lunes, 23 de febrero de 2009

El general Pavía y su caballo. Fin de la I República




Hoy se cumplen 28 años del intento de golpe de estado que protagonizó Tejero y una caterva de militares golpistas. No hay ninguna duda de lo ocurrido aquel 23 de febrero, ya que la “hazaña” se pudo observar y seguir casi en directo por televisión, no existiendo año que, por estas mismas fechas, los medios de comunicación lo recuerden mediante la difusión reiterativa del vergonzoso vídeo del suceso.


Las imágenes dejan bien claro como y quienes entraron en el Congreso de los Diputados, cual fue su actuación, y, prácticamente, todo lo sucedido en las largas horas que duró el intento de cambiar el régimen democrático existente.


Pero no siempre han estado las cosas tan claras; y si no que se lo pregunten al general Pavía que, junto a su caballo, tiene la desventura de haber entrado “virtualmente” en el Congreso de los Diputados el 3 de enero de 1874, llegando, según algunas "crónicas", a golpe de sable y a lomos de su equino, nada menos que al centro del hemiciclo, desalojando a todos los diputados que en aquel momento se encontraban en el lugar y poniendo de esta manera fin a la corta aventura de la I República.


La situación política española en aquel momento era catastrófica; la República había derivado a una situación federal caótica, agravada con una guerra carlista y el intento de independencia cubana. Emilio Castelar, presidente del gobierno en aquel momento, informa, en aquella sesión del día 2 de enero iniciada a las tres de la tarde, de la existencia de grandes dificultades en todos los rincones de España, generadas principalmente por el desconcierto y la peligrosa derivación del federalismo republicano, a un cantonalismo absurdo y calamitoso.


Se suceden los informes y los discursos, hasta que finalmente se realizan dos propuestas, una de apoyo y otra de censura al gobierno de Castelar. A las cinco de la mañana, catorce horas después del inicio de la sesión, se vota, y Emilio Castelar obtiene un resultado adverso. Inmediatamente el presidente del gobierno presenta la dimisión y solicita que no se levante el pleno hasta que se constituya un nuevo gobierno.


Después de un breve descanso, la sesión se reanuda a las siete de la mañana, ya estamos por supuesto en el día 3 de enero, y antes del comienzo de las votaciones para elegir nuevo presidente del ejecutivo entre las dos opciones propuestas: Castelar y el republicano exaltado Eduardo Palanca, el presidente del Congreso, Nicolás Salmerón, anuncia que ha recibido una “orden” del capitán general de Madrid, el general Manuel Pavía, para que se desaloje el Congreso de inmediato, enviando a las Cortes dos compañías de infantería, una batería de montaña y otras dos compañías de la guardia civil.


Los diputados se exaltan, se enfurecen, se envalentonan, se gritan ¡vivas! a la República, a la soberanía nacional, … Piden armas para defenderse, destituyen al general Pavía privándole de sus condecoraciones, y se animan para permanecer hasta la muerte en su escaño de diputado con el fin de defender la República Federal.


Los guardias civiles entran en el edificio indicando que, según ordena el capitán general de Madrid, se desaloje de inmediato el edificio del Congreso. Nuevamente, los diputados se enaltecen, vociferan, vuelven los ¡vivas!, increpan a los guardias. Se oyen los primeros disparos … Los valientes diputados dejan a la carrera sus escaños y huyen por todos los rincones, saltando por las ventanas que utilizaron también los guardias civiles en el 23-F. El salón de sesiones, el hemiciclo del Congreso de los Diputados, queda desierto en el acto.


Mientras esto ocurría en el Congreso, el general Manuel Pavía no se había movido de su despacho en el Ministerio del Ejército, y su caballo, del que se llegó asegurar que era blanco, permaneció en todo momento en los establos.


Empleando la fuerza, el general Pavía disolvió de facto las Cortes Constituyentes y con ello puso fin a la I República, pero no estuvo presente en el golpe de estado. Ni él ni su caballo entraron en ningún momento en el hemiciclo del Congreso para desalojar a los diputados, como popularmente se aseguró, pero todavía hoy, después de más de cien años, se cita el hecho "inexistente" como ejemplo para indicar la rotundidad y lo basto de un acto.



Escena parlamentaria en el salón de sesiones (s. XIX).
Eugenio Lucas Velázquez.
General Manuel Pavía y Rodríguez de Alburquerque.
Emilio Castelar Ripoll. Joaquin Sorolla.
Nicolás Salmerón Alonso. Federico Madrazo.
Presencia guardias civiles en el Congreso.
El Coronel Iglesias, a las órdenes de Pavía, desaloja el Congreso.
Huida de los diputados.


