el infante García, dispuestos a ir a Oviedo para poder hablar con el rey tanto del futuro matrimonio como de la concesión del título de rey al conde García, pero los hijos del mencionado conde Vela, reuniendo una tropa en las Somozas, recordando los males que les había infligido el conde Sancho (padre de García) caminando toda la noche entraron en la ciudad de León y al amanecer del martes mataron al mismo infante García a la puerta de la Iglesia de San Juan Bautista (hoy San Isidoro). Diego, hijo del conde Vela, que en el bautizo había sacado de la pila sagrada al dicho infante, le dio muerte con su misma mano perpetrando un enorme sacrilegio y desechando cualquier temor de Dios. 

En la misma ocasión, fueron asesinados muchos caballeros, tanto castellanos, como leoneses, que habían acudido en socorro del infante García. Poco después, como se reuniese una gran multitud para vengar la muerte del conde García, dichos hijos de Vela, esto es: Diego y Silvestre, dándose a la fuga buscaron refugio entre los montes. La dicha infanta Sancha lloró amargamente la muerte del conde García, y le dio sepultura con todos los honores al lado del propio padre de la infanta, el rey Alfonso, en la iglesia de San Juan Bautista.

Los castellanos recelaron de una conspiración leonesa, y en León se vio en el magnicidio la poderosa mano del rey de Navarra. No estaban equivocados. Si alguien ganó con la muerte del conde castellano fue Sancho Garcés III, como demuestran los posteriores acontecimientos y el giro radical que, desde la muerte del conde castellano, tomó la historia de los reinos del norte peninsular.

Castellanos y navarros trasladaron el cadáver del conde hasta el antiguo monasterio de San Salvador de Oña (Burgos). Hoy la tumba del Conde García ocupa un lugar en el lado de la epístola junto a sus padres. Otro sepulcro del conde García se muestra en el actual Panteón de San Isidoro de León. Se trata de una pequeña tumba o cenotafio en cuya lápida está grabada la figura de un joven (el conde contaba 19 años en el momento del asesinato), coronado, con cetro y en aptitud de discurso, con su nombre grabado a los pies: García. En el mismo túmulo también puede leerse: Aquí descansa el infante don García, que vino a León a recibir el titulo real y fue muerto por los hijos del conde Vela.

En el Romanz del Infant García, obra épica recogida por la Estoria de Espanna alfonsí, se describe crudamente el asesinato del conde de Castilla y la terrible venganza de la infanta de León, Sancha, su prometida. Relata el romance que el joven conde fue alanceado por varios miembros del linaje de los Vela (familia de origen castellana enemiga de los condes), crimen en el que también participó el gobernador de la ciudad, Fernando Laínez. Cuando la infanta Sancha quiso impedir el crimen de su prometido, fue abofeteada, cogida del pelo y empujada escaleras abajo por el gobernador leonés. Una vez capturados los responsables del asesinato, la venganza de la infanta fue ejemplar. Fernando Laínez, fue entregado a Sancha que:

Entonces donna Sancha tomol et fizo justicia en el qual ell quiso, et fizola en esta guisa: tomo un cuchiello en su mano ella misma, et taiole luego las manos con que el firiera all inffant et a ella misma, desi taiol los pies con que andidiera en aquel fecho, después sacole la lengua con que fablara la traycion; et desque esto ouo fecho, sacole los oios con que viera todo. Et desquel ovo parado tal, mando adocir una azemila et ponerle en ella et levarle por quantas villas et mercados avie en Castilla et en tierra de Leon do el fioziera aquella traycion diciendo et pregonando sobrel cada logar que por la muerte que aquel Fernant Laynez basteçiera al inffant Garcia et fuera ell e lla padecie ell aquello.


El conde García murió sin descendencia, arrogándose los derechos al condado de Castilla su hermana Muniadona, conocida en las crónicas también como Mayor, casada con el navarro Sancho Garcés III. El rey pamplonés se hace con el poder efectivo del condado castellano e inicia un expansionismo hacia el oeste, ocupando las tierras entre los ríos Cea y Pisuerga, territorio leonés que había recuperado Alfonso V después de que el castellano Sancho I García, se las hubiera usurpado durante la niñez.

En los años siguientes la confusión es total en el reino leonés. Sancho Garcés llega a dominar Zamora y Astorga, y aunque Vermudo III sigue siendo el rey de León, parece ser que el navarro pudo en algún momento entrar en la capital y pretender el reino. Hubo intentos de normalización y acercamientos, concertándose la boda de Vermudo con Jimena, hija del rey navarro, y Sancha, hermana de Vermudo y que había sido la prometida de García, con Fernando, segundo hijo de Sancho Garcés, que será el próximo conde castellano. Esta última boda, junto con el asesinato de García, determinarán inexorablemente el futuro del Reino de León.

El apoyo de los condes gallegos, revitaliza la ofensiva militar de Vermudo que en 1035 desaloja las tropas navarras de León, y las hace retroceder hasta cruzar nuevamente el Cea. En ese mismo año muere Sancho Garcés, y el reino navarro queda en manos de García, el primogénito. El segundo hijo, Fernando, se hará con el condado de Castilla, Gonzalo obtendrá Sobrarbe y Ribagorza, y Aragón será para el ilegítimo Ramiro. Estas últimas donaciones, no fueron a título de reyes, sino como gobernadores territoriales siempre bajo la autoridad del heredero García.

Las hostilidades a León continuarán con el nuevo rey navarro y el conde de Castilla. La eterna disputa, los Campos Góticos Leoneses, las tierras entre los ríos Cea y Pisuerga, que vuelven a ser pretensión del conde castellano, incapaz de renunciar a ellas. Ante la invasión leonesa, Fernando solicita la ayuda de su hermano García y ambos se enfrentarán al rey leonés en las cercanías del pequeño pueblo burgalés de Tamarón, entre finales del mes de agosto o principios de septiembre de 1037. Así lo cuenta la Crónica Silense de 1115, casi 80 años después de suceso:

Fernando y su hermano García, congregando las haces de los más fuertes guerreros, al avanzar contra el ejército invasor, se encuentran al enemigo que había atravesado la frontera de los cántabros. Ya los dos ejércitos se miraban retadores con las armas deslumbrantes, cuando Vermudo, lleno de audacia y de osadía, clava el aguijón de la espuela a su famoso caballo Pelagiolo y, ansioso de lucha, parte con rápida carrera, tensa la lanza, entre las apretadas filas del enemigo; pero la muerte acerba, a quien ningún mortal puede vencer, le echa por tierra en aquel impetuoso galopar, mientras el feroz García y Fernando arrecian en la lucha, cayendo en torno a él siete de sus más fuertes guerreros.


Tras el desastre de Tamarón, la corona de León recae en Sancha hermana de Vermudo y esposa de Fernando. En un principio los leoneses no aceptaron a Fernando y cerraron las puertas de la capital. No fue hasta el verano del año siguiente, en 1038, cuando el rey consorte de origen navarro, fue consagrado como rey de León el 22 de junio en la Iglesia de Santa María.

Tradicionalmente se le considera el primer rey de Castilla y el fundador de la monarquía castellana. Sin embargo, parte de la historiografía más actual considera que Fernando no fue jamás rey de Castilla, y que el origen de este reino hay que situarlo a la muerte del monarca, con la división de sus estados entre sus hijos, dejando al primogénito el legado castellano con el título de rey.


La muerte de Vermudo en Tamarón, es considerada como el fin de la dinastía goda, pero resulta discutible. Entiendo que la dinastía astur permanece y continua en la persona de la reina Sancha I de León, 1037-1065, hija de Alfonso V y Elvira Menéndez, hermana de Vermudo III y madre del futuro Alfonso VI.

Hace ya algunos años, financiado por la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de la ciudad, se pretendió realizar un estudio antropológico de los restos que se encontraban en el Panteón Real de San Isidoro, con el fin de reparar el ultraje cometido por las tropas napoleónicas en 1809. Más de dos mil soldados franceses al mando del mariscal Soult, convirtieron San Isidoro y su Panteón en cuartel, profanaron los sarcófagos y arrojaron por el suelo los restos de reyes, condes e infantes.


Se abrieron las sepulturas y un equipo de profesionales de la arqueología, biólogos, antropólogos, forenses, odontólogos, radiólogos, historiadores, etc., auspiciados por la Asociación Española de Paleontología, creó una gran expectativa ante la sociedad leonesa por lo interesante y sugestivo del trabajo que
tenían por delante. Pero el estudio, inexplicablemente y por ignoradas circunstancias, resultó ser una auténtica pifia y, según se pudo leer en la prensa local, hasta cómico en algunos aspectos. Dentro de ese estudio, se encuentra la reconstrucción del posible rostro de Vermudo III ¿?, tomando como base su cráneo y que, según las noticias aparecidas en los diarios, no se conoce su paradero.

Mientras se desarrollaba el “trabajo”, tuvimos la suerte de poder observar, según nos señalaron, los posibles restos del "ultimo rey godo", Vermudo III, aunque después del resultado de la memoria, es fácil dudar de la veracidad de que realmente fueran los restos del monarca leonés.