9 comentarios:

Juan Duque Oliva dijo...

Que bien sabes contar la historia que se vive como algo fresco y con intensidad.

"Una pavía montá a caballo y en el congreso"

Yo creo que lo contaban a mala leche.


Saludos

Anónimo dijo...

¡Qué valientes los diputados! En el fondo, hombres ...
Y que valientes los soldaditos con sus sables y mosquetones.
Por lo demás, otro "dicho" que se nos cae, y el pobre Pavía en la oficina.
Muy buena, comparativa y curiosa la aclaración del suceso. Un saludo

Leodegundia dijo...

En realidad lo que no quería era un gobierno federalista, era partidario de la idea unitaria, por ello reprimió el cantonalismo andaluz y los núcleos carlistas en Navarra y apoyó a Castelar cuando la votación le fue adversa.
La verdad es que la historia de nuestro país está llena de revueltas como esta. Tenemos la mala costumbre de hablar demasiado y gritar demasiado y pensar poco, quizás algún día nuestros representantes sepan hablar sin llegar a los gritos ni los insultos.
Buen fin de semana.

Sabor Añejo dijo...

A algunos les gusta ver los toros desde la barrera y aún así se les imponen honores.

Muy buena entrada, la historia me fascina y todo lo que pueda aprender de ella me parece poco.

Saludos

Anónimo dijo...

¿Cómo es posible que este tipo de mentiras se mantengan durante mas de 100 años?
Hasta he oído alguna vez a políticos actuales, hablar del golpe de estado de Pavía y su entrada a caballo en el Congreso.
Parece increíble este tipo de bulos históricos, ¿qué más habrá por ahí?

fonsado dijo...

Es verdad. Después de más cien años la historia se repite y, en este caso, es una muy mala costumbre.
Hay que esperar que el suceso de Tejero sea el último, y así se recuerde dentro de mucho tiempo.
Lo del general Pavía, su sable y su caballo blanco, ha sido una anécdota para recordar el detestable acontecimiento del 23-F.

Saludos a todos.

América dijo...

INTERESANTISIMO!!!!,AUN CUANDO SE ME ESCAPAN ALGUNAS COSAS POR CLARAS RAZONES,ME HA RESULTADO FASCINANTE,TODO LO QUE PUEDA LEER ME ENCANTA Y MAS SI ESTA TAM BIEN ESCRITO.

Anónimo dijo...

Efectivamente, lo del caballo ha sido una anécdota que ha perdurado a lo largo de los años, pero no es mas que un detalle con el que los republicanos resaltaban la "chulería" con la que el general dió el golpe de estado.
Como historiador, solo tengo que remarcar, que el golpe de estado como tal no se llevó a cabo por guardias civiles (lógicamente mandados por el general) como se dice, si no que el mismo Manuel Pavía y Rodriguez de Alburquerque fué el que entró en congreso de los diputados con una pareja de guardias civiles, (varias decenas esperaban fuera del hemiciclo) dispuestos a entrar si fuera preciso. Me atrevo a hacer estas afirmaciones, por haberme especializado en ésta etapa histórica.
Como anotación diría que se asocia al General con un caballo blanco por que fué un regalo de Isabel II (un pura sangre)y fué muy lucido por el Madrid de la época, regalo del que se hizo eco la prensa. y la confusión de el sable, creo que se refiere al bastón de mando del General, el cual lucía cada vez que tenía oportunidad. Hoy en manos de un coleccionista de entiguedades.

Anónimo dijo...

Efectivamente, eso tenía entendido y cualquiera que sepa de historia sabe que de ninguna manera con una llamada telefónica y con cuatro guardias civiles se dá un golpe de estado (ejemplo el 23F)

El General Pavía, fué amante de Isabel II y acudió en persona al congreso de los diputados para poner fin a la situación tan catastrófica que se vivía en España durante la República (dejando, eso sí al Caballito blanco en la puerta, que eso es de muy mala educación. ¿el sable?... eso no lo sé).

A muchos historiadores (sobre todo de ideas republicanas)les molesta reconocer la verdad, pero todos los que nos hemos interesado en este tema y hemos buscado en hemerotecas de esas fechas lo que pasó sabemos que: Manuel Pavía y Rodriguez de Alburquerque entró con UNA PAREJA de guardias civiles en el hemiciclo y que en pocos minutos y con contados disparos al techo terminó con la República. La historia es la historia y si somos estrictos en nuestras investigaciones sabremos la verdad.

Fascinante tema