En aquel esqueleto reconstruido podían apreciarse importantes marcas en algunos de sus huesos, evidentemente consecuencia de importantes heridas. Sin duda, una muerte producida en combate, que podría coincidir con el trágico fin de Vermudo III, herido de muerte por las lanzas navarras y castellanas.



- Vermudo III. Uno de los cuadros de los Reyes de León, obra del XIX de José Rodríguez de Losada, copista del Museo del Prado, adquirido por el Ayuntamiento de León al Duque del Infantado en 1942.
- Sancho Garcés III.
- Conde García. Lápida del cenotafio en el Panteón Real de San Isidoro de León.
- Situación cenotafio interior Panteón Real.
- Jimena, esposa de Vermudo III.
- Batalla de Tamarón. Burgospedia.
- Sancha I de León. Plaza de Oriente, Madrid.
- Restos de Vermudo III ¿?. Revista Promonumenta (estudio antropológico).
- A la persona que me habló de García, los Velas, Tamarón ... y muchas otras cosas, hace ya más de cuarenta años: 





lunes, 22 de abril de 2013

Villalar: del comercio de los poderosos, al morado castellano y proletario


villalar23abril

No se puede comprender que una “insurrección” ocurrida hace 500 años, que tuvo focos tan dispersos en la Península, y sobre un tema principalmente económico y comercial, sea el origen de la fiesta de una Comunidad Autónoma. Esta “gran falsificación”, forma parte de la irracional configuración territorial formada por un conglomerado de provincias con apenas fundamentos comunes, y auspiciada por un grupo de intereses políticos, que hace de esta entidad una unidad artificiosa y sin sentido, lo mismo que su absurda conmemoración.

Loscomuneros

La ausencia de Carlos I y la regencia de Adriano de Utrech, implicará un rechazo en muchas de las villas y ciudades con voto en Cortes. Será la ciudad de Toledo la que convocará unas cortes paralelas con el fin de oponerse directamente al nombramiento del regente. Al corresponder solamente al rey la decisión de convocatorvillalar3ia, el acto de Toledo es un acto claro de rebeldía contra el poder real. Aunque solo acuden la mitad de las ciudades a Toledo, en principio se consiguen beneficios fiscales, aprovechando la debilidad del regente que no quiere enfrentamientos armados. Pero la continua presión de la industria y comercio lanero, con enorme influencia, se hace cada vez fuerte y consigue dividir a las ciudades entre las que pretenden ser proteccionistas y las que prefieren una apertura en el comercio de la lana. En 1521 la rebelión fue aplastada por las tropas del monarca y los líderes ejecutados.

Está claro que la insurrección del s. XVI tenía como fin aumentar el poder económico y fiscal de los poderosos, pero en el siglo XIX las revisiones históricas que se producen en España y en toda Europa, producen cambios en la interpretación de los sucesos. En el caso de España se exaltó la cultura castellana menospreciando todas las demás, viendo en la derrota de Villalar la primera revolución ¿izquierdista española?, y un intento de acabar con los privilegios de la clase dirigente y pcomunidad_villalar2013oderosa. Nada más lejos.

Esta falsa e inapropiada exaltación de una ficticia revolución castellano-española, que se celebraba erráticamente como fiesta de “izquierdas”, dio lugar a que el morado de la bandera de Castilla trascendiera a nivel nacional, que pasa a representar el “color del pueblo”, y así, con el tiempo, formar parte de la bandera de la II República.

Todo forma parte de una aberración histórica, que tiene su origen en una sublevación oportunista con el fin de conseguir más privilegios sociales y económicos para los terratenientes, nobles y poderosos, que se convierte en una conmemoración izquierdista y proletaria y, desde hace 30 años, en la exaltación y fiesta de una Comunidad Autónoma artificial, ajena y distante a muchos de sus habitantes, y en donde unos pocos tratan de anular cultural y económicamente al resto.

1272011405_0

- Villalar. Día de Castilla.
- Adrino de Utrech, recibe a un representante de las Germanías. Anónimo.
- Propaganda de "Castilla Comunera".
- El "morado" ya lo invade todo. Hasta el escudo de León.
- El Sr. Herrera con el "pañuelito" comunero.

sábado, 6 de abril de 2013

Al Ayuntamiento de León


León

Hace unos días criticábamos la postura del regidor vallisoletano sobre las constantes y malintencionadas declaraciones sobre nuestra ciudad y provincia, mientras los pusilánimes de nuestros políticos atemperaban sus manifestaciones con pamplinas y gazmoñerías, en vez de contestar con seriedad y contundencia.

No hemos cambiado nuestro sentir y opinión respecto del aludido, pero lo que no se puede negar es que dicho individuo promociona excepcionalmente su ciudad y sus eventos, a los que su protagonismo y desatada verborrea, la mayoría de las veces insultante, los hace “únicos”. Estas y otras declaraciones ocasionan que se hable permanentemente de su capital y que ésta se venda convenientemente en los medios de comunicación nacionales, como lugar excelente y merecedor de una visita, manteniendo e incrementando el turismo interior. Este, sin duda, es el paso imprescindible para la promoción y reconocimiento internacional, que primero busca la excelencia a nivel nacional.

10

Pero del mismo modo, el ayuntamiento del Sr. León de la R. realiza un trabajo espléndido de difusión y expansión. No tiene dudas acerca de la importancia turística que ofrece su Semana Santa, muy al contrario, promociona generosamente la misma, relacionando, con inteligencia, una serie de eventos que, a pesar de que algunos no tienen apenas relación con las festividades y manifestaciones religiosas, se incluyen estratégicamente en el programa con el fin de otorgar más valor a las celebraciones y aumentar las opciones que puede ofrecer la ciudad a sus visitantes en esas fechas. De esta manera, se atrae a más turistas a la vez que se genera una imagen de gran actividad cultural, influyendo poderosamente en los medios de comunicación, que, como bien sabemos, se centran en los eventos más representativos e interesantes de las poblaciones que presentan las mejores ofertas y que resultan  interesantes de presenciar.

Y es que es relativamente sencillo. Primero, se debe contar con una base sólida como la existencia de interesantes tradiciones y desfiles profesionales; segundo, una alcaldía y concejalía competente y realmente comprometida con su trabajo; tercero, se perfilan y organizan pequeños eventos o se relacionan los ya existentes en un “programa especial de Semana Santa”; cuarto, se da cuenta de ello a los medios de comunicación con anticipación suficiente, mediante ruedas de prensa que destaquen: premios, exposiciones, presentaciones, carteles, conciertos, visitas guiadas y gratuitas, gastronomía, monumentos, rutas, etc., a la vez que se trata de conseguir la retransmisión en directo de una o más procesiones; quinto, se ofrecen paquetes y ventajas turísticas a las agencias de viajes nacionales e internacionales: descuentos, tarjetas turísticas, etc.; y sexto, se elabora un despliegue importante en la red de todo lo expuesto, que alcance con la debida antelación a los posibles visitantes, haciendo mención exhaustiva y reivindicativa de las múltiples costumbres, tradiciones y curiosidades existentes.

Actividades

Todas estas cuestiones las ha llevado “por el libro” el ayuntamiento de la “capital” de la comunidad. En primera plana de su página web y en lugar destacado, aparecía hasta el Domingo de Resurrección el enlace de su “Semana Santa 2013”. Este enlace contenía multitud de opciones para realizar en la ciudad, algunas ajenas a estas festividades, pero que conformaban una serie de expectativas para disfrutar de unos días libres, y con la posibilidad de adquirir la “tarjeta turística” que tantos beneficios ofrece. La eficacia en la gestión del ayuntamiento y la concejalía de cultura es sorprendente. A partir del lunes de Pascua, desaparece cualquier enlace a la Semana Santa, y se muestran los nuevos e innumerables actos y opciones que vuelven a “llenar” de actividad turística y cultural la ciudad después de estas fiestas.

Pero ese no es el único ayuntamiento preocupado por atraer y fomentar visitantes durante estas celebraciones. Como ejemplo, citaremos los más cercanos: Benavente, Palencia, Zamora, Medina del Campo, Burgos, Medina de Rioseco, Ponferrada, Astorga, …. Todos ellos promocionan e informan en la primera página de la web municipal sobre la Semana Santa de su localidad.

12

13

14

16

17

18

15

León es distinto. Ni una sola frase, ni una fotografía, ni un pequeño recuadro, dedica en portada de su página web el Ayuntamiento de León a su “Semana Santa Internacional”. Hay que rebuscar para encontrar un pequeño y antiguo artículo, para poder tener una mínima referencia a la Semana Santa de la ciudad. Por supuesto, no busque ofertas, eventos relacionados, tarjetas y descuentos especiales, ni nada por el estilo. Se muestra así la nula gestión sobre el tema de nuestro Ayuntamiento dirigido por D. Emilio Gutiérrez Fernández, alcalde la ciudad, y que tiene como responsable de la concejalía de turismo a D. Julio Cayón Diéguez.

Seguimiento realizado en la web municipal de León, para encontrar la promoción de la “Semana Santa 2013”

1.- En la portada: NADA. Hay que “pinchar” en “Tú ciudad”.

1

2.- Aquí encontramos una pequeñísima referencia a la izquierda.

2

3.- Al entrar en el enlace, un par de fotografías y un pequeño texto de generalidades. Abajo, un enlace para ….

3

4

4.- El programa de Semana Santa de … 2012!!

5

5.- ¿Como conseguir el programa del año en curso? Hay que volver al punto 1, “pinchar” en “Tu ciudad”, dejar el anterior enlace, e ir a “Portal Turístico de León”.

21

6.- Allí, por fin tenemos el programa actual y una pequeña referencia a las festividades. Todo un laberinto, para simplemente conseguir: el programa-horario de desfiles procesionales.
Por cierto, en estas fechas este enlace ya no existe, en cambió permanece, el “programa de 2012”!!!

25

El balance turístico ha sido el previsible. Se manuvo la ocupación hotelera, pero hay que tener en cuenta la desaparición y cierre de varios establecimientos hoteleros, con lo que resulta un claro saldo negativo en las visitas. La promoción y el futuro de la Semana Santa leonesa, sobrevive gracias a la difusión de los propios hosteleros y, sobre todo, al esfuerzo de las cofradías que están reemplazando la torpeza y la incapacidad de la concejalía, en definitiva del Ayuntamiento. Como consecuencia, la estadística del paro. El pasado mes de marzo, a pesar del descenso del número de parados a nivel nacional, principalmente debido a las contrataciones de la Semana Santa, León ha sido una de las provincias en las que ha subido el paro. Un triste balance.

lolo

Y es que hay que recordar a nuestro Ayuntamiento, que la Semana Santa es la gran celebración de la ciudad de León. De su gestión y crecimiento depende el desarrollo y progreso de la ciudad. Es el gran motor económico para centenares de establecimientos que cuentan con esos días para salvar los beneficios del año. Pero también, es el escaparate donde se exhibe lo mejor de la ciudad y provincia: su excelente gastronomía, su diversidad, sus incomparables paisajes naturales, sus costumbres y tradiciones, su riqueza monumental y museística, etc.

Después de la nula gestión, ahora “volvemos” a los medios con el perpetuo tema: el Museo de Semana Santa. No se ocupan de su promoción y cuidado, y retornan a la eterna paranoia de la búsqueda de una posible ubicación para un incierto museo. El Sr. Cayón, concejal y, al parecer, coordinador municipal de la Semana Santa, “regresa” con el sempiterno asunto, además de declarar que las últimas celebraciones han sido “muy positivas” ¿?. Lamentable. Tan lamentable como la fotografía y texto que aparece en la página de la concejalía de  turismo del Ayuntamiento. Junto al domicilio, enlaces y un escueto y light texto, la fotografía en cuestión muestra a dos jóvenes turistas, con plano en la mano, entre casas encaladas, rejas en las ventanas, suelo empedrado, faroles en las esquinas, y frondosos árboles en la vía. Un ambiente … muy leonés.

Turismo

Estas son las muestras de la inoperancia, la holgazanería y la ineptitud de nuestros representantes, o como alguien les llama “los buscadores de dietas y promociones gastronómicas”. Esto último sí que suele resultar más interesante, porque te desplazas (cuanto más lejos mejor), tomas unos días de “vacaciones”, comes y bebes bien y gratis, te relacionas, sales en las fotos, en la televisión y, encima, cobras unas suculentas dietas. ¿La Semana Santa? Eso es trabajo, preocupación, tensión, ... Que trascurra rápido. Ahora, finalizadas las fiestas, burlamos a la opinión pública con el recurrido “museo”, seguimos utilizando el honorable apellido, ratificamos la eterna declaración de adicto y super-cofrade de la Semana Santa, realizamos alguna entrevista, volvemos a ser mantenedor de alguna ronda poética-lírica-pasional-etc., buscamos algún que otro viaje productivo, y a seguir con el cuento.

Sr. Cayón

Esta es la clase política que actualmente nos “gobierna”. Estos son los grandes gestores que hacen “buenos” a los anteriores componentes municipales, que dejaron las arcas y la ciudad en el caos y la ruina total. Evidentemente, esos contenedores están infrautilizados.


- Cartel "Semana Santa. León 2013".
- Varias imágenes páginas web municipales.
- Varias imágenes página web Ayuntamiento de León.
- Chiste gráfico del inigualable "lolo".
- Sr. Cayón.